Por Sol Pozzi-Escot

En la Feria del Libro de San Borja presentaste la conferencia “La novela policial y la nueva narrativa trujillana”. ¿Qué hace que Trujillo sea un escenario propicio para la escritura de novela policial?

Trujillo es una ciudad a la que amo, pero también es una ciudad que me duele sobremanera. Ese conflicto es propicio para la creación literaria: trato de entenderla, de confrontarla, de perdonarla a través de mis cuentos y novelas.

¿En qué medida la novela policial permite observar y entender los problemas de la sociedad peruana?

No hay forma de escribir una buena novela negra, criminal, sin sumergirse en lo profundo de la realidad que nos rodea y a la que la gran mayoría prefiere ignorar. Requiere mucha investigación y sensibilidad para lograr ser objetivo. No deja de ser un reto grande.

¿Cómo nace tu interés por la novela policial?

Mi interés nació hace mucho tiempo. Yo leía mucha novela policial, de autores norteamericanos, lo que no encontraba era un relato con todos los elementos de la novela policial que tuviera lugar o que estuviera ambientado en el Perú. Había novelas de Colombia, Argentina, México, pero aquí en el Perú, realmente, nunca hemos tenido una tradición de novela policial o novela negra que valga la pena mencionar. El interés fue ese, escribir los libros que a mí me hubiera gustado leer, comenzar con una tradición que a mí me hubiera gustado encontrar en la literatura peruana.

“Gringasho” es tu más reciente novela. ¿Qué te inspiró de este personaje para escribir este libro?

Mi principal objetivo fue desentrañar el fenómeno del sicariato juvenil en el Perú y encontré en Gringasho el vehículo perfecto para hacerlo. Es un personaje tristemente célebre que me sirvió como un vehículo para tratar el tema de una manera que el lector de a pie pudiera entender y dimensionar.

¿Cómo encarar un personaje tan complejo, sin quitarle su dignidad, pero a la vez evitar transformarlo en un héroe?

Creo que es necesario mantener una cierta distancia, estar con un pie adentro y el otro fuera de la historia. Y entender que suele ser imposible no «humanizar» al personaje en tanto que es humano. El hecho de percibirlo de esta forma suele ser perturbador para ciertos lectores, lo cual es entendible.

¿Cuánto de la novela “Gringasho” es investigación y cuánto es imaginación?

De imaginación, nada. Es el perfil de una persona real. Es cierto que muchos de los pasajes de su vida parecen inventados, pero no he ficcionado nada. No esta vez.

A la hora de confrontarte al acontecer nacional, a la actualidad, ¿Qué características posee un suceso que te hace ver que ahí se podría desarrollar una historia de no ficción?

En realidad suele ocurrir así: yo me topo con una noticia, o algo que alguien me cuenta o que leo y se me queda en la cabeza, por una u otra razón, quizá por los detalles de las historias, de los hechos, algo atípico, o algo en lo que yo puedo detectar un potencial intrínseco. No sabría muy bien explicarlo, pero supongo que tiene que ver mucho con el olfato que uno va desarrollando conforme uno se va dedicando a esto. La intuición que tenía para las historias y las ideas la venía trabajando desde que trabajaba en publicidad. Me di cuenta muy pronto que una de mis fortalezas es el criterio que tenía para detectar una buena idea y supongo que en los libros pasa algo similar.

¿Cuál ha sido el mayor desafío que has enfrentado como escritor hasta el momento?

El mayor desafío de mi carrera es, ahora mismo, el de la internacionalización de mi carrera. Si bien es cierto en el 2021 me editaron en México, ahora todos los esfuerzos que yo hago a partir del 2021 es ese, seguir llegando afuera, poder alcanzar lectores fuera del Perú. Ahora, justo me confirmaron que se va a publicar una antología en México, donde también hay un relato mío, entonces estamos viendo la posibilidad de hacer una pequeña gira. Ese ahorita es el gran reto de mi carrera y es sumamente complicado porque realmente no hay un camino predeterminado a seguir para poder alcanzar ese objetivo, así que hay mucho de exploración, mucho de instinto y por supuesto, también, todo aquello que se logra es gracias a Dios.

¿Cómo ves el panorama literario, en el género policial, en Trujillo?

Corren buenos vientos para la novela negra y la novela policial peruana en general. En Trujillo hay escritores del género más bien criminal como Milver Ávalos, Omar Aliaga, Juan Carlos Diaz. Me siento agradecido con Dios por formar parte de este proceso de consolidación.

¿En qué estás trabajando ahora?

Estoy terminando una narconovela de no ficción. Es mi trabajo más ambicioso hasta la fecha y estoy emocionado de poder publicarla a fines de año. Me tomó más de lo que esperaba (tiene más de 400 páginas), pero ha valido la pena. Sé que mis lectores la disfrutarán muchísimo.