Países tanto de África como del Caribe, que han sido o siguen siendo colonias británicas, conmemoran cada 1 de agosto el Día de la Emancipación, recordando la aprobación en 1834 de la Ley de la Abolición de la Esclavitud en el Imperio Británico y todas sus colonias.
Aquel documento no trajo consigo la liberación de los esclavos ni la reparación de las víctimas que, de hecho, sigue sin ser una realidad a día de hoy. De hecho, el documento comprometía un pago por 20 millones de libras para indemnizar a los dueños de esclavos y, por si fuera poco, estableció que los propios esclavos pagaran 27 millones de libras a sus propietarios y, si querían emanciparse, a pagar el 50% de su emancipación. Pagar para ser libres.
El pago era de tales dimensiones que recién en el año 2015 los pueblos caribeños lograron concluirlo. A partir de aquel momento y hasta hoy, las colonias inglesas del Caribe demandan la devolución de ese monto. Una Comisión de Reparaciones, constituida por los países del Caribe, trabaja desde el año 2013 para lograr la retribución de todo el monto entregado, entre otras acciones de reparación a la víctimas.
Las huellas de la esclavitud siguen en el mundo contemporáneo y una de sus expresiones es el racismo. De acuerdo con declaraciones de la Relatora Especial de Naciones Unidas para el Racismo y la Xenofobia: «el clima hostil se aplica no sólo a los inmigrantes irregulares, sino también a las minorías raciales y étnicas que están en situación regular, así como a muchos británicos que tienen reconocida su ciudadanía desde la época colonial».