PROSA POÉTICA
Estoy triste, sumida en una depresión. Avergonzada por lo que están haciendo conmigo. Durante millones de años he querido poco a poco transformar mí morada en un vergel lleno de biodiversidad, de vida en todos los ecosistemas que con tanto trabajo me ha costado formar. He dado colores y belleza. Rincones de ensueño y montañas que llegan a tocar el cielo. He creado millones de seres que tienen su función específica en el entramado planetario. Ciclos climáticos que se autoalimentan los unos con los otros, elaborando una red infinita que mantiene la savia vida de la existencia. He dotado a cada una de las especies, bien de flora o seres sintientes, los protocolos para sobrevivir y extenderse amando la unidad y formando cadenas unidas para que unos y otros alcancen su plenitud. He corregido los errores que he cometido y así poder seguir avanzando hacia la perfección. Sé que aún me queda algo de trabajo para terminar esta gran obra.
Pero mi camino ha sido truncado por una sola especie que se cree inteligente a todas las demás. Está destruyendo mi obra, violando mi intimidad, demoliendo los ecosistemas tan maravillosos que he creado a lo largo de millones de años, devastando los ciclos planetarios, las corrientes de los mares, quemando salvajemente el pulmón que mantiene el ciclo de la vida e ignorando a sabiendas de las leyes de la naturaleza que han sido creadas para mantener la tranquilidad de la existencia de todos los seres vivos. Se están vulnerando salvajemente los periodos que mantienen el equilibrio mismo de mi propia coexistencia.
Están cometiendo un grave error que caerá sobre ellos, pues las alteraciones que se están produciendo a nivel global a costa de mi sufrimiento, repercutirá en sus propias vidas y en la de las futuras generaciones. Los delitos que están cometiendo no van a quedar impunes. Las consecuencias de sus acciones irresponsables serán enormemente dantescas. No porque yo quiera impedirlo, sino porque quieren jugar a ser dioses, cuando son insignificantes comparados con la creación establecida y porque han querido jugar a romper las cadenas de unión de la vida. No los necesito. Si desaparecen, podré al fin descansar con la tranquilidad que me merezco tras millones de años de esculpir la obra más bella jamás creada en el universo.
La Tierra siente.
La Tierra sufre.
La Tierra tiembla.
La Tierra aclama.
Dulces pétalos
salen de sus labios,
dulces tallos
de lágrimas vacíos.
Ríos sin vida
cruzan por sus venas
y el fuego con ira
mata sin pena.
El hielo se funde
en gritos ahogados
y las palabras se hunden
en vil atentado.
La Tierra suspira.
La Tierra llora.
La Tierra grita.
La Tierra muere.
En los bosques inquietos
se escuchan sus llantos,
ramas caídas
de tristes cantos.
Los mares se calientan
y la vida se evapora,
aguas manchadas
de sangre en la aurora.
El aire enrarecido
cubre las ciudades.
Han olvidado
a la Tierra que suspira
entre sollozos amargos,
en acciones homicidas
de miedos y espantos.
La Tierra suplica.
La Tierra perdona.
La Tierra responde
con amor de madre.
La Tierra te mira.