Desde el año 2019, Naciones Unidas celebra el 24 de abril como el Día internacional del Multilateralismo y la Diplomacia para la Paz.

Durante buena parte de la historia de la humanidad, el aislamiento de ciudades, naciones y estados se vio acrecentado por las distancias, y fue promovido como sinónimo de seguridad. Los extranjeros generalmente, eran considerados inferiores, su destino era la servidumbre, la esclavitud o la muerte.

El desarrollo de “los enviados”, fue un gran avance en el relacionamiento pacifico entre los pueblos. Las experiencias más antiguas registradas, datan del mundo del antiguo Egipto, China, Asia menor y los pueblos indostánicos. En el mundo occidental, la civilización griega es la pionera en darle a la diplomacia un uso frecuente. El escrito «Historia de la Guerra del Peloponeso» de Tucidides, es considerado el primer estudio metódico, que aborda las relaciones diplomáticas (entre Esparta y Atenas).

En tiempos mucho más cercanos, hacia el año 1700 de occidente, en pleno tránsito de la sociedad europea feudal al capitalismo, se hablaba de «poder exterior», diferenciándolo del poder en el propio territorio. Un poder basado en los intereses de los grupos dominantes de los estados invasores y conquistadores, que se imponían por medio de la guerra. Los tratados, constituyeron el instrumento final de las negociaciones y conferencias diplomáticas. La Paz de Westfalia (1648); el Congreso de Viena (1815); la Conferencia de paz de París (1856) y las Conferencias de La Haya (1899 y 1907) fueron marcando el camino de los avances de la diplomacia multilateral para la paz.

Al comenzar el siglo XX la diplomacia se desarrolló en el marco de las relaciones inter-imperialistas. Entendemos al imperialismo como «…la política de un estado que tiende a poner a las poblaciones ajenas al mismo y a otros estados, bajo su dependencia política, económica y militar. La anexión política, es el caso más claro de imperialismo.» (Diccionario del Nuevo Humanismo-1996). Los países europeos (Inglaterra, Francia, Alemania, Países Bajos , Bélgica, Portugal ) y los EE.UU, ejercían el poder colonial a nivel mundial en niveles muy concentrados. El porcentaje ocupado era elocuente: 98,9 % de Polinesia; 90,4% de África; 56,6% de Asia; 27,2% de América y el 100% de Australia.

La primera Guerra Mundial, puso de manifiesto el fracaso de la diplomacia entre los distintos imperios. Terminada la misma surgió el planteo de la creación de un nuevo orden internacional, con la aparición luego fracasada, de la “Sociedad de Naciones” y la condena internacional a la diplomacia secreta. Nacieron los estudios sobre las relaciones internacionales, por un lado con la cátedra de Woodrow Wilson en la Universidad de Gales y sus «14 puntos sobre la paz en Europa y en el mundo» (1918) Desde otro punto de vista, un año antes, tendrá amplia difusión el «informe para la paz» de Vladimir Lenin (1917). Capitalismo y socialismo tenían en esas producciones las referencias principales de ambas posturas épocales.

El tratado de Versalles (1919) posterior al final de la Primera Guerra Europea mundializada, mostrará cómo por medio de la diplomacia pueden imponerse condiciones humillantes al vencido que no garantizan la paz. En la Alemania vejada en Versalles, surgirá en los años posteriores, el Nazismo. Al final de la gran masacre de la Segunda Guerra Mundial (1938-1945) los acuerdos en Yalta y en Postdam impondrán el reparto y el ordenamiento del mundo. Las cúpulas de Inglaterra, EE.UU y URSS delimitaron zonas de influencia, acordaron la creación de países aglutinando pueblos y naciones que no querían integrarse entre sí, prácticamente lo hicieron mirando mapas en los escritorios.

Ese mismo año nacerá el organismo multilateral más representativo mundial hasta el día de hoy: las Naciones Unidas (ONU), como respuesta a la devastación de la guerra con la misión principal de: la paz y la seguridad internacional.

La post guerra ordenará el mundo en dos grandes bloques liderados por EEUU y la URSS. Las relaciones internacionales y la diplomacia estarán regidas por la llamada «guerra fría». En ese mundo bipolar, no se confrontará militarmente directamente entre sí, pero estará al borde de hacerlo poniendo en peligro a toda la especie humana en varias oportunidades, como ocurrió en el año 1962, en la llamada «crisis de los misiles o crisis del caribe».

La bipolaridad llevará las guerras al llamado “tercer mundo” (Corea, Vietnam, Laos, Camboya, Afganistán, entre otras). Atrapadas en esos dos grandes bloques, numerosas naciones se congregaron exigiendo igualdad política en el escenario mundial. Los encuentros afro-asiáticos de Bandung (1955) y El Cairo (1961), la creación del «Movimiento de países No alineados» en Belgrado (1961) y la Conferencia Tricontinental de La Habana (1966) sirvieron a los fines de desarrollar un “movimiento tercermundista”, que permitió posiciones comunes en la ONU, en temas como: la redistribución de los bienes mundiales, la exigencia de mejores condiciones para los trabajadores dentro de la división internacional del trabajo, el reconocimiento común del legado científico, tecnológico y cultural.

En los años 90 el mundo dejará de ser bipolar con la caída del socialismo real. Surge la unipolaridad, dentro de la lógica del llamado consenso de Washington ( denominado así porque la Casa Blanca, el Capitolio, el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro, las sedes del Banco Mundial y del FMI, están todas reunidas en esa ciudad, dentro de un radio aproximado de un kilómetro). El mundo unipolar con los EE.UU como gendarme planetario, favoreció el envío permanente de tropas para todo tipo de invasiones, guerras y ocupaciones. Incluso llegaron a plantear «guerras preventivas», o invocaron los derechos humanos, la paz y el humanitarismo como pretextos para la intervención militar. A partir del 11 de setiembre de 2001 sumaron el falso argumento de “la guerra contra el terrorismo».

Hemos resumido y sintetizado el proceso en las relaciones entre las cúpulas que ejercen el poder, a lo largo del proceso histórico, y hemos señalado los principales hitos de las relaciones interestatales, la diplomacia y el multilateralismo, desde el surgimiento de los estados nación. Procesos y acontecimientos que tienen en común la ausencia del protagonismo de los pueblos, en la toma de decisiones.

El mundo cupular actual nos encuentra bajo una estructura diferente a la de comienzos del milenio. Tenemos polos de poder cupular múltiples, con los EE.UU. en disputa con China y Rusia dentro de procesos de fortalecimiento y rearticulaciones regionales. Pujas que abarcan lo económico, lo comercial, lo tecnológico, y que incluyen el conflicto bélico en Ucrania que enfrenta a Rusia con una OTAN comandada por las cúpulas de los EE.UU y las tensiones en lejano oriente entre China y los EE.UU. en la zona de Taiwan.

El avance del para-estado privado ha hecho que organizaciones que no son estatales tengan una enorme influencia y pongan en cuestionamiento el peso real de las relaciones multilaterales. El poder que tiene hoy el Gran Capital Financiero Internacional Privado, tiene mayor peso que la propia ONU o que otros Grupos Estatales como los G7, G20 o G77. Las redes de la élite corporativa global motorizan la economía y la política mundial con grupos tales como: la Cámara de Comercio Internacional (afiliada a la OMC); las Conferencias Bilderberg (diplomacia y multilateralismo secretista); la Comisión Trilateral (secretismo multilateral entre EE.UU, Europa y Asia-Pacifico pro occidental); el Foro Económico Mundial con sede en Davos (multiplicidad de temas estratégicos y adherido a la ONU), el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible («eco-eficacia empresarial» integrante de la ONU).

Para las y los humanistas el mundo de las cúpulas que concentran el poder en muy pocas manos, debe ser superado por el proyecto y el gobierno de los pueblos. La supervivencia de la especie humana y la humanización del mundo así lo exigen. El capital financiero internacional privado y el complejo militar industrial deben ambos en perspectiva lo más cercana posible, ser directamente disueltos. La banca debe ser una herramienta exclusivamente de bien público y los ejércitos deben progresiva y proporcionalmente ser desmantelados. La complejidad de los problemas políticos, sociales, culturales, económicos y tecnológicos de la sociedad actual, podrán superarse orientando todos los recursos tangibles e intangibles en función de la salud integral, la educación integral y la calidad de vida.

Las y los humanistas proponemos que las relaciones internacionales se rijan por los principios de integración humana, solidaridad, no violencia y convergencia de la diversidad cultural.

Si queremos un cambio real en las relaciones multilaterales, debemos partir de aceptar el absoluto fracaso del orden vigente, asumiendo que no podemos acércanos a una real cooperación internacional si no nos alejamos de los ego-nacionalismos de las clases dominantes locales, en los países con mayor poder internacional. Es necesario cambiar la dirección actual, avanzando hacia procesos de cambios personales y sociales que generen pueblos que se autogobiernen, hacia la construcción de una Nación Humana Universal.

Algunas de nuestras propuestas principales en materia de las relaciones internacionales y multilaterales para la paz y la no violencia son las siguientes:

Refundar la ONU, comenzando por la elección democrática del consejo de seguridad mediante el voto de todas las naciones, sin miembros permanentes con derecho a veto.

Priorizar la existencia de los pueblos por encima de la existencia de los estados.

Respeto a la libre determinación de los pueblos y al principio de no intervención, como afirmación de la intencionalidad y la libertad de los conjuntos humanos.

Practicar una militancia solidaria internacional con los pueblos que luchan por su liberación y contra toda forma de imperialismo y autoritarismo .

Promover la solución pacífica de todo conflicto entre países.

Denunciar al armamentismo como instrumento central de las guerras económicas al servicio de la explotación y la opresión.

Desmilitarización progresiva, acelerada y proporcional, empezando por el armamento nuclear.

Acuerdos inmediatos para prohibir, la investigación, la producción y el uso de armamentos autónomos letales con aplicación de inteligencia artificial y nanotecnología. El mismo criterio para las armas químicas y biológicas.

Establecer relaciones económicas internacionales basadas en la solidaridad y el bienestar, potenciando el desarrollo de los sistemas cooperativos, cogestivos y autogestivos.

Impulsar fuertemente la cooperación internacional para el desarrollo y la transferencia tecnológica y científica en base a la reciprocidad y la democratización del conocimiento.

Políticas ecológicas internacionales que impulsen el cambio de matriz productiva, energética y de consumo, verdadera propuesta de fondo para revertir la catástrofe ambiental global.

Formación de los cuerpos diplomáticos como funcionarios públicos que deben rendir cuentas a la ciudadanía, superando la formación elitista y aislada de la sociedad.

Políticas y legislaciones que permitan la libre circulación de las personas.

Las y los humanistas observamos que el proceso histórico transita con avances y retrocesos, hacia una integración de los países en regiones y de las regiones avanza hacia una mundialización creciente. El signo del paradigma que prevalecerá en esta mundialización no puede ser el actual caracterizado por la absurda y destructiva concentración violenta del poder financiero, político, económico, cultural y militar.

El Partido Humanista Internacional cree firmemente que finalmente prevalecerá la humanización resultante de la convergencia no violenta entre los pueblos. Las y los humanistas propiciamos la creación de federaciones regionales y de una confederación mundial multiétnica, multicultural y multiconfesional, basada en un sistema de democracia real, que abra el camino hacia una verdadera Nación Humana Universal, regida por la libertad personal, por la solidaridad, por la igualdad de derechos y oportunidades, por la no discriminación y por la no-violencia.

 

Equipo de Coordinación Internacional Federación de Partidos Humanistas