Los días 17 y 18 de julio se celebraron en Bruselas dos cumbres latinoamericano-caribeñas: la primera, en los locales de la Unión Europea, para un encuentro entre presidentes latinoamericanos y dirigentes europeos (CELAC-UE).
La segunda, la «Cumbre de los Pueblos», se celebró en la VUB (Universidad Neerlandesa de Bruselas) y reunió a cientos de asociaciones, sindicatos y ONG para reflexionar juntos sobre soluciones fuera de los caminos trillados del neocolonialismo.
Los temas de la primera cumbre: Ucrania y el comercio
Tuvieron que pasar ocho años para que se celebrara una cumbre de este tipo entre los dirigentes de los 33 países de América Latina y el Caribe y la Unión Europea. En los imponentes edificios de las instituciones europeas, los intereses de los europeos no coincidían realmente con los de sus homólogos latinoamericanos. Mientras la Unión Europea trata de recabar apoyos para Ucrania, Brasil se ha negado a suministrar armas a este país o a imponer sanciones contra la Rusia de Vladimir Putin. El Presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha provocado controversia al afirmar repetidamente que la responsabilidad del conflicto es compartida, a pesar de que ha condenado la invasión rusa de Ucrania. Y países como Cuba y Venezuela han reiterado claramente su alianza con Moscú.
Por supuesto, el aspecto económico de los recursos sigue siendo prioritario en estas reuniones, y el litio, por ejemplo (presente en Argentina y Bolivia), sin el cual no se producirá la transición energética prevista por Europa, es de evidente interés para la Unión Europea. Argentina es uno de los principales productores mundiales de este mineral, y junto con Bolivia y Chile forma el «triángulo del litio», con casi el 56% de las reservas mundiales. A finales de junio, Bolivia anunció que China y Rusia iban a invertir 1.400 millones de dólares para abrir dos minas de litio en el país.
En vísperas de la cumbre, la jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock, realizó a mediados de junio una gira por la región (Brasil, Argentina, Chile y México), donde anunció un impulso de 10.000 millones de euros a la inversión europea a través de la estrategia «Global Gateway», destinada a contrarrestar la influencia del programa chino de la «Nueva Ruta de la Seda».
El Tratado de Mercosur sobre el comercio de productos alimenticios entre países, un acuerdo temido por los agricultores europeos, también está en el centro de las negociaciones.
La otra cumbre, la de los ciudadanos, agentes del cambio
Paralelamente a este encuentro, se celebró en los edificios de la VUB otra cumbre alternativa, la de los «pueblos», que reunió a un centenar de ONGs, sindicatos, asociaciones de agricultores y ciudadanos.
Miles de personas participaron en los paneles de debate y en las sesiones de intercambio de experiencias, que brindaron la oportunidad de informarse y actuar desde la base. Las prioridades fueron el cambio climático, la injusticia social y la necesaria transformación de las mentalidades.
Por la noche, en el Festival des Solidarités, pudimos cantar al ritmo de la música de Sindicato Sonico (México, Cuba, Honduras, Chile, España y Bélgica), César, Osvaldo Torres y Silvia Balducci (Chile, Francia, Bélgica, Italia), Ismaël Querales (Venezuela) y Animation Brésil (Brasil, Francia).
Entre estas diferentes actuaciones, se intercalaron mensajes de lucha y esperanza. Participaron del evento Jean-Luc Mélenchon (NUPES- Francia), Cristina Faciaben (sindicato CCOO, España), Hilal Sor (ABVV Métallos, Bélgica), Raoul Hedebouw (PVDA, Bélgica), Paula Polanco (Intal, Bélgica) y Jeremy Corbyn (Reino Unido).
Los presidentes de Bolivia, Cuba, Venezuela y Colombia también acudieron a prestar su apoyo a la fuerza viva de sus pueblos. Discursos conmovedores, puntuados por eslóganes gritados y cantados por la multitud… un ambiente cálido, vibrante de emoción y fuerza.
Escuché el discurso anticapitalista de Mélenchon (Francia), luego el de Miguel Díaz-Canel denunciando el boicot contra Estados Unidos, seguido de los presidentes boliviano y colombiano. Todos ellos pronunciaron magníficos discursos e hicieron suyas las canciones y consignas coreadas por el público.
Fue un ambiente muy emocionante, una gran fuerza humana alegre, muchos jóvenes y mujeres, orgullosos de sus orígenes, llenos de esperanza en el futuro.
Esperamos sinceramente que esta emoción compartida se traduzca en decisiones valientes, tan necesarias en estos tiempos de incertidumbre.
Algunas imágenes de la manifestación de solidaridad organizada por la Coordinadora latinoamericana en la plaza del Luxemburgo de Bruselas.