La entrega del archivo documental de la Comisión de la Verdad fue un evento impecable, mezcla de sismo y sensibilidad, datos, advertencias y emociones.
El escenario fue el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, que es un hogar para la verdad, un lugar donde entre hilos y palabras se tejen pasado y futuro, dolor y esperanza, porque allí todos los encuentros son posibles. Un edificio rodeado de espejos de agua, grandes escaleras y árboles que parecen clavarse en las nubes, y al oriente, el Cementerio Central, con sus huecos y sus fantasmas, sus muertos asesinados, los que se murieron de viejos, los huérfanos de ellos mismos, los muertos centenarios…
La ceremonia empezó con el coro, un excombatiente rapeando la no violencia y César López (el cantautor de la paz) con su guitarra y sus himnos para desarmarnos y “realmarnos”.