Ecuador vive días de conmoción y desconcierto, luego del asesinato del candidato presidencial, Fernando Villavicencio, ocurrido en la capital el pasado 9 de agosto, a solo una semana media de las elecciones generales convocadas por el presidente Guillermo Lasso, quien dejará el cargo dos años antes de concluir su período. En medio de su indolencia, el gobierno y la policía no logran ofrecer al país explicaciones sobre este acontecimiento, que ha impactado en la conciencia pública, aumentando la confusión y temor ante la agudización de la violencia criminal de los últimos años, protagonizada por bandas vinculadas al crimen organizado transnacional.

Villavicencio, con antecedente sindical en la industria petrolera, ganó presencia pública en la última década como contradictor del gobierno del ex presidente Rafael Correa, con la bandera de la anti corrupción. En los dos últimos años, como asambleísta, se alió al Gobierno neo liberal del Presidente Lasso, siendo reconocido como su candidato para las actuales elecciones.
Diversos factores explican el cambio que ha sufrido Ecuador en las dos últimas décadas para convertirse en un centro de operación y conflictos de mafias organizadas, señala el investigador Pablo Ospina de la Universidad Andina. Por una parte, la “dolarización”, de inicios de siglo, constituyó un escenario favorable para el lavado de activos, proveniente del dinero del narcotráfico. En segundo lugar, a raíz del “acuerdo de Paz” con las FARC en Colombia, en 2016, se produjo la multiplicación de grupos mafiosos armados, vinculados al tráfico, que empezaron a intervenir y competir en Ecuador. Las catorce masacres carcelarias, ocurridas en los últimos años, con cerca de quinientos muertos, se explican en este contexto de conflictos de los carteles internacionales por control de territorios, puertos y rutas.

Ante este momento de tensión, se especula sobre los efectos que podrá tener este acontecimiento en el contexto pre electoral y sobre la incidencia en el rumbo que pueda tomar el país, en un futuro de gran incertidumbre. Algunos sugieren el aplazamiento de las elecciones, los candidatos de la derecha ofrecen soluciones inmediatistas basadas en la represión y amplios sectores de la población y organizaciones sociales hacen sus llamados por la paz y la democracia