Cinco científicas (Rebelión Científica) y tres activistas (Extinction Rebellion) se encadenan en la Giralda de Sevilla. Otras treinta personas, miembros de la comunidad científica y activistas, han protestado en la Plaza Virgen de los Reyes, pidiendo un «Plan de acción ya» y bajo el lema «Doñana resiste».
35 miembros de la comunidad científica y activistas del movimiento internacional Rebelión Científica se han encadenado a la Giralda de Sevilla, han encendido bengalas y desplegado pancartas en señal de protesta contra la inacción del Gobierno en materia de emergencia climática y en defensa de Doñana, ante el «ecocidio que pretenden llevar a cabo los gobernantes».
Mientras dos científicos se encontraban encadenados en lo alto de la Giralda, 4 científicas y 2 activistas se han encadenado a los barrotes de la catedral, a los pies de este emblemático monumento, que al igual que Doñana es patrimonio de la UNESCO. Otros 30 activistas y científicos han encendido bengalas de humo, representando las líneas de incremento de temperatura global, y han desplegado pancartas con los lemas «Doñana Resiste» y «La ciencia es clara. Contra la emergencia climática: Plan de Acción Ya».
A causa del encadenamiento en la torre, los visitantes han sido desalojados y el acceso ha estado cerrado durante casi dos horas. Pasada una hora, han llegado los bomberos, quienes han intervenido para liberar a los activistas. No ha habido detenciones. En el momento, Jesús Castillo, catedrático de ecología en la Universidad de Sevilla, ha declarado «Estoy aquí, porque tengo una sobrina de siete años y no sé qué futuro le espera con el empeoramiento de la crisis climática. La ciencia es clara. Necesitamos reducir drástica y urgentemente las emisiones, un 50% para 2030 y 100% para 2050. En lugar de eso, en España, el año pasado las emisiones aumentaron alrededor de un 5% y un 6% el anterior. Necesitamos tomar esto en serio ya».
Rebelión Científica lleva a cabo acciones de desobediencia civil porque la ciencia es clara en cuanto a las necesidades de mitigación, adaptación y descarbonización, y la ciudadanía debe saber que la inacción política, el llamado «retardismo», es una opción de alto riesgo. Su objetivo es que en estas elecciones el foco se ponga en la crisis climática, ya que, según indican, «superar o no durante las próximas décadas los 2ºC, 3ºC o incluso 4ºC de calentamiento aún depende de la trayectoria de reducción de emisiones que escojamos como sociedad; en otras palabras, depende de las condiciones extremas y pérdidas humanas que estemos dispuestos a tolerar».
Veronika Huber, investigadora en las conexiones entre crisis climática y salud humana y madre de dos hijas, «Me da miedo su futuro. La Giralda es como Doñana, patrimonio de la humanidad. Estoy aquí por desesperación, corremos un peligro tan grande que he decidido comunicarlo a través de este tipo de acciones. Preferiría no tener que estar aquí».
Doñana está siendo explotada por encima de sus posibilidades, y sus ecosistemas están en riesgo de colapso. Además de ser uno de los humedales más importantes de Europa, es patrimonio de la UNESCO, al igual que la Giralda. «Están desmantelando Doñana y nuestro planeta, ¿qué pasaría si se desmantelase la Catedral o la Giralda de Sevilla para construir apartamentos turísticos? ¿Los gobiernos responderían si se desmantela nuestro patrimonio histórico? Pues como la Giralda, Doñana es patrimonio de la humanidad, así que es urgente actuar ya, necesitamos un plan de adaptación y mitigación urgente y en línea con la emergencia y la ciencia».
La gente exige acción. Lo demostraron la semana pasada en la marcha de Salvemos Doñana. Lo demuestran las activistas de Huelva que sabotean pozos ilegales y lo hacen las científicas a través de desobediencia civil organizada.
Científicas y científicos en la cárcel por denunciar la inacción climática
Durante este mes de mayo, el movimiento internacional Scientist Rebellion ha llevado a cabo acciones por todo el mundo para exigir medidas efectivas y alertar a la población para que no mire hacia otro lado mientras sus gobernantes les condenan a los peores escenarios. «La ciencia es clara en cuanto a la gravedad y urgencia climática, y a las necesidades de mitigación, adaptación y descarbonización: nos da el cuánto y el cuándo. Es la población la que, sobre la base de información científica contrastada e independiente, y constituida en asambleas ciudadanas vinculantes, debemos decidir cómo realizamos el decrecimiento inevitable que nos marca los límites biofísicos del planeta, y del que nos avisa la ciencia, y la transición ecológica», comenta Lola Segura, médica e investigadora jubilada.
En España y en otros países, ya hay multitud de personas del mundo científico y académico en procesos judiciales por realizar acciones directas noviolentas. El caso más reciente es el de Mike Lynch-White, cofundador de Scientist Rebellion y activista por los derechos humanos, que ya ha pasado casi 100 días en prisión y que, esta pasada semana, ha sido condenado a 27 meses de cárcel.
Sobre Rebelión Científica:
Rebelión Científica (Scientist Rebellion) se fundó en 2020 para instar a la comunidad científica y académica a unirse a la resistencia civil noviolenta frente a la crisis climática «Hemos confiado en los escritos e informes durante décadas y eso no nos ha llevado a ninguna parte. Ya es hora de que las personas de la comunidad científica comiencen a realizar acciones directas frente a la mayor amenaza de nuestra historia: si los científicos no tenemos el coraje de actuar, ¿cómo podemos esperar que el resto de la ciudadanía se crea nuestras afirmaciones de catástrofe climática?