Se cumplen 50 años de la fiesta en el Bronx que dio inicio al género musical que cambió para siempre la historia de la música popular. Un recorrido por la evolución de los primeros años del hip-hop y su impacto actual.
Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta (*)
El 11 de agosto de 1973, en una fiesta en el número 1520 de la Sedgwick Avenue de New York, un DJ desconocido fuera del Bronx, llamado Kool Herc, hizo lo que nadie antes había hecho: alargó un beat instrumental y mientras la gente bailaba más tiempo, empezó a rapear sobre la pista. Era la fiesta de vuelta a clases de su hermana, pero no fue una fecha más. Había nacido un género que revolucionaría para siempre la cultura popular y cuya influencia se extendería hasta el día de hoy.
Lo de DJ Kool Herc aquella noche sólo puede ser comparable con otros momentos fundacionales de la cultura de masas del siglo XX, como cuando Elvis Presley tocó, casi jugando, una vieja canción de r&b llamada That’s allright mama ante la atónita mirada de Sam Philips en Sun Studios de Memphis.
Clive Campbell, el nombre de nacimiento del DJ, era de origen jamaiquino, sus raíces fueron clave a la hora de la arquitectura del sonido del género. La idea del DJ (o “selector”) y del rapero (“toasting”) venía de la tradición de los sound system del reggae que sonaba en las fiestas jamaiquinas. Herc era conocido por una técnica donde alargaba algunas partes de los discos de funk para que se pueda bailar más tiempo en la pista, lo que sería conocido como “breakdancing”, ya que esa parte de los discos se conocía como “the break” o “breakbeats”. Se trata de un movimiento tan amplio que es imposible encorsetar a algunos elementos.
Para el legendario rapero Afrika Bambaataa, la fecha del nacimiento del hip-hop está disputada: «Fue el 12 de noviembre de 1974, cuando decidimos llamar hip-hop a toda esta cultura. El hip-hop va incluso más allá, pero decidimos llamarlo hip-hop como cultura, es decir, con los b-boys, las b-girls, los MC, los grafiteros y los DJ, y ese quinto elemento que lo mantiene todo unido. Esa es la fecha en la que decidí que deberíamos nombrar esto como una cultura completa y comenzar a movernos desde allí. Noviembre era la época en la que la gente solía hacer fiestas adentro, en los centros o gimnasios comunitarios, o en muchos de los clubes internos que teníamos y donde la gente venía y se divertía. Todos se juntaron y se pusieron manos a la obra con la música hip-hop que tocaban todos los grandes pioneros de la época”.
Sin embargo, el consenso tanto entre los historiadores como los fans del género es que, ya en agosto del 73, estaban ahí todos los elementos que harían del hip-hop lo que es hoy. Por supuesto, como en todo género musical, hubo una evolución que no se detuvo hasta la actualidad. No se puede pensar al género, de ninguna manera, ajeno a la rica y fecunda tradición de la música afroamericana. El gospel, el soul, el blues, el rhythm and blues, el funk, todo eso unido a los spoken words, los sermones de los predicadores religiosos, los famosos rants de Muhammad Ali antes y después de cada pelea, el famoso «trash talking» de los boxeadores y basquetbolistas callejeros.
Alí, considerado el más grande boxeador de todos los tiempos, incluso publicó -todavía con el nombre de Cassius Clay- un disco de spoken word en 1963 titulado I am the greatest, con algunos de sus famosos y divertidos monólogos improvisados. Por muchos, se considera un ejemplo primitivo de los antecedentes grabados de lo que luego sería el hip-hop, al igual que el single Here comes the judge de Pigmeat Markham, publicado en el 68, y sobre todo, The revolution will not be televised de Gill Scott Heron, del 71. Durante los años en los que el género todavía se encontraba en pañales, no había grabaciones, sino que todo se limitaba a rimas ingeniosas, pero bastante básicas, y breakbeats en fiestas en vivo, sin que nada trascendiera los límites de la jornada, salvo algunas grabaciones en vivo de esos eventos que eran repartidas entre fans y, sobre todo, los DJ o aspirantes a serlo dentro del barrio.
DJ Disco Wiz es considerado como el primer DJ del género en crear un mixtape en 1977. No fue hasta dos años después cuando, en 1979, Sugarhill Gang lanzara Rapper’s Delight, la primera grabación del género en alcanzar popularidad fuera de los confines de los barrios. Para comienzos de los 80, todos los elementos del género estaban bastante asentados e, incluso, se le sumaba la influencia de la música disco y de la electrónica. Como en el mismo Rapper’s Delight, que está construido a partir de un sample del hit de Chic, Good Times. En otro de los primeros singles del rap, Planet Rock de Afrika Bambaataa, por ejemplo, hay sampleos de Trans-Europe Express, de los alemanes Kraftwerk.
A medida que la tecnología avanzaba y se hacía disponible para cada vez más gente, el género evolucionó a pasos agigantados. El lanzamiento del mítico Roland TR-808 en 1980 permitía programar máquinas de ritmo y fue un paso más en este ciclo de crecimiento imparable. La estética de artistas como Jean-Michael Basquiat, el afrofuturismo de músicos de jazz como Sun Ra, los experimentos electrónicos de Miles Davis de finales de los 60 o las películas de blaixplotation con sus historias de proxenetas y pistoleros también fueron influencias claras en los primeros años del hip-hop. La publicación en 1982 del single The Message, del grupo Grandmaster Flash, marcó un antes y un después desde el punto de vista lírico. A partir de allí, el hip-hop pasó a ser la voz de los barrios y de las calles marginadas de los Estados Unidos.
En un contexto de creciente gentrificación, de persecución contra las comunidades afroamericanas con el trasfondo de la llamada “guerra contra las drogas” y las políticas neoliberales del gobierno de Ronald Reagan, las comunidades vieron disgregarse sus sistemas de contención y los viejos sueños de igualdad y fraternidad del movimiento por los derechos civiles o de posturas más radicales como la lucha de las Panteras Negras dieron paso al surgimiento de las pandillas y a una fragmentación autodestructiva que tan bien retratan películas de finales de los 80 y principios de los 90 como Do The Right Thing (1989), Boyz N’ Da Hood (1992) o Menace II Society (1993).
Es imposible nombrar a todos los artistas que explotaron en la década de los 80 y sentaron las bases para lo que vendría después. Pero gente como Run-DMC o los Beastie Boys -los primeros blancos en tener éxito como grupo de rap- fueron clave para llevar a la old school a una nueva era. Fue a mediados y finales de los 80 cuando el género entró en su era de álbumes y dejó de estar tan centrado en las fiestas o en los singles. En aquellos años nacería lo que se conoce como la “Golden Age” -era dorada- con artistas como los súper politizados Public Enemy, los más gangsteriles Boogie Down Productions, mitos vivientes como Eric B. & Rakim -considerados por muchos como el GOAT, el más grande de todos los tiempos de la historia del rap-, Big Daddy Kane -que en muchos aspectos prefigura a otra leyenda viva como Snoop Dogg- o los artistas del colectivo Native Tongues, De La Soul, Jungle Brothers y A Tribe Called Quest, entre otros, que introdujeron y profundizaron influencias del jazz y del movimiento afrocéntrico, con especial énfasis en la producción y la inmensa cantidad de samples. Esto provocó disputas legales que hicieron que, hasta el 2023, los discos de De La Soul -obras maestras absolutamente imprescindibles del género- no estuvieran disponibles en Spotify y otras plataformas de streaming.
Ningún estilo musical encarna tan bien la idea de ascenso social y una versión propia y retorcida del tan mentado «American Dream» como el hip-hop. La ostentación permanente como acto político. No se puede disociar al hip-hop de las joyas enormes y súper lujosas -el “bling-bling”-, la moda, las zapatillas, la ropa diferente y característica de cada región. Desde los conjuntos deportivos Adidas de New York a los kakis y las Nike Air Force 1 de California. El elemento “deportivo” y competitivo también es imposible de soslayar.
La revista estadounidense especializada en cultura hip hop-, Complex, por ejemplo, hace todos los años un ranking del “mejor rapero vivo”; en su web pueden consultarse los ganadores desde 1979, empezando por Grandmaster Caz hasta 21 Savage en 2022, pasando por leyendas de la talla de Run, LL Cool J, Chuck D, Rakim, Slick Rick, Big Daddy Kane, Kool G Rap, Snoop Dogg, Ice Cube, Dr. Dre, 2Pac, Biggie, Nas, Eminem -el único blanco considerado de manera unánime entre los GOAT-, Jay-Z o artistas más modernos como Kendrick Lamar, Drake o Tyler, The Creator. Todos ellos, y decenas de miles de raperos, productores, artistas plásticos, poetas, bailarines, DJ, grafiteros, hicieron y seguirán haciendo su aporte a una música que se encuentra en evolución permanente. 50 años no es nada. Aunque haya tanto.
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