En la segunda y última contienda de las elecciones nacionales en Grecia, las fuerzas conservadoras y de extrema derecha han triunfado. La izquierda sufrió una aplastante derrota, mientras que la abstención superó el 47%. Sólo la izquierda conservadora, expresada por el KKE, salió reforzada, mientras que el MeRA25 se quedó fuera del Parlamento. En detalle:
Nueva Democracia obtuvo el 40,75% de los votos, lo que corresponde a 158 escaños. Sale muy reforzada en este Parlamento, teniendo en cuenta que hizo frente a la crisis pandémica e impuso políticas neoliberales sin llegar a perder fuerzas, sino aumentándolas en comparación con las elecciones de 2019.
SYRIZA obtuvo el 17,84%, lo que corresponde a 48 escaños. Sufrió una gran derrota en comparación con las elecciones de 2019, cuando recibió – gobernando durante cuatro años – el 31,53% – 86 escaños. Su oposición será institucionalmente débil, ya que pierde varios privilegios debido al bajo número de escaños, como el derecho a presentar un juicio político o presentar una moción de investigación en cooperación con otros partidos.
El Movimiento por el Cambio – PASOK aumentó sus porcentajes y escaños, recibiendo un 11,85% y 32 escaños parlamentarios (frente al 8,10% y 22 escaños de 2019).
El Partido Comunista de Grecia – KKE obtuvo un 7,69% y, por lo tanto, aumentó sus escaños en cinco [20], en comparación con 2019 [15].
Este cuarteto [ND, SYRIZA, PASOK, KKE] sigue siendo el mismo en la clasificación inicial que en las elecciones de 2019 y en este orden.
La pesadilla de la extrema derecha golpea de nuevo más fuerte
Una sorpresa negativa -una vez más después de casi una década- fue la cuota de voto de la extrema derecha, especialmente expresada por el partido Espartanos, que ha hecho público que cuenta con el apoyo de Elias Kasidiaris e incluso desde dentro de la cárcel, donde se encuentra bajo una condena en primera instancia por participación en la organización criminal Amanecer Dorado. Los espartanos participaron por primera vez en las elecciones y obtuvieron el 4,64% de los votos y 12 escaños. Cabe destacar que Vassilis Stigas, presidente de este partido formado en 2017, fue antiguo miembro de Politiki Aniksi, partido creado por el presidente más conservador de Nueva Democracia y ex primer ministro vivo de Grecia, Antonis Samarás.
Un amplio grupo del electorado sitúa la cuota de la ultraderecha en el 12,77%, sumando a los espartanos las fuerzas que reunen otros dos partidos: la Solución Helénica y un partido también nuevo, Niki. Según otra versión, el partido Pleisi Eleftherias, dirigido por Zoe Konstantopoulou, también se suma al aumento del porcentaje de la extrema derecha. Esto es algo que está por verse durante los próximos meses de este nuevo Parlamento, ya que los programas de los partidos no son bien claros e inequívocos en cuanto a sus posiciones.
El ascenso de la extrema derecha, tal y como se expresó en las elecciones del 25 de junio, alinea a Grecia con un patrón que se repite en varios países europeos: la prevalencia total de la derecha neoliberal más extrema, con un desplazamiento sustancial del electorado y de los partidos mucho más a la derecha.
El debate sobre las responsabilidades políticas, los signos de los tiempos que empujan en esta dirección y las respuestas necesarias para abrir el futuro es largo y ya es y será una preocupación importante para todas las redacciones de nuestra agencia en Europa y el mundo.