POEMA

 

 

 

 

 

Los años vuelan en un tiempo que margina nuestra existencia, que pone límites a los caminos callados de nuestra mente. La amarga experiencia de una pérdida que hace temblar los pilares del amor, se incrusta en tu sentir y te acompaña siempre en esa nostalgia que a veces te arranca el corazón y el dolor hace que tus lágrimas se evaporen antes de salir al exterior de tu alma.

Un lugar, un objeto, una situación parecida, un libro, una fotografía, un recuerdo, ese rincón donde sentados frente al mar disfrutábamos en nuestra linda playa, en nuestro sueño compartido, me llena de tristeza pero a su vez de tu presencia. Los recuerdos salen de esa biblioteca permanente de nuestro interior y las páginas vividas se proyectan en ese cine virtual de tu pensamiento. 

Miras las olas cómo suavemente se deslizan por la arena y tus recuerdos también bailan al son de la luna, imágenes vividas de plenitud, de ver sus ojos brillando de alegría, de esa mirada dulce que desprendía amor y esperanza, del sentir sus manos, su voz, sus tiernas palabras y la valentía con que se enfrentó a un destino que no era el suyo, un destino precipitado que ahogó para siempre la libertad, que arrancó de un solo golpe la ilusión y su alegría de vivir.

Su sueño era el mío. La mar su amiga inseparable. Sus besos eran explosiones de sentimientos  de amor y entrega inseparable. El aroma de su piel, la fragancia que me hipnotizaba. Sus palabras, la sabiduría y genialidad de su corazón. Su sentimiento la perfección de una flor. Sus pasos el sendero de la verdad. Su mirada la elegancia de la comprensión. Su voz, la música que me cautivó.

 

Veo tu presencia

en la playa vacía,

en tu rincón

donde soñabas,

en esas olas

de la brisa callada

que acariciaban

tu piel amada.

 

Veo tus ojos

con esa mirada

puesta en el mar

y en la esperanza.

 

Ese anillo que se hundió

en la arena sagrada,

esa cara afligida

de ayuda angustiada.

 

Rocas que en silencio

anhelan verte,

espuma clara

que desea reflejar

tu linda cara.

 

No veo tus pasos

en la arena llana

hundir el peso

de tu hermosa alma.

 

Veo soledad marcada

en mis ojos hundidos.

Lloros de la nada

en un mundo perdido.

 

Y aún así mis versos

a ella cantan…

mi corazón

por ella tiembla…

mi voz

por ella calla…

y mi pluma

por su ausencia

llora desesperada.