Desde la Red Humanista de Noticias de Salud REHUNO Salud ponemos en marcha un lugar de intercambio donde encontramos una nueva mirada sobre la vida cotidiana basada en una psicología experiencial y existencial (la Psicología del Nuevo Humanismo), y que da unas propuestas concretas de trabajo personal para llegar a un sentido pleno de nuestra existencia y a una vida libre de sufrimientos innecesarios. No es, por tanto, una psicología terapéutica ni que trate sobre ninguna patología, sino que va dirigida a cualquier persona que quiera comprenderse a sí misma y tener herramientas, si así lo desea, para iniciar un cambio positivo en su vida. El bienestar psicológico es sin duda una de las bases de la salud integral, por ello es un aspecto al que hay que atender.
Te invitamos a poner en práctica estas propuestas y también a que te comuniques con nosotros y nos cuentes tu experiencia. ¡Escríbenos!
Por Jordi Jiménez
En el anterior artículo hablamos del mecanismo de las imágenes y de sus significados en los sueños. Hoy añadiremos una nueva perspectiva a este tema tan importante para la comprensión del psiquismo humano: la traducción de las señales corporales a imagen. Por decirlo de otra manera: la traducción de un tipo de lenguaje a otro.
Es más fácil de lo que parece. Por ejemplo, y siguiendo con los sueños, en uno de ellos me veo caminando con dificultad en una zona pantanosa, apenas puedo mover las piernas y noto que me voy hundiendo. Entonces me despierto y veo que mis piernas se han quedado enredadas entre las sábanas, lo que dificultaba su movimiento. Traducción de impulsos corporales a imagen visual. En otro sueño me encuentro en medio de un incendio, todo a mi alrededor se está quemando, pero yo no noto nada de calor. Me despierto y me doy cuenta de que tengo una fuerte acidez en el estómago por algo que cené y me sentó mal. Traducción de impulsos corporales a imágenes visuales.
En los sueños es más evidente esa traducción a lo visual si podemos detectar la señal que da origen a esas imágenes. Por cierto, que esto afectará a la interpretación que hagamos de los sueños que vimos en el artículo anterior. Si queremos hacer una interpretación más afinada deberemos tener en cuenta el posible origen externo de esas imágenes, para no llegar a creer que mi vida se viene abajo y se hunde sin remedio en un pantano lúgubre cuando resulta que se me habían enredado las sábanas en las piernas…
En la vigilia cotidiana también se da esa traducción de impulsos, solo que está algo más camuflada y es más difícil de detectar. Vamos a encontrarnos con una multitud de registros de señales corporales difusas de todos los rincones de nuestro cuerpo que se van a ir traduciendo a representaciones visuales y eso nos va a dar una estructura compleja y entrelazada de respuestas que posteriormente van a producir unos comportamientos u otros.
Por ejemplo, una persona con la tensión arterial alta genera esa señal corporal de manera muy sutil, casi imperceptible, pero el impulso llega a conciencia y se traduce. Entonces, vemos que esa persona suele tener sensaciones de desagrado por los espacios cerrados y opresivos, y vemos que busca o tiene gusto por los espacios abiertos que le resultan liberadores ¿Qué ocurre ahí? La conciencia ha recibido el impulso corporal relacionado con la presión y lo ha traducido a su manera en forma de imágenes, en este caso visuo-espaciales, que producen un registro compensatorio de gusto por los espacios abiertos.
La traducción de impulsos origina los relatos, gustos y fantasías diversas
Además, no solo se traducen esos impulsos, sino que además se abren cadenas asociativas de esas imágenes traducidas. Las imágenes de apertura por compensación de esa señal se empiezan a asociar con otras por similitud, contigüidad o contraste. Por ejemplo, los espacios abiertos me sugieren montañas y alturas desde las que se percibe un horizonte lejano, o playas desiertas en las que el mar se pierde en la lejanía. Este gusto me lleva a preferir los pueblos más bien pequeños y alejados de la ciudad, y mejor en una casa que en un edificio donde haya luz. Y en esa casa, mejor pocas habitaciones y grandes que muchas y pequeñas. En fin, uno puede ir uniendo unas imágenes con otras en cadenas asociativas muy largas. Lo simpático de ello es que sobre gustos y disgustos, sobre formas y estilos de vida y sobre multitud de comportamientos tiene su origen en una pequeña condición de salud que está dando señal en el cuerpo.
Desde luego, esto no funciona al revés. Es decir, las personas a las que les gustan los espacios abiertos no necesariamente tienen la tensión alta. Esto sería una simplificación excesiva que no se corresponde con lo que estamos explicando. Por cierto, muchos libros de la mal llamada «autoayuda» gustan mucho de utilizar estas simplificaciones para clasificar y etiquetar a la gente haciendo un uso excesivo de lo que se llama «correlaciones ilusorias». El gusto por los espacios abiertos puede tener muchos orígenes y tal vez varios a la vez. Siempre hay un componente biográfico, de experiencias vividas, y componentes sociales o de ambiente, tanto por los valores culturales como por la simple orografía del terreno donde nació la persona. No podemos reducir todo a la señal corporal, de la misma forma que no podemos reducir todo al ambiente. Tenemos que dejar atrás los reduccionismos a que nos han acostumbrado las antiguas psicologías oficiales.
De esta misma forma también encontramos infinidad de imágenes en las culturas y en los mitos que en realidad son traducciones de impulsos corporales y/o ambientales comunes a todas esas personas y que han quedado fijadas en la historia como contenidos culturales que se transmitieron de generación en generación, perdiéndose en el tiempo la señal que les dio origen. ¿Cómo puede haber impulsos corporales comunes o iguales en todo un pueblo, en toda una comunidad? Por ejemplo, por el clima y las características del lugar (estímulos ambientales de climas húmedos y fríos o de lugares cálidos y secos influyen en la traducción a imágenes), o por el tipo de alimentación. O incluso por ciertos rituales y prácticas ceremoniales en las que se usan ciertas sustancias o se ponen ciertas posturas poco habituales.
Todo ello produce señales corporales en los participantes que se traducen a imágenes visuales, teniendo en cuenta que las características ambientales también producen registros corporales que se traducen. No es difícil entonces que esas traducciones visuales coincidan bastante entre las diferentes personas que viven en el seno de esa cultura y acaben por crear, por ejemplo, la imagen visual de una mujer con mil brazos (que simboliza la ayuda a todos los seres), o la imagen de un dragón con la cabeza en llamas. Es fácil que las personas de cada cultura reconozcan en esas imágenes los registros corporales que les han dado origen (sean internos o ambientales) y por tanto las acepten como realidades indudables, ya que coinciden con su experiencia. De hecho, son realidades internas proyectadas al mundo externo como imágenes que se acaban convirtiendo en alegorías con significado social y cultural, y que perduran en los siglos.
Y avanzando un poco más, ocurre el mismo fenómeno de traducción a imágenes de seres fantásticos de todas las épocas y culturas, como pueden ser las sirenas, las hadas y elfos de los bosques o los centauros y los unicornios. En la mitología hay ejemplos como las valkirias de la mitología nórdica, las selkies celtas o los súcubos de las leyendas medievales. De toda esta infinidad de imágenes podríamos escarbar y buscar las traducciones que actuaron en su momento y que daban respuesta a situaciones personales o colectivas de esa cultura. Ya no se trata de impulsos corporales individuales (como en los primeros ejemplos que dimos), sino de temores, deseos o esperanzas colectivos que se expresan traducidos en esos seres mitológicos que tienen características muy particulares.
Hoy hemos visto que la conciencia humana funciona en estructura interconectada con el cuerpo que le da soporte y que, además, esa estructura mental-corporal está al mismo tiempo interconectada con el entorno en el que se da su existencia, formando así una nueva estructura más amplia, la estructura conciencia-mundo.