Por Nadia Schwarz
Mientras que en el canal de Panamá quedaron en un atasco cerca de 150 barcos a causa de una sequía sin precedentes, Rusia está desarrollando activamente la Ruta Marítima Septentrional. La legendaria ruta cuya exploración costó tantas vidas y esfuerzos durante siglos de la historia de hazañas humanas se ve ahora como una alternativa de gran interés para el comercio internacional y hace su aporte en la construcción de un nuevo mundo multipolar.
Historia
A lo largo de toda la costa septentrional de Rusia, se extiende por los fríos mares la ruta más corta de Europa al Extremo Oriente. Dominada en parte todavía en el siglo XIII por los pomoros, el pueblo antiguo ruso de navegantes nada peores que los vikingos, la Ruta Marítima Septentrional se convirtió en el símbolo de superación de limitaciones climáticas y humanas, donde fracasaron unos y salieron exitosos otros, pero todos hicieron su aporte, logrando una gran victoria común: ingleses, suecos, noruegos, alemanes y, por supuesto, rusos.
La Ruta Marítima Septentrional fue recorrida por primera vez en una sola navegación por la expedición de Otto Schmidt, científico soviético, en 1932 en el rompehielos a vapor «Alexander Sibiryakov». La primera operación de transporte, viaje de carga en tránsito de los buques madereros de Leningrado a Vladivostok se realizó del 8 de julio al 9 de octubre de 1935.
Los primeros pasos en el desarrollo de la Ruta Marítima Septentrional fueron percibidos tanto en el país como en el extranjero como una hazaña, y los exploradores polares que regresaban de sus expediciones estaban rodeados del mismo halo de admiración que los primeros cosmonautas unas décadas más tarde. Tras la culminación con éxito de la operación de rescate de personas del barco «Cheliuskin», los pilotos que participaron en ella se convirtieron en los primeros en recibir el título de Héroe de la Unión Soviética, y el rompehielos «Krasin» se hizo famoso por rescatar a la expedición italiana dirigida por el general Umberto Nobile, que se había estrellado en su dirigible en el Ártico cuando se dirigía al Polo Norte.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Ruta Marítima Septentrional se utilizaba para escoltar a los buques de guerra de la Flota del Pacífico hasta el mar de Barents. A través de los puertos árticos la flota se abastecía de carbón, la industria militar — de níquel, cobre, madera. Los transportes se realizaban a menudo frente a la aviación enemiga, submarinos y buques de superficie, en aguas costeras minadas. Las comunicaciones árticas estaban protegidas por la Flota del Norte, el transporte marítimo se realizaba mediante un sistema de convoyes marítimos. Cientos de barcos viajaron por la Ruta Marítima Septentrional, unos 170 de ellos en convoyes. Se transportaron más de 4 millones de toneladas de diversos cargamentos. La Ruta Marítima Septentrional se utilizó también por los aliados que, en el marco del programa de préstamo y arriendo, entregaban a la URSS las mercancías que necesitaba la población en la lucha contra la agresión alemana.
La nueva etapa del desarrollo de la Ruta Marítima Septentrional inició el 3 de diciembre de 1959 con la puesta en marcha del rompehielos «Lenin», primogénito de la flota rusa de rompehielos a propulsión nuclear. Esto hizo posible que la navegación por la ruta no cesara durante todo el año. Gracias a este gigante que durante 30 años guió por los mares árcticos 3470 barcos, la velocidad del viaje aumentó considerablemente, reduciéndolo a 18 días aproximadamente.
Actualidad
El cambio climático, que ha afectado a la mayoría de las regiones de la Tierra en las últimas décadas, también ha afectado a la capa de hielo del planeta en el Ártico. Sin embargo, esto ha tenido un cierto efecto positivo: ha hecho que el transporte marítimo en los mares septentrionales sea más seguro y menos costoso.
El conjunto de factores convierte la ruta norteña hoy en día en una de las rutas más prometedoras para el comercio internacional.
Entre las ventajas de utilizarla para el transporte de tránsito se encuentran: ahorro de combustible gracias a las distancias más cortas, reducción de los costes de mano de obra para el personal y disminución del coste del flete del barco, ausencia de pagos por el paso de los barcos (a diferencia del Canal de Suez), ausencia de colas y atascos (como en el caso del Canal de Suez), ausencia de riesgo de sequía (como en el caso del Canal de Panamá), ausencia de riesgo de ataques piratas, seguros más baratos.
Al mismo tiempo, Rusia, bajo la presidencia de Vladimir Putin, se ha esforzado mucho por desarrollar la Ruta Marítima Septentrional. Por ejemplo, a mediados de la década de 2010 el país contaba con cuatro potentes rompehielos de propulsión nuclear y en los astilleros rusos se construyeron tres nuevos buques que son los rompehielos más potentes jamás construidos.
Rusia cuenta con enormes reservas de uranio y otros elementos radiactivos, extrae y enriquece su propio uranio, que se utiliza en los reactores de sus rompehielos nucleares. Esto significa que su flota es prácticamente independiente de cualquier cambio en el mercado mundial del combustible utilizado para los motores de los buques convencionales.
En junio de 2023, el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, declaró que en los próximos 13 años se invertirían unos 2 billones de rublos (21 250 mil millones USD) en el desarrollo de la Ruta Marítima Septentrional. Esto incluye la construcción de 50 rompehielos y buques de clase hielo, puertos y la creación de una constelación orbital de satélites.
Perspectivas
Los beneficios del desarrollo de la Ruta Marítima Septentrional para la propia Rusia son bastante claros. Sin embargo, es muy rentable no sólo para la propia Rusia y China que ya la usa, sino para los países de la Unión Europea, Japón, Corea del Sur, los EE.UU., Canadá y hasta África y el resto del mundo. O sea, estamos hablando de un nuevo corredor logístico de importancia global.
Veamos, como uno de los ejemplos, el caso de la UE.
En la actualidad, uno de los mayores socios comerciales de la UE es China. Según los datos de las aduanas chinas, en 2022 el volumen total de comercio entre estos países ascendió a 847.000 millones de dólares, además, hay otros países de la región Asia-Pacífico con los que Europa comercia activamente, como Japón y Corea del Sur.
Para llegar desde los puertos del norte de Alemania o desde la costa este de Gran Bretaña hasta China por la vía tradicional del Canal de Suez, un barco tendría que navegar unos 23 mil kilómetros, mientras que la Ruta Marítima Septentrional tiene unos 14 mil kilómetros. Es decir, el camino a través de los mares árticos es aproximadamente un 40% más corto y, en consecuencia, el consumo de combustible y la duración del flete del buque también serán mucho menores, lo que en última instancia repercutirá en el coste de las mercancías. Y esto es especialmente importante ahora, cuando la agencia estadounidense Bloomberg escribe que en 2024 toda Europa se verá afectada por una crisis, a consecuencia de la cual el PIB de la eurozona caerá entre un 4 y un 5%.
Cabe mencionar que la Ruta Marítima Septentrional no tiene actualmente cuellos de botella como el Canal de Suez, por lo que quedan excluidos casos como el del portacontenedores Ever Given que en marzo de 2021 encalló en el Canal de Suez, bloqueándolo por completo. 8 días duró el problema y más de 450 buques se habían amontonado en el «atasco» frente a la entrada del canal. Según expertos entrevistados por la BBC, el accidente costó a la economía mundial casi 10.000 millones de dólares al día, y los precios de muchos productos subieron entre un 5 y un 10% en pocos días.
Así que no es de extrañar que muchas grandes empresas se interesaran por la posibilidad de transportar mercancías a través del Ártico.
Es de esperar que el desarrollo de una infraestructura de semejante envergadura y potencial llame la atención y le cause molestia a la hegemonía mundial representada por los Estados Unidos que por medio de las sanciones trata de asfixiar la economía rusa. Además, debido al aumento de las actividades marinas de la OTAN en las zonas árticas, el gobierno ruso tuvo que establecer ciertas reglas de seguridad para los buques militares extranjeros, cosa que causó severas críticas por parte de Canadá y los EE.UU.
Sin embargo, uno de los principios de desarrollo del la Ruta Marítima Septentrional dice lo siguiente: el Ártico es un territorio de paz y concordia. Qué sea así.