Publicamos acá las palabras pronunciadas por el diputado humanista Tomás Hirsch en ocasión de la inauguración de la sala del Congreso Nacional que lleva el nombre de Laura Rodríguez Riccomini:

«Queridas amigas y amigos.

Gracias por estar hoy aquí. Un saludo especial a Dario, marido y compañero de vida de Laura, a su hijo Simón, hoy gran editor y creador de la maravillosa Furia del Libro, a Ana L´Homme, actual compañera de Dario y al hermano de Laura, Edgardo Rodríguez junto a su hijo.

Darle a una Sala el nombre de Laura Rodríguez fue un propósito que nos fijamos desde que llegamos a este Congreso hace 5 años. Fue una tarea larga hasta encontrar la sala que hoy llevará su nombre y quiero partir agradeciendo al Presidente de la Cámara Vlado Mirosevic y al Secretario General Miguel Landeros por hacer realidad este sueño.

Si bien la idea fuerza de Laura fue “De cara a la gente y de espaldas al Parlamento”, nos parecía importante que su presencia, aunque fuera en el nombre de una sala, sirviera de inspiración para las futuras generaciones de legisladores. “De cara a la gente” fue la idea fuerza que orientó el trabajo social y político de Laura; de cara y no de espaldas, como un gesto de valoración, reconocimiento y compromiso con los postergados y discriminados de nuestra sociedad.

Laura promovió la no violencia activa como forma de organización social y lucha política. No creía en paternalismos. Creía en la paridad y la practicaba cada día, confiando en la capacidad de las personas para organizarse y transformar su realidad.

Laura mostró que la coherencia es una forma de vida: lo que se dice en público se corresponde con lo que se dice y se hace en la vida personal, sin dobles estándares ni hipocresía. Basta mirar los innumerables escándalos de los últimos años en diversas instituciones para constatar cuánta falta nos hace hoy esa coherencia.

Laura enfrentó las limitaciones morales y éticas de su tiempo. Luchó por terminar con el odioso estigma de los llamados hijos naturales o ilegítimos, otorgándoles a todos los niños iguales derechos y legitimidad. Defendió el derecho al aborto, promoviendo un debate que hasta esos días era tema tabú, censurado por los medios de comunicación. Impulsó la ley de divorcio vincular, buscando dejar atrás la hipocresía de las nulidades. Trabajó por los derechos laborales de las trabajadoras de casa particular. Entendió la necesidad de otorgar una atención digna a las personas viviendo con VIH y su compromiso dio lugar a la Fundación Laura Rodríguez, que por años fue casi la única manera en que quienes vivían con el virus pudieran acceder a los medicamentos necesarios para salvar sus vidas. Planteó la necesidad de establecer un diálogo horizontal y abierto con nuestros pueblos originarios, reuniéndose con ellos en sus comunidades y recibiéndolos en este Congreso.

Todo eso y mucho más, en solo 2 años de actividad en este Congreso.

Antes de su muerte, el 18 de julio de 1992, mientras luchaba contra un cáncer incurable, Laura abrió una profunda reflexión sobre la muerte, tema vetado en nuestra sociedad. Con sinceridad y valentía nos mostró que era posible mirar a la muerte para encontrar en ella el carácter trascendente de la vida.

Esta placa de metal y madera es significativa, pero mucho más importante es recordar la obra, las acciones de Laura Rodríguez. Ojalá cada vez que crucemos esta puerta nos conectemos con su propósito de humanizar Chile y porqué no, también humanizar un poco este Congreso para seguir construyendo ese Chile más justo y más humano con que todas y todos soñamos.

Muchas gracias.»