El 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, no podría considerarse más oportuno, ya que las mujeres —que constituyen la mitad de la población mundial— siguen soportando diversos grados de opresión, violencia, desigualdad y discriminación. La historia viva de este día está impregnada de lucha y celebración. Es un día en el que las mujeres reclaman por sus derechos con valentía y tenacidad. En lugares muy disímiles del mundo, desde el régimen talibán en Afganistán, hasta el estado de Texas, en Estados Unidos, los hombres esgrimen palabras y armas para subyugar a las mujeres. La solidaridad y la movilización para proteger y liberar a las mujeres son ahora más necesarias que nunca.
Afganistán es probablemente el país que ejerce mayor opresión sistémica contra las mujeres. Richard Bennett, el relator especial de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en ese país, afirmó que el trato de los talibanes hacia las mujeres “equivale a un apartheid de género”. Durante la presentación de un nuevo informe de situación ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el 6 de marzo, Bennett dijo: “La política intencional y calculada de los talibanes es desconocer los derechos humanos de las mujeres y las niñas y borrarlas de la esfera pública. […] Las autoridades [talibanas] deben rendir cuentas [por esto]”.
Ese mismo día, en una protesta de extraordinaria valentía, mujeres afganas realizaron un encuentro de “lectura” frente a la Universidad de Kabul, una acción que consistió en sentarse en el suelo, abrir sus libros y comenzar a leer, en abierto desafío a la medida del Gobierno talibán que prohíbe que las mujeres y las niñas tengan acceso a la educación.
La periodista afgano-canadiense Zahra Nader es jefa de redacción de Zan Times, un medio de comunicación que documenta la situación de los derechos humanos en Afganistán. En conversación con Democracy Now!, Nader expresó: “Las mujeres que protestaron ayer en Kabul saben a lo que se enfrentan. [Saben que] es posible que las maten. […] Igualmente están dispuestas a correr ese riesgo, porque eso es lo que les brinda esperanza. Resisten y luchan […] incluso a costa de sus propias vidas”.
Cerca de Afganistán, en Irán, continúan las protestas que se desataron en todo el país tras la muerte de Mahsa Amini, una joven de 22 años que murió el 16 de septiembre de 2022 mientras se encontraba bajo la custodia de la llamada “policía de la moral” de ese país. Amini había sido arrestada por, presuntamente, llevar el hiyab de manera inapropiada. El Gobierno iraní ha respondido a las protestas con una violenta represión y ha arrestado a miles de manifestantes. Hasta el momento, cuatro hombres han sido ejecutados en público por el solo hecho de protestar. Catorce personas más enfrentan el mismo destino, según Amnistía Internacional.
Mientras tanto, una ola de aparentes envenenamientos ha sacudido las escuelas para niñas iraníes en los últimos meses. Al menos 290 escuelas han sido blanco de estos ataques, que han afectado la salud de más de 7.000 estudiantes.
Manijeh Moradian, profesora del departamento de Estudios sobre Mujeres, Género y Sexualidad de la universidad Barnard College, dijo a Democracy Now!: “Estos horribles ataques químicos contra las escuelas para niñas […] deben entenderse como un castigo contra las mujeres y las niñas que han estado liderando esta revuelta nacional desde hace varios meses. En respuesta, la gente se ha movilizado. El sindicato nacional de docentes convocó a huelgas, sentadas y manifestaciones en todo el país. […] Este es un país en rebelión”.
El 8 de marzo es una fecha significativa en la historia moderna de Irán. En enero de 1979, la Revolución iraní derrocó al sah de Irán, el brutal dictador que contaba con el respaldo de Estados Unidos. Millones de iraníes deseaban un futuro democrático y secular. Sin embargo, el regreso del exilio del ayatola Ruhollah Jomeini dio pie a la instauración de un estricto Gobierno teocrático. El 8 de marzo de 1979, las mujeres iraníes se alzaron en protesta contra el nuevo régimen del ayatolá.
En la entrevista con Democracy Now!, la profesora Moradian hizo un análisis sobre aquel tiempo: “Aquellas mujeres que salieron a las calles en el Día Internacional de la Mujer hace 43 años comprendieron perfectamente que la imposición del código de vestimenta islámico [para las mujeres], la imposición del uso obligatorio del hiyab, formaba parte de la erosión de todas las promesas democráticas de la revolución”. Moradian vincula ese suceso histórico con la actualidad:
“En el Kurdistán iraní, en Saqez, la ciudad natal de Mahsa Jina Amini, los docentes están en huelga en este momento, para defender el derecho de las mujeres y las niñas a la educación, pero también para condenar la represión estatal y la crisis económica que está empobreciendo a la población de Irán. Fue en Saqez donde comenzó este levantamiento en septiembre, con el lema ‘Mujer, vida, libertad’, un slogan que abraza la vida y la alegría [y] que está profundamente conectado con los movimientos feministas y con el Día Internacional de la Mujer”.
Los políticos republicanos en Estados Unidos critican duramente a los talibanes y al trato que estos dan a las mujeres. Pero su aparente feminismo solo llega hasta cierto punto, ya que estos legisladores no dejan de aprobar leyes que tienen como objetivo controlar los cuerpos de las mujeres, restringir la salud reproductiva y criminalizar el aborto.
En Texas, cinco mujeres presentaron una demanda contra el estado por haberles negado el procedimiento del aborto para interrumpir embarazos que ponían en peligro sus vidas. Cuatro meses después del inicio de su embarazo, una de las demandantes, Amanda Zurawski, rompió aguas. Necesitaba abortar, pero no pudo encontrar médico en Texas que estuviera dispuesto a hacerlo. Posteriormente, Zurawski desarrolló una septicemia que podría haberle provocado la muerte. Como resultado, es posible que nunca más pueda dar a luz. El encarcelamiento de mujeres que sufren abortos espontáneos, como ya sucede en El Salvador y otros países, podría llegar pronto a los estados de Estados Unidos gobernados por republicanos.
El 8 de Marzo, el Día Internacional de la Mujer, tiene su origen en una protesta socialista en la que obreras textiles en huelga de la ciudad de Lawrence, en el estado de Massachusetts, exigían no solo pan, sino también rosas. Ahora, más de un siglo después, además de pan y rosas, las mujeres, las personas de género no conforme, las personas trans y las personas de la comunidad LGBTQ+ exigen educación, autonomía corporal, igualdad salarial y el derecho a vivir libres de violencia. La lucha continúa.