Como cada año, el pueblo de Angola celebra este 4 de Abril el Día Nacional de la Paz y la Reconciliación, conmemorando la firma del acuerdo de Paz alcanzado en 2002, luego de 27 años de guerra civil.
Previo al memorando que selló el fin del conflicto armado, un tratado inicial, conocido como Protocolo de Lusaka, había sido rubricado en la capital de Zambia el 20 de noviembre de 1994, pero sin conseguir los propósitos deseados, pues los insurgentes desconocieron los resultados de las elecciones generales de 1992 y continuaron la disputa por la vía militar.
La guerra civil que enfrentó al Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), liderado por Agostinho Neto y luego por José Eduardo dos Santos y la UNITA bajo el mando de Jonas Savimbi, siguió a la proclamación de la independencia en 1975 y dejó un saldo luctuoso de más de 500 mil muertos y cuatro millones de desplazados, convirtiéndose en un conflicto internacional en el marco de la Guerra Fría.
En el discurso conmemorativo de este vigésimo primer aniversario de ese hecho trascendente, el actual presidente de Angola, João Lourenço, exhortó a sus conciudadanos a preservar la paz y la reconciliación nacional como un «bien esencial», del cual todos dependen para poder prosperar.
El actual jefe de Estado consignó también que «la paz y la reconciliación nacional fueron conquistadas el el 4 de Abril de 2002, pero deben ser construidas y preservadas los trescientos sesenta y cinco días del año, todos los años de nuestras vidas, en cada gesto, en cada palabra, en cada actitud y comportamiento del ciudadano angoleño».
El partido gobernante ha dirigido los destinos del país – destruido tras el conflicto fratricida – desde su misma fundación, obteniendo sucesivas victorias con abultado margen desde las primeras elecciones multipartidistas de 2008.
En la última contienda (2022), Lourenço logró su reelección con el 51% de los votos, superando al opositor Adalberto Costa Júnior (UNITA), quien recibió el 44% del favor popular.
En la actualidad, pese a los ingresos petrolíferos del país, gran parte de la juventud de Angola está desempleada y los casos de corrupción salen a la luz día a día. Más del 80% de la población angoleña depende total o parcialmente de la economía sumergida, precisa el portal The Conversation, citando estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas portugués.
Como también lo señaló en su campaña la candidata a la presidencia del recientemente fundado Partido Humanista de Angola, la abogada y ex periodista Florbela Malaquías, quien afirmó que la mayoría de los 30 millones de angoleños viven marginalizados, por lo que es imprescindible «humanizar el país».