A tres meses de la sanción de la reforma constitucional impuesta por el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, integrantes del Tercer Malón de la Paz iniciaron una huelga de hambre en el Congreso Nacional. El Poder Legislativo sigue sin tratar el pedido de intervención federal y la Ley de Propiedad Comunitaria Indígena. Solo dos diputados recibieron a los representantes de los pueblos originarios.
Por Mariángeles Guerrero
El 20 de junio pasado, el gobernador Gerardo Morales ―con el aval del Partido Justicialista provincial y en medio de un fuerte operativo represivo― sancionó de manera inconsulta una reforma de la Constitución jujeña que contradice la Constitución Nacional y acuerdos internacionales como el Convenio 169 de la OIT, de protección de los derechos indígenas. Tres meses después, la lucha continúa en el norte del país y en la Ciudad de Buenos Aires. Este martes se realizó una movilización a la Legislatura de Jujuy y los pueblos originarios organizados en el Tercer Malón de la Paz iniciaron una huelga de hambre frente al Congreso de la Nación. «Estamos soportando el frío, el viento y la lluvia pero con dignidad, de pie, y vamos a continuar hasta que caiga la reforma y Morales vaya preso», afirma José Cuenca Cruz, del Pueblo Kolla.
El Congreso de la Nación volvió a sesionar esta semana, con la quita del impuesto a las ganancias como tema principal. Sin embargo, y pese a las múltiples notas presentadas ante las dos cámaras por parte del Tercer Malón de la Paz, las principales demandas vinculadas a la situación de los pueblos originarios y a la defensa de los territorios jujeños ante el avance del extractivismo, no están en el temario. En concreto, se reclama la intervención federal de esa provincia y la sanción de una Ley de Propiedad Comunitaria Indígena, que reconozca el derecho a la tierra para las comunidades.
La huelga de hambre en las puertas del Congreso comenzó ayer y, diez horas después de iniciada, sólo tres diputados (Juan Marino y Lía Caliva, del Frente de Todos y Alejandro Vilca del Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad) se habían acercado al lugar de la protesta para dialogar con las comunidades.
Aide Gutiérrez, de la comunidad de Rodero, de Humahuaca, e integrante del Tercer Malón, señala: «Cuando llegamos a Buenos Aires, el 1 de agosto, pensamos que aquí íbamos a conseguir Justicia, pero no. Las puertas están muy cerradas, tanto de la Justicia, como del Poder Legislativo y Ejecutivo”. Hasta el momento, el Tercer Malón de la Paz no fue recibido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación ni tampoco por el Congreso, a excepción de los diputados Marino y Vilca.
«El Congreso tiene que cumplir sus funciones, porque para eso fue elegido»
María Eugenia Talavera, integrante del Tercer Malón, se refiere a la necesidad de ser recibidos por todos aquellos legisladores que manifiestan su apoyo a Jujuy. «Nosotros siempre hemos trabajado mirándonos a los ojos. Entonces deseábamos verlos a cada uno de ellos, mandarle a nuestro pueblo, a nuestras comunidades, las fotos con ellos. No con uno o con dos, sino tener una foto que muestre quiénes están con nosotros. Pero no surgió eso». Ante esta situación, advierte: «Ellos sabrán lo que el pueblo les puede responder el día de mañana, cuando vayan a nuestra provincia a pedir el voto».
Para Cuenca Cruz, la lucha jujeña dejó a la vista que «el sistema republicano no atiende a las demandas de la gente». Argumenta que «esta forma de poder vertical no funciona porque el Congreso Nacional no nos está dando respuestas». Y demanda: «El Congreso tiene que cumplir sus funciones, porque para eso fue elegido. Si no van a ser útiles a sus representados, que se dediquen a hacer negocios, porque la política es para hacer servicios, no negocios».
Ante la situación de un Congreso poco receptivo a los reclamos, Gutiérrez expresa: «Les pedimos que tengan un poco de humanidad, de solidaridad y de empatía. En el Congreso saben lo que está pasando en Jujuy, pero no quieren involucrarse. Y si no lo hacen, serán cómplices de lo que pueda ocurrir con el pueblo jujeño. Les pido que sesionen e intervengan la provincia para que podamos vivir en paz».
«Vivir en paz» implica que en Jujuy protestar no sea sinónimo de ser perseguido o penalizado y que los bienes comunes sean para las comunidades y no para las empresas multinacionales de extracción del litio. A tres meses de la reforma, la represión continúa. «Morales mandó a reprimir a todos los que estaban manifestándose en las rutas, especialmente en la zona de Purmamarca. Apostó a toda la policía provincial sobre las rutas 9 y 52 para que no podamos reclamar por nuestros derechos, cuando él violó la Constitución Nacional y el Convenio 169», relata Gutiérrez.
Hasta el momento, el reclamo del Tercer Malón de la Paz consiguió que el Gobierno nacional creara por decreto 435/223 la «Comisión de investigación, de análisis y recepción de datos sobre la violencia institucional en la provincia de Jujuy». El objetivo de la comisión es que la información relevada sea enviada a la Corte Suprema de Justicia y al Congreso. Sin embargo, la comisión está aún en proceso administrativo de conformación. Sus integrantes serán especialistas en derechos humanos y pueblos indígenas, como Diana Lenton, Eduardo Barcesat y Adolfo Pérez Esquivel. Mientras tanto, el diálogo con el Ejecutivo continúa a través del ministro de Justicia y Derechos Humanos, Martín Soria, y del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla.
Mientras tanto, el malón mantiene reuniones con las víctimas del terrorismo de Estado de Bolivia, durante el gobierno de facto de Jeanine Áñez y con víctimas de la represión del gobierno peruano de Dina Boluarte.
Tres meses de lucha, desde Jujuy a la Capital
El Tercer Malón de la Paz replica la experiencia del Malón de 1946 y de 2006, que reclamaron por la posesión de las tierras de las comunidades indígenas. A mediados de julio, el Tercer Malón de la Paz partió desde distintos puntos de Jujuy. A él se unieron pueblos originarios que habitan diferentes provincias del país. Pero la permanencia en la ciudad de Buenos Aires no es fácil. “Hemos recibido mucha discriminación”, dice Gutiérrez, que es la primera vez que visita Buenos Aires. Y agrega: “Quiero que sepan que somos tan argentinos como todos y merecemos los mismos derechos que todos, somos jujeños y la provincia de Jujuy también existe”.
Desde que llegaron a la Ciudad de Buenos Aires e iniciaron la vigilia frente a la Corte Suprema, el gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta impidió que el Tercer Malón coloque baños químicos o carpas para guarecerse de las lluvias o del calor. En medio de esa situación de precariedad impuesta, la falta de respuestas se acentúa. “Si en Jujuy no tenemos justicia, acá tampoco la tenemos. Iremos por las vías internacionales para que haya justicia para nuestra provincia”, dice Gutiérrez. Y añade: «Ahora pude ver con mis propios ojos y vivir en carne propia cómo es la Justicia. Estar todos los días acá me da mucha fuerza para luchar con todos mis hermanos. Jujuy resiste y queremos que caiga esta reforma y que se respeten los derechos».
María Eugenia cuenta cómo se organizaron en diferentes comisiones (articulación, comunicación, cultura, salud, jóvenes, mujeres y legales) para continuar la lucha. “Estamos aportando ideas, pensando entre todos cómo llegarle a este Congreso, que el pueblo eligió pero lamentablemente no tienen ánimos para recibirnos como jujeños”, comenta.
«Es un desafío para nosotros estar en la Capital, pero sabemos que aquí es donde vamos a encontrar la solución porque en Jujuy no tenemos ninguna protección. Hoy en Jujuy hay un Estado no democrático y si volvemos, no sabemos si vamos a llegar a nuestras casas. Lo que sí tenemos muy claro y lo decimos en las asambleas de cada mañana, es que de acá no nos vamos sin una respuesta para nuestro pueblo«, subraya.
La malonera señala: “Nos reconocemos como defensores de la naturaleza y de la soberanía argentina”. Apunta que los ejes de esta lucha son la solidaridad, el vínculo con la tierra y la reconstrucción de las raíces familiares. “La paz del Tercer Malón es una paz de reestructuración de nuestras familias y hacerle ver a la sociedad argentina que hay distintas formas de llevar la vida, sin dañarla, sin dañar la naturaleza”, explica.
“Todos los días recordamos, en cada canción, en cada encuentro, aún en cada desacuerdo, que el Malón es una escuela para nosotros, porque es lo que hicieron nuestros abuelos. El primer malón reclamó tierras para todos, no sólo para Jujuy. Al Tercer Malón le toca enfrentarse a la minería”, afirma.
Cuenca Cruz califica lo que se vive en Jujuy como una dictadura: «Es una continuidad del poder colonial». Y explica: «Lo que estamos haciendo con nuestras demandas es interpelar a la representación política republicana. Pero está quedando al descubierto que no está al servicio del pueblo, que es una autoridad egocéntrica». Ante la pregunta sobre la propuesta del Malón al respecto, responde: «Nosotros compartimos asambleas todas las mañanas para tomar decisiones políticas. Todas las personas que son meloneras participan de la reflexión, el debate y el consenso. Es un modo de administración del poder que llamo poder comunitario. Es una alternativa que puede tomar la sociedad en su conjunto».