Cada pueblo del Perú tiene una manera tradicional de celebrar las diferentes fiestas religiosas que vinieron de la mano con la Colonia Española. Entre estas celebraciones se encuentra la Semana Santa que, según el calendario cristiano se celebra entre los meses de marzo y abril. Huancavelica es uno de los tantos pueblos que la celebra y para tal evento, se mezclan la música, cantos y color popular con las festividades de conmemoración religiosa, en la que predominan las procesiones nocturnas.
Por: Nilo Calero.
A lo largo de tres kilómetros, cuesta arriba, se halla el cerro Oropesa, a una altura de 4,300 msnm, desde cuya cima se puede observar una de las más antiguas ciudades del centro del Perú. La población mayoritaria, de extracto rural, se entrega con mucho fervor a la religiosidad, desde el Domingo de Ramos, cuando la sagrada imagen de Cristo ingresa al centro de la ciudad, trayendo el recuerdo del ingreso triunfal a Jerusalén. En Huancavelica, por tradición se recorre la calle central montado sobre un pollino blanco, sobre una larga alfombra de pétalos de flores naturales.
La festividad comienza el lunes, martes y miércoles santo, con procesiones nocturnas, hasta llegar al jueves santo con la presentación de la “Última Cena” de Jesús y sus discípulos. Esta escena es teatralizada por el Grupo Karol Wajttila, integrado por más de cien jóvenes actores, entre varones y mujeres.
Son los mismos que en viernes santo, escenifican la “Vía Crucis más alta del mundo”, precisamente, después de una larga y agotadora caminata de más de tres kilómetros hasta la cima del cerro Señor de Oropesa, que sigue la multitud con oraciones y cánticos de alabanza. Otros claman perdón por sus faltas derramando lágrimas.
En todo el trayecto, la Virgen María (interpretada por una actriz), lo acompaña llorando. Las lágrimas surcan su rostro, mientras los soldados romanos castigan a Cristo, quien carga la pesada cruz de madera. Los actores se esfuerzan por entregar al público asistente una escena con gran realismo.