La noche del nunca más es mucho más que una novela. Es una experiencia que permite navegar, junto con la protagonista, por la incertidumbre, el dolor y la nostalgia provocada por un hecho inesperado que transforma la vida de manera drástica e irrevocable.
L., una mujer de cuarenta y dos años y madre de dos niños pequeños, despierta en medio de la noche. Un ruido ensordecedor inunda la habitación. “Debe ser R. lidiando con el insomnio, como siempre”, piensa. Sin embargo, tras unos pasos llega un golpe seco; él ha caído al suelo. Lo que parece una escena excepcional se transformará en una película que nadie querría protagonizar. Tras largas horas de espera bajo tubos fluorescentes y pasillos estériles, el equipo médico confirmará lo peor: su marido sufrió un ataque cerebrovascular y sus probabilidades de seguir con vida son escasas. Así inicia La noche del nunca más, una obra inclasificable, tan delicada como dolorosa, que narra –rompiendo el sentimentalismo de la frase hecha y el lugar común– el duelo, la rabia y las contradicciones de una mujer que ve frente a sus ojos el abismo. Heredera de la tradición de hacer de la vida una materia literaria, la narradora encuentra en la literatura, el cine y la música un refugio y una manera honesta de sobrellevar el dolor y la incertidumbre, y de revisitar el accidente que ha puesto en jaque su matrimonio.
En su cuarta novela, la periodista Lyuba Yez se aventura con una obra valiente y brutal, donde el minuto a minuto de una experiencia extrema toma al lector para no soltarlo. Es un relato honesto, crudo, real y doloroso hasta la última página. Un testimonio impecable que no se guarda nada y que nos transparenta la experiencia de una mujer que, frente a la enfermedad sorpresiva de su marido, se transforma en su cuidadora.