Por Sol Pozzi-Escot

El  escritor, ensayista y dramaturgo Herbert Morote ha regresado al Perú para presentar su nuevo libro, “Pinceladas sobre mi padre”, el cual reflexiona sobre su figura paterna y, a través de ello, esboza un retrato universal del hombre que busca la felicidad.   

¿Qué lo motivó a escribir «Pinceladas sobre mi padre»? 

A cierta edad recordar es volver a vivir, es revivir en los recuerdos, y en este caso son recuerdos muy agradables. Mi padre, como muchos padres de familia, merecen ser recordados con cariño.

¿Por qué decidió que sea una biografía novelada?

Creo que el término sería «memorias», y las memorias son recuerdos a los que no hay que exigir exactitud. Uno recuerda lo que quiere recordar. En este caso son apenas pinceladas y nada más, pero pretende dar suficiente detalles de un retrato que describe lo esencial.

¿Cómo describiría a su padre en pocas palabras?

Mi padre fue un hombre que entendió bien que «la felicidad es una forma de resistencia» como diría décadas después Almudena Grandes.

¿Qué importancia tiene la música en su libro?

Me alegra esa pregunta. La música siempre ha sido un consuelo, un escape, una manera de poder encontrar la alegría en la vida. La música en mi familia llenó un espacio importante, ¡qué maravilloso era cantar a coro esos valsecitos criollos! acompañados a la guitarra por mi padre.

¿Cuál es la idea de la felicidad que un lector puede encontrar en su libro?

El libro no pretende dar una receta sobre la felicidad. Es solo el testimonio de una familia que pudo sortear momentos difíciles (como sucede a casi todas las familias en nuestro país) al mantener momentos de alegría que permitió aguantar los inevitables embates de la vida.

¿Cómo se relaciona la historia de su padre con los acontecimientos sociales y políticos de su época?

Mi padre fue un pacifista que participó en varios golpes de Estado. Esta ironía no es rara. Muchas personas se ven envueltas en situaciones que no esperan ni merecen. Lo curioso en el caso de David Morote, es que nunca lo oí quejarse de nada. La vida es así, parecía decirnos.

¿Cómo influyó la vida de su padre en su propia vida y carrera literaria?

Cuando terminé el colegio consulté con mi padre qué carrera debería seguir. A mí me gustaba Letras. Mi padre con mucha razón me dijo que de literatura no se come, que primero buscase una carrera que me diese estabilidad económica y luego me dedicase a lo que quisiera, literatura o filosofía, por ejemplo.

¿Diría que la creación literaria le permitió entender a su padre de otra manera?

No, creo que a mi padre lo entendí desde que abrí los ojos.