Por Débora Nunes y Marcos Arruda
El evento «Rusia y Ucrania: compasión y sanación», celebrado el 4 de marzo de 2023 por la Multiconvergencia de Redes Globales, movilizó profundamente a las personas presentes. Este fue el 15º evento de la MRG. Además de abordar una cuestión de gran urgencia para la civilización del planeta, sirvió para demostrar que la metodología de «Compasión y curación» está madurando como forma post-materialista de hacer política.
La interpretación teatral y la visualización creativa de los hechos en modo meditativo –en este caso la guerra de Ucrania– fomentan el sentimiento de empatía y motivan cada vez a más personas de diferentes países y culturas a implicarse en los eventos que son objetivo de la red MRG. Esta metodología ayuda a los participantes a ir más allá de la racionalidad tradicional, que separa y aleja, para entrar en un modo reflexivo que implica al corazón.
De este modo se toma conciencia de la complejidad del tema tratado, se moviliza la compasión hacia los distintos actores implicados y se consigue una mayor amplitud de pensamiento. El método también permite trascender lo que serían las dos partes de un conflicto y crear posibilidades de entendimiento y diálogo.
El equipo organizador evaluó que el evento superó las expectativas, manteniendo hasta el final la participación activa de las personas presentes, con la asistencia de Tereza Costa y el apoyo de Luana Azurica en el backstage del Zoom y el competente equipo de intérpretes (PT-ES-IN-FR) movilizado por Martinha Arruda. El texto introductorio leído por Marcos Arruda (incluido más abajo), llamó la atención sobre la complejidad de esta guerra que no se resume en dos bandos, y sobre la urgencia de poner fin al enfrentamiento armado y encontrar una solución negociada por vía diplomática de forma justa y no violenta. A continuación, la voz de Salete Aquino evocó palabras procedentes de Siria llamando a la paz, iniciando así la llamada a los corazones de los participantes. La preparación continuó con una representación teatral, con testimonios muy conmovedores que sorprendieron al público: Kathy Swart, estadounidense, expresando su indignación ante lo que calificó de mentiras sobre la guerra, destacando, como si fuera propia, una posición mayoritaria en Rusia de apoyo a la invasión como forma de defender al país de la amenaza de una OTAN en continua expansión; Boris Kagarlitsky, ruso, se ubicó en el punto de vista dominante en Estados Unidos y Europa, condenando la ofensiva rusa y apoyando a Ucrania y a la OTAN; Nadine Outin, francesa, expresó la indignación predominante en Europa contra la llamada invasión de Ucrania y el apoyo a la OTAN, pero también la rebelión de muchos contra las amenazas de la OTAN que llevan a Rusia a defender su seguridad a cualquier precio; y, por último, Celina Valadez, mexicana, destacó la autodefensa ucraniana recitando, como si fuera suyo, un discurso del presidente Zelensky.
Las contradicciones entre nacionalidades y posturas defendidas y el discurso emocionado que hacía evidente la complejidad de la situación, fueron la base de la siguiente fase, una meditación guiada por Débora Nunes que puso al público en contacto con los desgarradores sentimientos de quienes se encuentran en el campo de batalla. Utilizando técnicas de visualización creativa, el público se ubicó en medio del tormento, el miedo y el desastre humano de la guerra a través del encuentro ficticio con un soldado ruso, Boris, y un soldado ucraniano, Igor. Para cada uno de ellos, Débora evocó un sentimiento ante la complejidad de las posturas ante la guerra, desmitificando la idea de un enfrentamiento del bien contra el mal y subrayando la necesidad de un diálogo y una paz inmediatos. En el campo de batalla, Igor y Boris son conscientes de las posiciones adoptadas por personas de su familia y amigos que contradicen lo que están haciendo: hay rusos que alientan a Ucrania a ganar la guerra; hay ucranianos –sobre todo de cultura y habla rusa–, que se alían a Rusia…
Sólo los «señores de la guerra» tienen un mismo lado: son los productores y vendedores de armas en búsqueda del máximo lucro inmediato, los que quieren extender y perpetuar la guerra.
La estupidez del gesto de matar y morir que presenciaron lxs participantes, mostró la complejidad que desmiente los discursos mayoritarios haciendo que, al final, el llamamiento a la paz surja del sentimiento visceral de defender la Vida, y no sólo de la mente y la razón. La canción final del acto, «Give peace a chance», de los Beatles, cerró el acto de forma armoniosa.
Frente a la dimensión internacional de la guerra, frente a la amenaza de consecuencias nucleares que podrían provocar un invierno atómico capaz de convertir el planeta en un infierno, un encuentro de este tipo puede parecer inocuo para algunos. Pero tiene el efecto de las semillas, aparentemente pequeñas y desprotegidas, que son la única forma de que los bosques se renueven.
Este encuentro nos recuerda que formamos parte de la gran familia humana que comparte una ciudadanía planetaria; compartimos angustias y temores, y al mismo tiempo alimentamos esperanzas de una nueva conciencia y de relaciones de fraternidad y paz. En su despliegue ponemos, en la inmensidad de la emoción humana, una vibración de no violencia, de unidad en la diversidad y de poder ciudadano. Plantamos otras formas de pensar, sentir y actuar, donde la compasión y la sanación sean posibles y las guerras se vuelvan imposibles. ¡Que estas semillas florezcan!
Texto introductorio MRG evento 04/03/23: Rusia y Ucrania, Compasión y Sanación
Hemos seguido con aprensión, rabia y tristeza el recrudecimiento de la guerra entre Rusia y Ucrania, apoyada esta última por la OTAN y Estados Unidos. Las familias ven partir a sus jóvenes a la guerra, de un lado y de otro. La guerra está destruyendo un hermoso país: vidas, economía, cultura y patrimonio… El conflicto cumple ahora un año.
Conocemos la complejidad de las cuestiones en juego: el derecho del pueblo ucraniano a decidir por sí mismo; el golpe de Estado de 2014 que destituyó al presidente electo Víktor Yanukóvich, articulado y financiado por la CIA y otras agencias occidentales; el auge de los grupos neonazis en Ucrania; la cuestión de Crimea anexada por Rusia como república autónoma y reclamada por Ucrania; las rivalidades entre bloques económicos antagónicos que impregnan el conflicto en el que participan Rusia, EEUU, la OTAN y Europa; los intereses bélicos de las grandes corporaciones fabricantes de armas –como Lockheed-Martin, Raytheon Technologies, Grumman-Northrop, General Dynamics, Boeing–, y la cadena de producción y comercialización de combustibles fósiles; las explosiones de los estratégicos gasoductos Nord Stream con denuncias de implicación estadounidense y noruega, entre otras graves provocaciones anteriores contra Rusia.
Sabemos cómo los medios de comunicación y los gobiernos mienten, reprimen, manipulan, tergiversan y falsifican la información que llega a todos, de diversas maneras, en diversos grados.
Tomamos nota de la insistente negativa de la OTAN y EEUU ante las ofertas de negociaciones diplomáticas por parte de Rusia, especialmente en diciembre de 2020, y de las provocaciones del ejército ucraniano que llevaron a Rusia a afirmar que su territorio estaba amenazado y que la invasión era una acción defensiva.
Hemos asistido atónitos a la huida en masa de familias ucranianas a países vecinos o lejanos; a la destrucción de ciudades enteras; al bombardeo de escuelas y maternidades; a la denuncia de graves violaciones de los derechos humanos por parte de Rusia y Ucrania; a los llamamientos insaciables de Ucrania a Estados Unidos y sus aliados para que le proporcionen más tanques, más municiones, aviones, misiles y dinero para mantener el conflicto; y a la decisión inflexible de Estados Unidos y la OTAN de persistir en el camino de la guerra y no aceptar una solución negociada. Rusia, por su parte, advierte del riesgo de una confrontación nuclear, en la que sólo habría perdedores. Se suceden crisis que implican a otras naciones, con escasez de alimentos, gas y otros productos importantes. En esta partida de ajedrez, la disputa por el poder, la codicia y el instinto de supervivencia exigen comprender la complejidad del desafío de Paz.
Paulatinamente, representantes de países del África, América Latina y el Sur Global, incluidas las poblaciones empobrecidas y oprimidas del Norte, vienen llamando la atención del mundo sobre la urgencia de una solución negociada, sin ceder a los llamamientos por sumar armas, y subrayando que la presión para un alto el fuego es necesaria para que puedan iniciarse las negociaciones por la PAZ. China se sumó a este pedido en los últimos días.
Esta es sólo una de las varias guerras que hay en este momento en el planeta pero es, potencialmente, la que podría convertirse en una 3ª Guerra Mundial que involucre a todos los países, una guerra que puede no tener vencedores. Todo esto nos afecta gravemente, directa o indirectamente, a todos los ciudadanos de las diferentes naciones de la Tierra. ¡Estamos hablando del riesgo de un conflicto nuclear que podría acabar con gran parte de las formas de vida de la Madre Tierra!
Considerando nuestra experiencia de años anteriores en la MRG, en el ejercicio de pensar en constituir un Parlamento de la Ciudadanía Planetaria, y considerando la gravedad del momento actual de nuestra Historia, invitamos a todos a una experiencia innovadora, abordando la gran complejidad del desafío que vive hoy la humanidad, a través de la voz del corazón y de una visión post-materialista de la vida, para que juntos podamos sentir el dolor, la tristeza y el miedo, pero también reflejar las mejores energías compasivas y sanadoras. Así, podemos ser capaces de ver cómo organizarnos a través de nuestras redes amigas y como individuos para contribuir, fortalecer e impulsar la PAZ a través del diálogo.