En el marco de un encuentro de carácter reservado el presidente de la República, Gabriel Boric, sostuvo una reunión en el Palacio de Cerro Castillo de Viña del Mar con los parlamentarios de las regiones –Bío Bío y Araucanía- donde se han producido acciones terroristas que siembran inseguridad y ponen en jaque el estado de derecho.
La reunión tuvo como propósito abordar los problemas que enfrentan las regiones y eventuales soluciones con sus representantes ante el parlamento. Para estos efectos el mandatario pidió explícitamente que no se grabara la conversación, probablemente para que se pudiera conversar distendidamente, sin tapujos, y que cada uno pudiera expresarse sin pensar en los medios de comunicación y redes sociales.
Dicho y hecho. La parte final de la conversación fue grabada y difundida urbi et orbi por las redes sociales y algunos medios de comunicación. Uno de los contertulios, apenas terminada la reunión no titubeó, cual Judas, en difundir lo que había grabado.
El escándalo inmediato fue mayúsculo. Todos pusieron el grito en el cielo sin arrugarse siquiera, incluido el filtrador, quien poniendo los ojos en blanco mirando al techo, no dudó en declarar que con acciones de esta naturaleza se quiebran las confianzas, calificando como lamentable la filtración del audio. Frase para el bronce.
Moros y cristianos no dudan que se debe investigar a fondo, que lo ocurrido es inadmisible. Todos concuerdan en que se “minan las confianzas” y en qué queda para otras reuniones con la autoridad máxima del país.
Viendo que el cerco se estaba estrechando, el anónimo filtrador parece haberse sentido acorralado y decide cambiar su versión inicial para asumir su responsabilidad, “autoinculpándose”, esto es, afirmando que “fui yo”. Su excusa fue que llegó tarde, que no sabía que no se podía grabar.
Es interesante reflexionar sobre esto. Asumamos que vamos invitados a una reunión, de alto, mediano o bajo nivel. Da igual, si quiero grabar lo que allí se trate, lo primero que debo hacer, si soy una persona con un mínimo de decencia, llegando puntualmente o con atraso, es a pedir permiso, a consultar si puedo grabar. Esta consulta es lo mínimo que podemos hacer, si estamos asistiendo de buena fe, con independencia del respeto que me merezca quien me invita, y con independencia de si represento a una o más personas, a mi familia o a miles o millones de quienes eventualmente puedan estar tras mío. Ese es el punto neurálgico.
Si represento a mis electores, sean estos miles o millones, y me creo con derecho a grabar y filtrar conversaciones, hacerlo escondido es de mala leche. Si quien me invita no quiere que grabe y yo sí quiero grabar, debo dar la cara diciendo que me retiro por estar en desacuerdo, o bien, en caso extremo, decir que me van a tener que perdonar, pero me quedo y voy a grabar porque soy un servidor público que me debo a mis electores. Si no quieren que grabe, me tendrán que expulsar por la fuerza.
Se podrá discutir si la reunión merecía el carácter de reservado o secreto, pública o privada, pero de lo que no cabe duda es que la reunión no tenía por objetivo hablar de las bolitas ni de la rayuela, sino que de la creciente inseguridad que está afectando a las regiones de la Araucanía y del Bío Bío. No era una reunión cualquiera para echar la talla.
El responsable de la filtración, finalmente no tuvo más remedio que dar la cara: Miguel Mellado Suazo, quien en tiempos del primer gobierno de Piñera fue designado gobernador de la provincia de Cautín entre los años 2010 y 2013. Renuncia para lanzarse como candidato a consejero regional siendo elegido por voluntad popular. Desde el año 2018 hasta la fecha es diputado de Renovación Nacional por el distrito n° 23 de la región de la Araucanía. En calidad de tal participó en la reunión a la que convocó el presidente Boric.
El “desliz” de Mellado no es el primero, dado que en 1984 arrastraba cerca de 15 querellas por giro doloso de cheques, esto es, girar cheques sin fondos. Para no ir a parar a la cárcel, como prófugo de la justicia no dudó el salir del país hacia Argentina. Allí esperó que pasaran los años para que sus delitos prescribieran. Regresa en 1989 y en 1995 vuelve a tener problemas judiciales que terminan con el remate de uno de sus inmuebles.
Y como Gobernador de Cautín adjudicó alrededor de 9 licitaciones al canal de la Universidad Autónoma, donde su firma aparece en ambos lados, esto es, en representación de la gobernación y de la universidad.
Su pasado en vez de condenarlo, pareciera que lo premia. Ha ganado todas las elecciones en las que se ha presentado. Esto, en el país donde se dice que las instituciones funcionan. La pregunta que cabría hacerse es ¿para quiénes?
Para el 2026 lo más probable es que aspire representar a la región completa postulándose como senador, y como están las cosas, capaz que salga elegido.