Con el aporte de expertos en la temática y un llamado final a la acción concertada, se debatieron en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por primera vez las nuevas realidades a las que la comunidad internacional se ve confrontada con la llamada “inteligencia artificial”.

En su intervención el Secretario General Antonio Guterres remarcó que a pesar de su potencial para acelerar el desarrollo mundial y hacer realidad los derechos humanos, la IA puede amplificar los prejuicios, reforzar la discriminación y permitir nuevos niveles de vigilancia autoritaria.

Al mismo tiempo, subrayó la necesidad de “trabajar juntos por una IA que salve las diferencias sociales, digitales y económicas, no que nos separe aún más”.

Por su parte, Jack Clark, cofundador de Anthropic[1], señaló que, aunque la IA puede aportar enormes beneficios, también plantea amenazas para la paz, la seguridad y la estabilidad mundial debido a su potencial de uso indebido y a su imprevisibilidad, dos cualidades esenciales de los sistemas de IA.  Como ejemplos, mencionó que aunque un sistema de IA puede mejorar la comprensión de la biología, también puede utilizarse para construir armas biológicas.

Asimismo, por los riesgos que entraña su uso, el especialista previno enfáticamente sobre dejarla exclusivamente en manos del sector privado.  Sin la inversión en el desarrollo de sistemas de evaluación sólidos y fiables, advirtió, “la comunidad internacional corre el riesgo de entregar el futuro a un reducido grupo de actores del sector privado”.

Por su lado, el catedrático Yi Zeng, del Instituto de Automatización de la Academia China de las Ciencias, señaló que las actuales IA son herramientas de procesamiento de información que, aunque aparentemente inteligentes, carecen de comprensión real.  «Por eso, desde luego, no se puede confiar en ellas como agentes responsables que puedan ayudar a los humanos a tomar decisiones», subrayó.

El viceministro de Ciencias Avanzadas y Tecnología de los Emiratos Árabes Unidos Omran Sharaf declaró que los Estados miembros de la ONU deben establecer normas acordadas en común «antes de que sea demasiado tarde», pidiendo mecanismos para evitar que las herramientas de IA promuevan el odio, la desinformación y la desinformación que pueden alimentar el extremismo y exacerbar los conflictos.

A su vez, el representante de Ghana, subrayó que la comunidad internacional debe «limitar los excesos de las ambiciones nacionales individuales de dominio combativo».  Tras instar al desarrollo de marcos que regulen la IA con fines pacíficos, citó como ejemplo positivo el despliegue de esa tecnología por la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL), facilitó mejoras en el Índice de Paz Global 2022 de ese país, al tiempo que advirtió contra la integración de la IA en sistemas de armas autónomas.

El orador de Ecuador rechazó igualmente la militarización de la IA y reiteró el riesgo que plantean las armas autónomas letales.  «La robotización de los conflictos es un gran desafío para nuestros esfuerzos de desarme y un desafío existencial que este Consejo ignora por su cuenta y riesgo», advirtió.  Añadiendo que la IA puede contribuir o socavar los esfuerzos de paz, subrayó que «nuestra responsabilidad es promover y aprovechar al máximo el desarrollo tecnológico como facilitador de la paz».

El representante de China en el Consejo de Seguridad señaló que las bondades o perjuicios de esta tecnología dependen de cómo la humanidad la utilice y regule, y de cómo se encuentre el equilibrio entre el desarrollo científico y la seguridad. El desarrollo de la IA debe garantizar la seguridad, la conciencia del riesgo, la equidad y la inclusión, subrayó, e hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que anteponga la ética y garantice que la tecnología siempre beneficie a la humanidad.

Finalmente, James Cleverly, Secretario de Estado de Asuntos Exteriores, de la Commonwealth y de Desarrollo del Reino Unido, país que ostenta la presidencia del Consejo durante el mes de julio, intervino a título nacional para señalar que la IA podría mejorar o perturbar la estabilidad estratégica mundial, poner en tela de juicio supuestos fundamentales sobre defensa y disuasión, y plantear cuestiones morales sobre la responsabilidad de las decisiones letales en el campo de batalla.  Aludiendo por último a las oportunidades que esta tecnología ofrece, concluyó citando a William Shakespeare, en su obra Julio César: «Hay una marea en los asuntos de los hombres que, tomada a raudales, conduce a la fortuna».

 

Con información provista por Prensa de Naciones Unidas

[1] Anthropic PBC es una startup estadounidense dedicada a la inteligencia artificial fundada por ex miembros de Open AI y apoyada financieramente por Google.