VERSOS – RELATO EN PROSA
Noche triste. Amarga sonrisa tras la tenue estampa de tu figura enamorada. ¿Dónde estás? Me pregunta el alma angustiada y tendida en el campo floreado del amor perdido.
Mi voz calla en el silencio del camino. Mis labios humedecen y de mis ojos, caen amarguras de no tenerte. ¿Dónde están los colores del jardín con flores? ¿Dónde se encuentra el rocío de la mañana que alimenta pasiones doradas?
Preguntas que lanzan los vientos y responde el eco de una felicidad altanera y diluida en la esperanza callada.
Los pétalos hablan, tímidos y atemorizados, mientras la luna canta en la noche estrellada.
Los árboles lloran con sus caídas ramas al escuchar esta balada y hasta la hormiga siempre ocupada, se para al sentir el dolor de mi garganta.
Más no quiero que de mis lágrimas se formen ríos que lleguen a la mar salada. Mi grito ya cansado, hace llorar a la encina que siempre me ve en el sendero al alba. Cuando el sol se va alejando con sus rayos en la explanada, me siento en el camino buscando tu sombra, tus ojos y tu cara soñada.
Y siento que estás conmigo, que me abrazas, que caminamos cogidos de la mano buscando la felicidad anhelada. Y cuando te miro, no veo nada. Solo la amarga sonrisa de un sueño escondido en mi almohada.
¿Qué me falta?
¿Qué siento
en la soledad
de mi morada?
Tu voz
y tu aliento,
tus ojos,
tu cuerpo,
el calor de tu ser
y el beso
al amanecer.
Mis lágrimas
aún te buscan,
se pierden
en el silencio
de la noche callada
y mis versos
cantan canciones
en la madrugada.