Episodios de contexto de la situación colombiana. La “operación tortuga” para atrasar o impedir los cambios en salud, pensiones y trabajo, las acusaciones contra el mandatario, y las multitudinarias muestras de apoyo al proceso que lidera Gustavo Petro.
Multitudinarias movilizaciones tuvieron lugar el miércoles en Colombia en respaldo al Gobierno del Presidente, Gustavo Petro, y la Vicepresidenta, Francia Márquez.
En esta capital, la marcha que salió del Parque Nacional hasta a Plaza de Bolívar, con carteles a favor del Gobierno, banderas colombianas, música, batucadas, grupos musicales, entre otras iniciativas, llenaron de colorido la céntrica y populosa Carrera Séptima por donde se movilizó la población.
“Yo marcho a favor de las reformas, por el cambio, en apoyo a Petro”, fue una de las tantas consignas repetidas a coros por los diversos sectores sociales que se dieron cita en esta nueva manifestación de respaldo. “¡Petro, amigo, el pueblo está contigo!” se coreó en diversas marchas, con asistencia de decenas de miles de personas, en varias ciudades del país. “No hay que temer, hay que cambiar”, “Adelante con las reformas”, “Yo confío en Petro”, fueron consignas y frases difundidas en las manifestaciones.
Tal como lo prometió, el presidente Petro, su vicepresidenta, así como varios miembros de su gabinete ministerial, y los congresistas del Pacto Histórico se sumaron a la gran manifestación. La Plaza Bolívar resultó pequeña para la contundente muestra de apoyo donde se unieron jóvenes, estudiantes, pueblos originarios, sindicalistas, amas de casa, entre muchas otras personas que confían en las propuestas de cambio del Gobierno. Expresaron su apoyo especialmente a las reformas a la salud, trabajo, y pensiones que se tramitan en el Congreso y que los sectores de la oposición rechazan.
El pasado 31 de mayo, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Francisco Maltés, convocó a los sindicalistas y a la población de Colombia a respaldar las reformas sociales del Gobierno. Petro aseguró, por medio de su perfil en Twitter, que ese día estaría recorriendo las calles con la marcha. Lo cumplió y se le vio rodeado de cientos de personas cuando transitó por la calle. El jefe de Estado invitó a quienes votaron por el cambio y a quienes desean justicia en Colombia a marchar en todos los municipios, no solo por las reformas sino una gran marcha nacional contra la impunidad. “Esta vez no estaré en el balcón, marcharé al lado del pueblo trabajador y espero que quienes votaron para realizar un cambio en Colombia me acompañen ahora en todos los municipios del país”, expresó.
Al llamado de la CUT y otras agrupaciones sindicales, se unieron congresistas, estudiantes, mujeres, partidos políticos y otros sectores del país que votaron por el gobierno y se oponen a acciones desestabilizadoras denunciadas por el Pacto Histórico.
En su discurso ante miles de personas en Bogotá, el mandatario destacó: “Si se atreven a violar el mandato popular el pueblo de Colombia saldrá (…) a defender con sus manos limpias, alegres y sin violencia el mandato popular”.
Muy activo en la plaza pública, el presidente acompañó la marcha por las calles de la capital y luego habló desde una pequeña tarima aledaña a la céntrica Plaza de Bolívar, acompañado de la vicepresidenta, Francia Márquez, de su esposa y de su hija.
A los congresistas “les solicitamos con todo el respeto (…) desde nuestras ganas de justicia y de paz que aprueben las reformas que le garantizan al pueblo colombiano sus derechos (…) reformas que el pueblo aprobó en las urnas en las elecciones presidenciales”, clamó el primer mandatario izquierdista en la historia del país, vitoreado por miles de sindicalistas, trabajadores y estudiantes.
“Tantos años la derecha en el poder, fue lo mismo, lo mismo siempre. Tenemos que dar una oportunidad a la izquierda. Estoy esperanzada por un cambio”, dijo a la agencia de noticias AFP, Evelyn Jaramillo, una funcionaria de 37 años que ondeaba la bandera de un sindicato en Bogotá.
Petro exhibió músculo político cuando desde la derecha y sectores conservadores aumentan cuestionamientos y acusaciones de supuestas irregularidades que él ha contestado formalmente, incluido un caso de “escuchas” que involucró a su exjefa de gabinete. Sus proyectos de ley se discuten en el Legislativo, pero con oposición de sectores conservadores y de derecha a las reformas.
El mandatario aspira a reducir la participación privada en el sistema de salud, redistribuir las tierras improductivas, reformar las normativas laborales, de pensiones y justicia, desarmar las organizaciones ilegales, entre otros proyectos, pero no cuenta con votos suficientes.
“Que no se atrevan a romper con la democracia en Colombia porque se encontrarán con un gigante: el pueblo de Colombia en las calles de este país”, advirtió el presidente, quien pidió mantener las protestas.
Ricardo Pardo, un desempleado de 62 años iba gritando “mi voto se respeta”, y afirmó que las denuncias contra el Ejecutivo surgen porque “los medios necesitan facturar y se inventan cualquier chisme”.
En tanto, Gustavo Petro denunció este miércoles un intento de “golpe blando” en su contra, advirtió que hay sectores que buscan reemplazarlo “contra la voluntad popular, como pasó en Perú” y reclamó al Congreso que “no traicione” el mandato de las urnas que se manifestó en favor de las reformas que prometió en la campaña y que ahora el Ejecutivo propuso.
“Escándalo de dudoso trasfondo” y la amenaza de golpe de Estado al estilo Perú
De acuerdo con el despacho periodístico de la enviada especial de La Jornada de México a Bogotá, Blanche Petrich, “Petro advirtió que los sectores que han atizado en los últimos días una crisis política a partir de un escándalo de dudoso trasfondo lo que quieren es hacer lo mismo que en Perú, llevar al presidente a la cárcel, cambiar el Gobierno y poner a un nuevo presidente no electo. Y eso se llama golpe de Estado”.
La periodista indicó que “el escenario de crisis se ha agravado en las últimas semanas a partir de lo que los medios y personeros de los partidos de oposición insisten en calificar de el mayor escándalo de corrupción en los últimos tiempos. Empezó por una triangulación de un conflicto personal entre el ahora ex embajador de Colombia en Venezuela Armando Benedetti, la asesora del presidente Laura Sarabia y una niñera que presuntamente robó a ambos (hecho no probado), aderezado por intercepciones telefónicas (chuzadas, les llaman aquí) filtradas a la prensa y acusaciones contra ambos de abuso de poder”.
En términos judiciales, en realidad nada apunta al mandatario colombiano, no se comprueba ningún acto ilegal, pero desde la derecha, incluso a nivel regional, se quiere colocar a Petro en una situación más que incómoda. Por cierto, medios internacionales afines a la oposición colombiana poco o nada informaron sobre las masivas marcha del miércoles.
El Presidente Petro enfatizó durante la manifestación del miércoles que “quieren aislar al Gobierno de Petro de su pueblo, quieren destruir la confianza, quieren hundir las reformas y arrodillar al Congreso y doblegarlo ante la voluntad del gran capital”.
Indicó que “el pueblo que eligió al presidente sigue con el Presidente” y que “el objetivo de la paz es el mayor deseo de la sociedad colombiana. El primer requisito es que el país tenga justicia social”.
Plan tortuga con las reformas sociales
A pesar de los avances, todavía hay retos significativos que impiden adelantar las reformas sociales. Uno de los principales desafíos es combatir la corrupción de los anteriores gobiernos, que ha afectado la implementación efectiva de las políticas públicas y ha socavado la confianza de la población en las autoridades.
Por otro lado, la sociedad civil juega un papel fundamental en las reformas. A lo largo de la historia, han sido las organizaciones y movimientos los que han impulsado cambios significativos en la política y la sociedad. Por eso, para el Gobierno nacional el respaldo popular es más que importante, sobre todo ante la ofensiva que está ejecutando la oposición, llámense partidos políticos o medios corporativos de información.
El plan tortuga que ha preparado la oposición para frenar las reformas al interior del parlamento ha sido evidente: falta de quórum al momento de las votaciones de los proyectos y “ponencias alternativas”, que además de ser mediocres, dilatan los tiempos de discusión en el Congreso de la República.
Por ejemplo, la reforma a la salud que quiere modernizar el sistema, debe surtir cuatro debates, dos en Cámara y lo mismo en Senado. El pasado martes 23 de mayo culminó en la Comisión Séptima de la Cámara el primer debate, sin embargo, al llegar a la plenaria de la misma instancia, se orquestó el saboteo político de algunos congresistas con mentiras difundidas por los diferentes medios de comunicación, logrando la suspensión de la discusión.
“Hay que definir puntos claros, sobre todo con las mentiras que se están diciendo de la reforma a la salud. Hay muchos argumentos que no debaten el articulado sino relatos ideológicos que defienden un negocio privado y eso no lo podemos permitir quienes estamos defendiendo técnica y argumentadamente esta reforma”, dijo la representante a la Cámara por el Pacto Histórico y coordinadora ponente del proyecto Martha Alfonso, tras la proposición de archivación del debate de este Proyecto de Ley.
Otra de las iniciativas del Gobierno es la reforma laboral, proyecto del que ya se conoce ponencia pero que no ha podido ser discutido en la Comisión Séptima. Han sido claras las tácticas y técnicas que ha preparado la oposición para no dar esta discusión. Por otro lado, la reforma pensional, a pesar de su radicación, ni suena ni truena en el Congreso de la República. Si bien es un debate que hasta ahora no ha empezado formalmente, ya ha dado mucho de qué hablar.
El lunes 5 de junio el presidente de la Cámara David Racero anunció que por decisión propia congelaría las discusiones de las reformas, pues según él, hay que reconstruir muy bien la coalición de cara a las discusiones de fondo de las reformas sociales, pues se ha visto cómo se han venido dilatando los debates.
Para el representante, en adelante hay que reestructurar los puntos clave de la bancada del Pacto Histórico reestableciendo las relaciones con sectores diferentes a quienes conforman la coalición: “Las reformas continúan en el debate, se debe dar el trámite legislativo de las tres iniciativas que están en curso. Tenemos dos reformas radicadas en comisión (laboral y pensional) y la de salud que está en plenaria. Yo confío en este Congreso y estoy convencido en que vamos a sacar adelante lo que mandató la mayoría del país”.
Para rematar el sabotaje de las reformas, al plan tortuga de los congresistas de oposición, se le suma la historia que empezó con el robo de un maletín, presuntamente por parte de Marelbys Meza, donde también resultó salpicado el exembajador y exsenador Armando Benedetti, la exjefe de gabinete Laura Sarabia (ambos retirados de su cargo) y el fiscal Francisco Barbosa por cuenta de las interceptaciones ilegales que se descubrieron en medio de este papelón.
Editorial semanario Voz. Contra el sabotaje, confianza y movilización
Hay cuatro factores de los cuáles depende la continuidad del proceso de cambios que hemos iniciado en Colombia. Uno, los resultados de las políticas públicas, en especial, las medidas económicas y la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo ‘Colombia, potencia mundial de la vida’. En este primer aspecto los resultados ya son muy positivos y alentadores: bajó la presión inflacionaria, los precios de los alimentos y la pobreza multidimensional, al tiempo, que hay crecimiento económico destacándose los indicadores positivos en materia de empleo.
Dos, la aprobación y ejecución de reformas sociales, en las que el pueblo colombiano tendrá la posibilidad de recibir los beneficios de tener una salud como derecho, la recuperación de los derechos laborales y la garantía de una vejez digna.
Tres, la Paz Total, que con dificultades avanza por encima de la complejidad del proceso, la diversidad de actores armados y los vacíos en el diseño institucional. La firma de un cese bilateral con el ELN por seis meses, con mecanismos claros de verificación, consolida esa perspectiva.
Y cuatro, que el Pacto Histórico solo o en coalición pueda ser Gobierno y poder territorial en las próximas elecciones de octubre, victoria que le daría a las reformas y a los cambios pistas de aterrizaje en la implementación de las políticas públicas que beneficien a la Colombia profunda y excluida históricamente.
La derecha guerrerista y corrupta lo sabe. Si logramos que estos cuatro factores despeguen, se desarrollen y potencien, daremos continuidad a un proceso de cambios duraderos en el tiempo, se profundizará la justicia social, habremos vencido en la batalla contra la corrupción y la paz será el signo que caracterice el futuro. Esto es lo que está en disputa, es lo que el uribismo, llámese Barbosa, Cabal, Cabello, Lafaurie, Gaviria, Vicky o Néstor Humberto, no quieren y buscan detener con la actual tormenta mediática. Las reformas son realmente estructurales y por eso la virulencia del Establecimiento.
La derecha ha puesto en marcha y dirige en pleno desarrollo la combinación de todas las formas de saboteo y desestabilización. El uso de los órganos de control (Procuraduría, Fiscalía y algunas cortes para atacar al Gobierno), el entrampamiento, las chuzadas, la mentira, la tergiversación y las campañas difamatorias contra el presidente y la vicepresidenta hacen parte de esta estrategia.
Sin duda, el gobierno, el Pacto Histórico y el pueblo, hemos tenido vacíos y fallas en el ejercicio democrático de gobernabilidad, errores de creer, de esperar y de dejar en manos de otros lo que debemos dirigir y asumir nosotros y nosotras.
¿El Gobierno? Hay que mejorar y restablecer el diálogo y la interlocución con las cortes. Acelerar el cumplimiento de los compromisos adquiridos con el movimiento social, popular y los procesos territoriales. Si no se le cumple a la gente, esta no saldrá a respaldar las reformas. Recuperar la conexión con el movimiento real que luchó y estuvo en primera y segunda línea del estallido social.
Las reformas están siendo lideradas por el presidente una ministra y una exministra, el resto a la expectativa. La coordinación y el papel del Pacto Histórico en el Congreso en diálogo permanente con los y las ministras es clave. Y encontrar una dinámica comunicativa y mediática que socialice los logros y aciertos. En la batalla mediática tenemos que superar el relato del espectáculo mediático y político que ha montado la derecha.
¿El Pacto Histórico? Lograr un mayor compromiso colectivo en la defensa de las reformas es un mensaje fuerte y decisivo en el actual momento. Los y las representantes y senadoras deben pasar de mostrar sus propios resultandos legislativos para visibilizar más el panorama global e integral de los avances en el Gobierno.
¿El pueblo? Viniendo de una larga lucha con un costo humano enorme, ha sentido el desgaste y ha sido difícil su reorganización, no obstante, tiene toda la disposición de recuperar niveles de movilización e iniciativas que dinamicen la defensa de las reformas.
La actual coyuntura es superable. Lo primero es el respaldo irrestricto al presidente Petro y al gobierno, recuperar el relato de esperanza que dio origen al estallido social y potenciar los resultados benéficos de la política actual que impulsamos. El presidente tiene aún muchas herramientas constitucionales para seguir adelante.
Debemos tomar decisiones, ejecutar y resolver. Es necesario un viraje nos solo en la composición del ejecutivo sino en la actitud colectiva. Para garantizar las reformas, tenemos dos salidas. Una, aprovechamos la crisis para profundizar el carácter democrático y alternativo del Gobierno, lo que incluye comenzar en las regiones, asumiendo la direccionalidad del Estado en los territorios; o dos, recomponemos la coalición amplia, lo que implicaría renegociar la composición del gabinete en condiciones de mayor debilidad.
Desde esta orilla nos la jugamos por la primera. La movilización del 7 y el encuentro nacional de la Coordinadora Social por el Cambio el 10 y 11 de junio, nos darán las señales para asumir el reto con confianza.