Un informe demoledor “Bosques vacíos” que ha pasado desapercibido por la prensa, bien por ignorancia, desconocimiento o poco interés, nos advierte de la situación en que se encuentran las poblaciones de grandes simios y de cómo la política, la economía y la corrupción alimentan el tráfico de nuestros hermanos evolutivos, sin que los organismos internacionales encargados hagan nada por evitarlo.
Este informe ha sido publicado por la Organización Iniciativa Global y escrito por el investigador independiente Daniel Stiles que afirma que los grandes santuarios de grandes simios en África se han visto inundados con recién llegados, rescatados del daño colateral del comercio de animales silvestres y el tráfico ilegal dirigido para abastecer el comercio de mascotas exóticas y el creciente aumento de zoos comerciales.
Esto es sólo el comienzo de una serie de datos escalofriantes que iremos desglosando parte por parte y que confirma lo que en tantas ocasiones he denunciado públicamente en mis artículos e informes referidos al genocidio de los homínidos no humanos, sin que a nadie parezca importar la situación de sus poblaciones en libertad a pesar de nuestro parentesco, acercamiento genético y su inclusión taxonómicamente en nuestra propia familia.
En las distintas reuniones que he mantenido con la Administración y las Autoridades policiales referente al CITES, siempre he puesto sobre la mesa la necesidad de un control en las redes debido a que el tráfico de especies se estaba extendiendo por las mismas y que el CITES tenía una gran laguna, al permitir el comercio de especies protegidas si han nacido en cautividad y la facilidad de que los documentos CITES son falseados al incluir especies capturadas en libertad como nacidas en cautividad. El blanqueo se realiza en los mismos países de su captura o bien en los de destino. Stiles en su informe lo denuncia de forma clara y contundente. Para evitar este tráfico de grandes simios, una de las formas eficaces es que cada individuo tenga un DNI con su huella dactilar única, como lo tenemos los humanos. Los grandes simios al igual que nosotros, poseemos huellas dactilares que nos hacen únicos los unos de los otros.
Otro de los graves problemas que nos comenta Daniel en su informe, es que la mayoría de las importaciones ilegales de grandes simios se realizan sin inspecciones ni certificados sanitarios veterinarios o médicos, lo que eleva considerablemente el riesgo de introducir una o más enfermedades zoonóticas, bien por contagio a los de su misma especie en el lugar de destino o traspasarlo a los humanos dado el acercamiento genético.
El negocio es muy rentable y se ha disparado considerablemente en los últimos años donde los exportadores exigen a los compradores por un chimpancé sin papeles CITES la cantidad de 50.000 dólares y 100.000 dólares con permiso CITES falsificado. El precio de exportación de un gorila bebé puede alcanzar los 250.000 dólares.
El informe que estamos analizando, describe la evolución de este mercado creciente. En algunos países, señala su autor, los intereses políticos y económicos de gobiernos corruptos y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, facilitan el comercio ilegal y dificultan las acciones efectivas para detenerlo. Incluso Organizaciones Internacionales dedicadas a la conservación de la vida silvestre no están libres de intereses políticos y económicos que impiden el éxito de los esfuerzos de mitigación del tráfico, particularmente en el caso de los grandes simios.
El informe aclara que en África, el problema principal ha sido la corrupción de algunos elementos de las autoridades militares, policiales, judiciales, de vida silvestre y aduaneras, quienes son sobornados para frustrar la aplicación de la ley o se convierten en participantes activos en el tráfico. Esta corrupción puede llegar incluso a los niveles más altos de liderazgo político en los gobiernos. Los políticos interfieren con las autoridades en los arrestos, enjuiciamientos e incluso sentencias. Las motivaciones principales son las ganancias económicas, aunque pueden estar involucradas autoridades políticas que intervienen para proteger a los aliados políticos o familiares involucrados en el tráfico.
Ante esta trama organizada, se hace casi imposible parar un tráfico ilegal de grandes simios, en el que instituciones y Estado, pueden estar implicados. Las Organizaciones Internacionales creen que el tráfico de grandes simios es menor, pero sin embargo este informe nos aclara incluso las rutas y la forma en que se blanquean con el nacimiento de en cautividad.
El Informe de Stiles nos dice que Ofir Drori, fundador de Last Great Ape Organisation y EAGLE, reveló en 2013 que, a pesar de ser conocido por las autoridades, los principales traficantes de simios continúan operando con impunidad. Esto se debe en parte a que las instituciones internacionales creadas para ocuparse de la conservación de la vida silvestre y el transporte marítimo interno no han prestado la misma atención al comercio ilegal de grandes simios que han prestado a otras especies importantes. Los más importantes son CITES, la Asociación de Supervivencia de los Grandes Simios de las Naciones Unidas (GRASP) y la Sección de Grandes Simios del Grupo de Especialistas en Primates de la UICN/SSC. Las tres sostienen que el comercio ilegal no representa una amenaza importante para la conservación de los grandes simios, y los dos últimos afirman que la pérdida de hábitat es una amenaza mucho mayor, a pesar de la investigación que muestra un panorama más complejo. Es más, la falta de informes gubernamentales es una de las principales causas de la percepción de que se produce poco comercio ilegal de grandes simios. Como organismo de la ONU, CITES sólo acepta como fuente los informes oficiales del gobierno. La Organización Mundial de Aduanas es una fuente clave para el informe de datos oficiales sobre decomisos de grandes simios. Pero se olvidan de las falsificaciones, de las incautaciones en otros lugares o los transportados ilegalmente mediante la corrupción.
El GRASP, la única institución de la ONU creada específicamente para ocuparse de la conservación de los grandes simios aparentemente ya no cumple esa función con respecto al trabajo de comercio ilegal. Los miembros del GRASP no se han reunido desde antes de la 70ª reunión del CITES de 2017. Por otro lado en las reuniones de CITES, los representantes de la UICN han apoyado constantemente la opinión de la secretaría de que el comercio ilegal de grandes simios es limitado y que la pérdida de hábitat es la principal amenaza para la conservación de los grandes simios. Por lo tanto, las tres instituciones (CITES, GRASP y UICN) a las que se les ha conferido la mayor responsabilidad para hacer frente al comercio ilegal de grandes simios no han prestado la atención adecuada a este grave problema, por lo que han fracasado en la lucha de protegerlos aún siendo miembros de nuestra propia familia.
Sin embargo, el informe al que estamos haciendo referencia de “Bosques vacíos”, advierte de la demanda de grandes simios y donde existe una demanda con precios atractivos, se encontrarán los medios para lograr los fines. El medio se ha denominado “estafa C” (falsificar el CITES como nacimiento en cautividad, por lo que se permite su comercio). Los funcionarios nacionales corruptos del CITES falsifican los permisos de exportación CITES utilizando dicho código y venden estos permisos a los traficantes (en el caso de los grandes simios, por hasta 5.000 dólares cada uno). Desde 2007 hasta 2011, se exportaron más de 130 chimpancés y 10 gorilas supuestamente desde Conakry, Guinea, a China usando el código fuente ‘C’. Todos estos grandes simios fueron capturados en la naturaleza en Guinea (no hay instalaciones de cría de simios en Guinea) y otros países del área de distribución de los grandes simios. En la base de datos de comercio CITES también se reportaron grandes simios durante este período como exportados de Guinea a los Emiratos Árabes Unidos, Armenia y Rusia utilizando el código fuente ‘C’.
Otro método utilizado para engañar a CITES es la “Q”, que en código de transacción comercial indica “Circos y exhibiciones itinerantes”, que requiere que los mismos especímenes regresen al país exportador, pero nunca lo hacen y el traficante espera que nadie se dé cuenta.
Por otro lado los bebés capturados en la naturaleza, son la fuente más común del tráfico de grandes simios debido a que pueden ser muy bien manejados sin correr ningún peligro sus captores.
El censo de sus poblaciones tampoco son reales, solo estimadas y muy por lo alto en algunas ocasiones. Se realizan en algunas zonas en el recuento de nidos para dormir y excrementos, obviando que los chimpancés y bonobos realizan un nido diferente cada noche, por lo que el recuento de los mismos no es fiable para realizar un censo. Daniel Stiles nos dice que el número de simios se estima en base a suposiciones de densidades que están conectadas en modelos estadísticos y que desde 2020, y especialmente con la llegada de la pandemia de COVID-19, los informes de capturas de chimpancés, bonobos y gorilas para exportación y rescates han aumentado. Sin embargo, las agencias gubernamentales, las ONG y el sistema de la ONU han sido deficientes en registrar e informar todas las incautaciones realizadas. No existe una base de datos centralizada operativa que coteje los informes gubernamentales oficiales y no oficiales no gubernamentales sobre las incautaciones comerciales ilegales de grandes simios.
Crimen organizado
El tráfico de grandes simios se ha vuelto más organizado con el tiempo. Ahora involucra bandas de cazadores furtivos dirigidas por comerciantes y sus intermediarios que organizan la caza furtiva, la captura y el transporte de simios jóvenes del bosque a los centros urbanos para su exportación, lo que a veces incluye el movimiento transfronterizo a través de África. Los simios bebés de otras fuentes, como la caza de carne de animales silvestres y la matanza de adultos que atacan los cultivos, también encuentran su camino en estas cadenas comerciales organizadas. La mayoría de las veces, los grandes simios vivos se trasladan a los mercados extranjeros por aire, porque el envío de larga distancia a destinos en el Medio Oriente, Europa o Asia, por ejemplo, sería difícil de completar con éxito por mar.
La captura de crías de grandes simios suele requerir la matanza de la madre y de los simios mayores que se encuentren en las inmediaciones (entre cinco a quince individuos). En muchas partes de África occidental y central, los grandes simios son cazados por su carne. Además de la carne de los adultos que se vende en los mercados, también hay un negocio de diversas partes del cuerpo, como cráneos, manos y pies, que se utilizan en la medicina tradicional o en rituales o incluso se exportan a coleccionistas.
El informe aclara, que mientras que algunos grandes simios mueren durante la cacería real, otros mueren más tarde como resultado de heridas, enfermedades o malos tratos durante el cautiverio. Los gorilas bebés son particularmente difíciles de mantener con vida después de la separación de la madre. Las estimaciones indican que mueren entre cinco y diez grandes simios por cada uno capturado. Los dos países de origen más activos para el suministro ilegal de grandes simios son la República Democrática del Congo y Guinea. Ambos tienen una larga historia de redes criminales organizadas transnacionales involucradas en el comercio de numerosas especies vivas de vida silvestre, especialmente aves, reptiles y primates.
Daniel Stiles, informa de la red existente en la República Democrática del Congo, con lugares de venta en carreteras y en pequeños puertos fluviales. Cómo los grandes simios llegan en botes desde Mbandaka río arriba y por carretera desde el bosque de Mayombe. En Guinea, entre 2017 y 2013, se exportaron más de 150 chimpancés, bonobos y posiblemente gorilas a varios países, principalmente China, pero también Rusia y Armenia, utilizando permisos CITES guineanos falsificados y aclara que Uganda es un actor emergente, ya que alberga poblaciones relativamente importantes de chimpancés. También Sudáfrica no se escapa a su participación en el comercio de animales silvestres vivos en la mayoría de las especies nativas, ya que gran parte de este comercio se realiza ostensiblemente de manera legal.
El informe de Stiles, nos muestra los precios obtenidos en el mercado ilegal de grandes simios, existiendo una cadena ya establecida que consta de: Nivel 1: el vendedor o cazador furtivo. Nivel 2: Intermediario rural, la persona que compra o recibe los simios. Nivel 3: Intermediario urbano, la persona que compra. Nivel 5: el exportador que incluye el envío ya que el comprador se encuentra en país extranjero y Nivel 6: Comprador del lado de la demanda. Nos hace un recorrido en el tiempo sobre cómo ha evolucionado el comercio de grandes simios africanos (desde la antigüedad hasta nuestros días). Entre 2015 y 2022, se ha contabilizado en las redes sociales, un comercio ilegal de 593 de grandes simios (chimpancés, bonobos, orangutanes y gorilas) en 17 países.
Por otro lado, China es uno de los principales destinos del mundo para los grandes simios utilizados como accesorios fotográficos y actores en zoológicos comerciales y parques de safari. En las décadas de 1950 y 1960, se establecieron numerosos zoológicos en China, además de muchos zoológicos más pequeños en los Parques del Pueblo. Para 1990, el número se había disparado de unas pocas docenas a 1.970 establecimientos de diversos tipos que albergaban animales. Durante los siguientes 20 años, el número de 1990 se multiplicó por 10 a 19.823 parques y zoológicos de vida silvestre, según datos recogidos en el informe de Stiles. También nos informa con mapas y flechas, la ruta del norte y del sur que se emplea en el tráfico ilegal de grandes simios.
Sudáfrica se ha convertido en una fuente aparentemente «legal» de grandes simios criados en cautiverio, exportados con el código fuente «C» de CITES.
Conclusión y objetivos urgentes.
El informe de Daniel Stiles concluye que “romper las redes de tráfico de grandes simios requeriría los esfuerzos concertados de las instituciones nacionales e internacionales responsables tanto de la aplicación de la ley sobre la vida silvestre como de la conservación de los grandes simios. Los esfuerzos tendrían que ser coordinados por los gobiernos de oferta y demanda, con el apoyo de organizaciones relevantes como INTERPOL, CITES y otras agencias de la ONU (como GRASP, UNODC y la Organización Mundial de Aduanas). Las ONG como EAGLE y la SGA de la UICN también podrían hacer contribuciones importantes. Para garantizar que se logre esta coordinación y que se tomen medidas posteriores, el tráfico de grandes simios debe reconocerse como un problema que debe abordarse. La inexistencia de un registro de las incautaciones de grandes simios por parte de los gobiernos y las ONG, y la falta de una base de datos centralizada que registre las incautaciones, ha dado lugar a una percepción errónea general. Que el comercio ilegal de grandes simios no es un problema para CITES, ha resultado en que esta importante organización casi no haya tomado medidas en los últimos años para trabajar con socios para controlar el comercio.”
Además de esta unión de organismos internacionales para poner fin al tráfico de grandes simios silenciado y callado por gobiernos que propone Daniel Stiles, se debería de realizar una serie de medidas como:
- Una declaración de Naciones Unidas por los derechos de los grandes simios, para que sea una herramienta eficaz en la lucha contra el tráfico de especies y la conservación de las poblaciones en libertad.
- Tomar medidas urgentes policiales, con coordinación de la Interpol y en cada país por las fuerzas policiales en la lucha contra delitos telemáticos, para atajar la venta por las redes de grandes simios, en colaboración con la Fiscalía Medioambiental.
- Reunión Urgente del Organismo CITES para eliminar el comercio de grandes simios nacidos en cautividad, al comprobarse que es una forma sencilla de falsificación y una herramienta general empleada por los traficantes.
- Que cada gran simio que esté en cautividad, tenga su DNI propio con su huella dactilar para evitar la falsificación CITES para grandes simios.
Si la humanidad se olvida de nuestros hermanos evolutivos y los siguen explotando en cautividad y con grandes beneficios económicos. Si no ponemos fin al tráfico que ha aumentado considerablemente sin que ningún organismo internacional haga algo por evitarlo por intereses políticos o de cualquier otra índole. Si permitimos que sean expuestos en rejas o fosos para divertimento nuestro sin importarnos de dónde venimos y quiénes son. Si continuamos con el egocentrismo antropocéntrico que nos caracteriza a los humanos creyéndonos ser superiores al resto de las especies con la que compartimos la biodiversidad de nuestro planeta. Si no somos conscientes de que encerrando a especies vivas les hacemos perder su cultura y su sociabilidad con la naturaleza, convirtiéndolos en meros cromos sin vida. Si, como dijo Joaquín Araujo, “Si miras a los ojos de un gran simio, de un chimpancé, no te ves….eres tú la cosa y no él”. Entonces habremos perdido para siempre nuestra identidad como seres humanos convirtiéndonos meramente en un ser depredador, ignorante y arrogante, que cavará su propia extinción en el camino de la evolución.