En años recientes, las dinámicas de migración en América Latina y el Caribe (ALC) han evolucionado significativamente. En un previo #GraphForThought, exploramos cómo la migración es impulsada por oportunidades económicas, perspectivas laborales, y factores de “empuje” como la violencia y las limitadas oportunidades en los países de origen.
Por: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Este #GraphForThought utiliza datos de UNDESA para analizar los cambios en los patrones de migración en la región entre 2010 y 2020. En general, el número total de migrantes de ALC aumentó de 34.6 millones en 2010 a 42.0 millones en 2020.
Lo que ha cambiado dramáticamente en los últimos años es hacia dónde van los migrantes. La migración dentro de la región de ALC experimentó un aumento dramático del 83.2%, de 5.3 millones a 11.3 millones.
La migración a América del Norte, el destino principal para los migrantes de la región de ALC (con 25.5 millones de migrantes en 2020), se desaceleró considerablemente (2.2% en 2020), mientras que la migración a Europa se recuperó después de una disminución temporal.
Estas tendencias en migración han sido impulsadas por factores como regulaciones de inmigración más estrictas en los Estados Unidos, el crecimiento económico en varios países de ALC y un aumento en la migración desde Venezuela desde 2015.
Los nuevos flujos de migración dentro de ALC plantean desafíos para los gobiernos y las comunidades de acogida, pero también presentan una oportunidad tremenda para el desarrollo de la región.
La migración intrarregional puede contribuir a la integración regional, el desarrollo económico y la innovación, así como expandir la productividad. La evidencia ha demostrado que los corredores de migración establecidos pueden intensificar la migración, con redes de migrantes reduciendo los costos y las barreras culturales involucradas.
Sin embargo, los costos a corto plazo y los impactos negativos en ciertos grupos de población, junto con la desinformación y los prejuicios, pueden llevar a actitudes fuertemente antimigratorias en la región.
Según Latinobarómetro 2020, la percepción de los países de ALC hacia los migrantes es variada. En la mayoría de los países, alrededor del 50% de la población considera positivo o muy positivo recibir inmigrantes latinoamericanos, excepto en la República Dominicana, donde las actitudes pro-migratorias son más altas.
Además, existe una preocupación predominante sobre el aumento de las tasas de delincuencia debido a la inmigración, con dos tercios de la población en la región de acuerdo o fuertemente de acuerdo en que la migración conduce a más crimen.
Los efectos negativos a corto plazo en ciertos grupos de población pueden provenir de percepciones de migrantes compitiendo por empleos, recursos y servicios públicos, lo que lleva a tensiones entre las comunidades locales y los recién llegados.
La falta de información precisa sobre las contribuciones económicas y culturales de los migrantes puede llevar a percepciones distorsionadas de su impacto real en la sociedad. Los estereotipos existentes pueden influir en la percepción pública, llevando a las personas a creer que los migrantes son responsables del aumento de la delincuencia, incluso si falta evidencia. Estudios recientes sobre Chile y Colombia muestran que estas percepciones están lejos de la realidad, indicando que en estos dos países, la inmigración no ha llevado a un aumento en la delincuencia.
La actitud de la población local hacia los migrantes es crucial para la integración, ya que la opinión pública influye en la agenda de migración y las decisiones políticas. El reciente libro del BID- PNUD “Un mundo mejor para la población migrante en América Latina y el Caribe” tiene como objetivo entender cómo pueden cambiar las percepciones de los migrantes, analizando el impacto de breves intervenciones en video en las percepciones de las personas sobre los problemas de migración en nueve países de ALC.
Los resultados sugieren que las intervenciones no tienen efectos adversos y pueden ser efectivas para transformar actitudes y preferencias en la dirección deseada. Además, la identificación de las preocupaciones económicas y laborales como factores clave en la percepción de la migración en la región sugiere que las políticas públicas deberían abordar estos problemas para mejorar la aceptación e integración de los migrantes en la sociedad.
La migración presenta una oportunidad para que los países de ALC adopten un nuevo modelo de desarrollo, impulsado por la información, la humanidad, la solidaridad y las políticas públicas basadas en evidencia.
Es esencial un enfoque integral y multidimensional, que involucre a varios actores para mejorar la cooperación y coordinación regional para una gestión de la migración más efectiva. Además, los países deben priorizar políticas e intervenciones basadas en evidencia que faciliten la integración de los migrantes, reduzcan la discriminación y fomenten la cohesión social.
Al generar evidencia que informe el diseño de políticas y reconociendo la perspectiva humana, podemos contribuir a mejorar las condiciones de bienestar de la población migrante en ALC.
El artículo original lo puede encontrar en el siguiente link: https://www.undp.org/es/latin-america/blog/cruzando-fronteras-el-crecimiento-sin-precedentes-de-la-migracion-dentro-de-america-latina-y-el-caribe
Foto: Fundación Frater