Uno de los incentivos más potentes de cambio en las civilizaciones es el clima, así lo fue hace un poco más de 20.000 años atrás cuando saliendo de la última glaciación, el clima del planeta cambió muy sustantivamente, áreas que tenían un patrón de lluvias mucho más alto como era el caso de Mesopotamia, Irán, Oriente medio, África en general, entraron en un proceso de desertificación paulatina que forzó la migración de miles de personas hacia diversas latitudes, algunas siguieron la franja climática que les acomodaba y migraron en ese caso hacia el norte, en conjunto con el retiro de los hielos hacia los polos, otros se quedaron pero tuvieron que cambiar su régimen de vida de nómades a agricultores, acercándose a los oasis que se iban formando, buscando nuevas tecnologías para la producción de alimentos y los que no cambiaron en nada sus patrones de vida, simplemente se extinguieron y ya no pudieron avanzar como civilizaciones hacia adelante.
Este fenómeno ocurrió en el pasado al parecer con los mayas, los sumerios, los egipcios y muchas otras civilizaciones que habían alcanzado una buena población y desarrollo, habían habitado su espacio con sus costumbres ya arraigadas durante miles de años, sin embargo, un cambio importante en las condiciones del entorno produjo una necesidad de innovación y readaptación tan fuerte que llevó a la población a adaptarse o morir, sin ser esto una figura literaria, sino una realidad.
Estos procesos no ocurren de la noche a la mañana, son procesos que pueden tomar 60-100 años o más.
El mundo natural se mueve en tiempos geológicos, pero constantemente, década a década en nuevas orientaciones. La civilización egipcia se fue diluyendo y desapareciendo en el curso de casi 2.000 años, estuvo presente casi 4.000, y tuvo un largo declive hasta la dilución total en otras civilizaciones, otras desparecieron más rápido y no tenemos muchos elementos para determinar razones específicas y solo quedan hipótesis, como en el caso de los Mayas donde en un siglo todo vestigio de su gran civilización con ciudades que se calcula fueron habitadas por cientos de miles de personas, se evaporaron y fueron consumidas por la selva. Otras civilizaciones como la Sumeria, fue destruida por las migraciones de bárbaros que, en cosa de años, invadieron y destruyeron todo vestigio de babilonia y sus jardines colgantes y su cultura hace 4.000 años atrás.
Hoy, en el siglo 21, ¿cuántos de estos elementos tenemos presentes? Nuestra civilización occidental, principalmente económica ¿Qué amenazas enfrenta? Cambio climático es sin duda un tema, la ONU, ya no habla de calentamiento global sino de “ebullición global” un término que a nadie lo deja tranquilo y muy bien que así sea. ¿Cuántos lugares de nuestro planeta se volverán inhabitables debido al calor o falta de alimentos? Esto generará migraciones significativas, los 85 millones de personas que migraron en el año 2021 en busca de nuevos horizontes cambiando su vida, serán una pequeña proporción de lo que veremos en los próximos años, partes de África, Asia, Europa y América serán inhóspitas debido a la sequía y por consecuente, falta de alimento y espacio vital para trabajar.
Es un tiempo de cambios muy relevantes y si no se comprende la necesidad de re adaptarse a una nueva realidad y entender los cambios y sacrificios que será necesario hacer en el más corto plazo, nuestra civilización la va a pasar muy mal, eso quizás ya es un dato, la civilización occidental como la conocemos, deberá cambiar sustancialmente. En este momento es importante ocuparse y tomar decisiones radicales por nuestros nietos, cualquier cambio que hagamos hoy empezará realmente a tener efectos en 20 o 30 años más, o dicho de otro modo, hoy estamos en una tendencia de “ebullición global” que seguirá en la misma tendencia por los próximos años, por tanto nos enfrentaremos a situaciones de cambio y políticas que deberemos hacer y financiar y que parecerá no tienen efectos inmediatos y así será, son inversiones para mejorar el futuro, usando una cita muy común del pasado al referirse a la Ecología se refería a “por los hijos de nuestros hijos” hoy no puede ser más real. La medición de efectividad de cualquier medida deberá situarse en 20-30 años más adelante. Eso chocará de frente con la inmediatez que rige nuestros días, malas noticias para nuestros gobernantes, ánimo, será muy complejo gobernar.
Es necesario temer por el futuro y hacer individualmente, localmente y planetariamente cambios significativos. Se requieren cambios inmediatos y necesarios para detener el uso de combustibles fósiles.
Empecemos a reciclar de una manera significativa, en Chile hoy llegamos solo a menos del 10% del plástico generado en forma de reciclaje, tenemos nuevas leyes que entrarán en vigencia este año 2023, como la ley REP (responsabilidad extendida del productor) que apunta en el sentido correcto y deberemos como consumidores apoyar su implementación y las autoridades hacer lo suyo fiscalizando e implementando los controles de modo de obligar a su cumplimiento, con los nuevos costos asociados, pero realmente no queda tiempo para hacer nada distinto.
Del punto de vista de la tierra y su manejo, todos debemos hacer lo nuestro para agregar materia orgánica al suelo y reciclar los desechos orgánicos en las ciudades y en el campo, mejorar la producción de alimentos a nivel industrial y de manera individual, en cada jardín agregar y favorecer la adición de materia orgánica para captar dióxido de carbono del aire en el suelo, reduciendo el efecto de los gases invernadero. Eliminar la quema de rastrojo de los campos que liberan grandes cantidades de CO2 al aire y buscar las maneras de incorporar esos residuos al suelo, en base a un esquema de rotación de cultivos.
Es sin duda implementar cambios que van en la dirección contraria de lo que se llamó la revolución verde, con altos usos de fertilizantes y rapidez en los cambios de cultivos, pero sin duda que el rumbo que ha tomado el mundo moderno desde el siglo 20 en adelante, nos debe enseñar que hay cosas que debemos modificar.
Hemos entrado de lleno en el Antropoceno, han declarado los científicos, en estos últimos 150 años el mundo ha cambiado su clima de una manera significativa, debido a nuestra acción, debemos tomar consciencia de aquello y hacernos cargo, o sea tomar cartas en el asunto e implementar medidas, elegir democráticamente a los dirigentes que tienen y apoyan medidas en este sentido de mejorar nuestro equilibrio en el largo plazo. El resto es llamar a un desastre largamente anunciado y por tanto es tapar el sol con un dedo, eso no ayuda a nadie y la evidencia de nuestras acciones es ya muy abundante.
Existen muchas oportunidades y necesidades a cubrir, para eso el desarrollo de las nuevas tecnologías de generación de energía y la acuicultura, que nos permita retirar nutrientes del océano como puede ser el cultivo de algas y mitílidos u otros peces y mantener un ambiente limpio, con el cuidado de las costas, manteniendo una abundante presencia de algas marinas en sus rocas que dan refugio a miles de peces y especies que limpian y oxigenan el mar son elementos muy importantes en el equilibrio general del planeta, estos ambientes costeros están hoy en día, ampliamente alterados por la sobreexplotación de los roqueríos, la basura que puebla el océano y la contaminación que llega liberada por los causes de agua que llegan al mar.
Finalmente, ahora ya contamos con herramientas nuevas de innovación que nos traerá la IA y estos nuevos recursos sin duda nos llevarán a ser mucho más eficientes en poder implementar rápidamente cambios que se requieren. Se necesita implementar equidad ambiental en el planeta, en cada país, eso tomará mucho tiempo de medidas e inversiones que ayuden a todas las comunidades, países y continentes que están muy rezagados y sufriendo por los efectos del cambio climático y que lo seguirán sufriendo en las décadas por venir, debemos lograr tomar las mejores decisiones en momentos que pueden ser muy caóticos y difíciles. Los tiempos de bienestar van a pasar por pruebas muy severas para muchos países y personas.