Las paredes de Bogotá están vivas otra vez con las pintadas que se han tomado los muros de algunos barrios de la capital colombiana en este día. Nuevamente una parte de sus paredes se llena de arte vagamundo y de comunicación ciudadana expresada a través del grafiti.
por Iñaki Chaves
El Acuerdo 625 de 2015 del Concejo de Bogotá, D.C., durante la alcaldía del actual presidente de la República, estableció el 31 de agosto como el día del arte urbano en la ciudad, pasando a denominarse, por acuerdo de 2023, día del Arte Urbano Diego Felipe Becerra Lizarazo en homenaje al joven grafitero, alías Trípido, asesinado por un policía el 19 de agosto de 2011 mientras pintaba las paredes del puente de la avenida Boyacá con la calle 116. La finalidad del decreto municipal es reconocer el valor del grafiti en sus diversas manifestaciones, siendo tal celebración “un espacio propicio para el encuentro y diálogo ciudadano en torno a este tipo de arte”.
En paralelo se ha desarrollado el encuentro “Ciudades que hablan”, un simposio internacional sobre arte en el espacio público organizado por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de la Alcaldía de Bogotá en el que, durante los días 30 y 31 de agosto y 1 de septiembre, se han llevado a cabo diversas actividades alrededor de tres ejes: transformación de territorios, derecho a la ciudad y experiencias de sostenibilidad. Contando para ello con el apoyo del Museo de Arte Moderno de Bogotá, de las universidades Central y Jorge Tadeo Lozano, del Centro Internacional Asosandiego y de la Organización de Estados Iberoamericanos.
Como parte de estas actividades, el Estado colombiano, en un hecho sin precedentes conocidos en el país, ha ofrecido un reconocimiento internacional y ha pedido perdón públicamente por la ejecución extrajudicial de Diego Felipe Becerra. Dando así cumplimiento al acuerdo de solución amistosa suscrito ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que exige también restituir el buen nombre del joven grafitero que no sólo fue asesinado, sino que se ocultaron y destruyeron pruebas por parte de miembros de la Fuerza Pública haciéndolo pasar por un “falso positivo”.
En el acto solemne, celebrado en el parque del Renacimiento de la capital, y al que asistieron, además de Liliana Lizarazo, madre de Diego Felipe, y Gustavo Trejos, director de la Fundación Trípido, el general William R. Salamanca, director general de la Policía, Iván Velásquez, ministro de Defensa, y José David Riveros, secretario de Gobierno de Bogotá, el presidente Gustavo Petro declaró que a Trípido “Lo mataron porque de una pared gris hizo un cuadro multicolor. Lo que tenemos que hacer en el tiempo que aún nos quede es explotar los muros de múltiples colores, y las voces de múltiples colores y los pensamientos de múltiples colores, todas las esquinas de múltiples colores”.
Bogotá se viste de arte vagamundo, pinturas errantes que llenan de vida los tristes muros muertos para seguir luchando por la paz y la reconciliación.