De acuerdo con las declaraciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de Sudán, se ha producido un acuerdo entre las partes para hacer una tregua del 4 al 11 de mayo. Adicionalmente, el comunicado indica que las partes definirán delegados para el inicio de conversaciones de paz, aunque aún no se conoce el lugar en el que estas se llevarán adelante.
Al parecer, las fuerzas del ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido, han logrado este mínimo acuerdo tras semanas de combates que ya dejan más de cuatrocientas personas muertas y más de mil heridas, sin contar con el masivo desplazamiento de la población sudanesa a los territorios vecinos. La Organización Internacional de las Migraciones -OIM-, calcula en 400.000 el número de personas desplazadas hasta el momento.
El conflicto que enfrenta a dos generales aleja las posibilidades de que Sudán cuente con un gobierno civil, tras dos años de un tenso acuerdo militar que daría paso a elecciones democráticas, lo que no ha sucedido. La frágil alianza entre estas dos fuerzas se ha ido deteriorando, no sin consecuencias dramáticas en la vida de la población.
La Organización de Naciones Unidas y la Unión Africana han presionado desde el inicio el cese al fuego y la búsqueda de una salida negociada a este conflicto. Mientras tanto, ACNUR advierte sobre la posibilidad de que los desplazamientos desborden por completo las fronteras, mientras autoridades científicas y de salud por su parte advierten sobre el riesgo biológico tras la toma, por parte de las Fuerzas de Apoyo Rápido, del Laboratorio Nacional de Salud Pública, en el que había muestras aisladas de agentes de poliomielitis, cólera y sarampión, entre otras enfermedades altamente contagiosas.
Es difícil prever lo que sucederá porque cada una de las dos fuerzas enfrentadas busca el control del territorio y porque, aunque la información no es clara, hay intereses económicos detrás de ellas. La transición democrática en Sudán no ha sido posible en los últimos años y no parece muy próxima en este momento.