Por A. Astorga
En esta sexta entrega de los documentos de SALVETERRA® analizaremos el tema de los ecosistemas de humedal, en particular su gran importancia ecológica y la estrategia a seguir para su recuperación. Un asunto clave en la lucha contra el Cambio Climático y la recuperación del equilibrio de la Ecosfera terrestre.
Al respecto, no solo es suficiente hacer un recuento de todos los beneficios ecológicos que nos dan los humedales. Tenemos que ser realistas para ubicarnos de forma objetiva. No para lamentarnos, sino para tomar acciones concretas y efectivas para su recuperación y fortalecimiento.
El agua es el elemento clave de los humedales: existen diversas variantes de humedales, tanto de agua dulce como salada. En ambientes continentales pueden variar desde cuerpos de agua, como ríos, lagunas, pantanos o suampos, hasta terrenos boscosos con suelos inundados o saturados en agua durante largos periodos de tiempo.
El agua puede provenir del mar, de los ríos, las lluvias o de los mantos de aguas subterráneas. Los humedales se distinguen también por las características particulares de sus suelos y por la presencia de plantas y animales adaptados a las condiciones de inundación o de alternancia de períodos de anegamiento y sequía. De esta manera, los humedales no son necesariamente transiciones entre los sistemas acuáticos y terrestres, sino que poseen características estructurales y funcionales propias, que los diferencian de unos y otros.
Pero es importante comprender que no todo terreno afectado por estancamiento de aguas superficiales, en particular si el mismo se debe al desarrollo de inadecuados drenajes, es un humedal. Este aspecto puede a llevar a que las autoridades cometan muchas injusticias.
Situación global: en la actualidad los humedales cubren, aproximadamente, 12,1 millones de kilómetros cuadrados. El informe de Ramsar denominado Perspectiva Mundial sobre los Humedales, del año 2018, señala que los humedales han disminuido en un 35 % desde el año 1970. De acuerdo con un informe de la Naciones Unidas del año 2018, los humedales desaparecen tres veces más rápido que los bosques, los cuales tienen tasas de pérdida anual del orden de las 60 mil hectáreas.
Los humedales incluyen algunos de los ecosistemas con mayor densidad de CO2 de nuestro planeta, como las marismas saladas, las praderas marinas y los manglares. Las turberas, que representan sólo el 3 % de la superficie terrestre del mundo, almacenan el doble de CO2 que todos los bosques del planeta, y desempeñan un papel fundamental para lograr los compromisos mundiales para el cambio climático, el desarrollo sostenible y la biodiversidad.
Por esta razón, la recuperación, restauración y protección de los ecosistemas de humedal es una tarea estratégica en materia de la lucha contra el Cambio Climático.
Los humedales también contribuyen a reducir el riesgo de desastres, ya que mitigan las inundaciones y protegen las costas.
A pesar de su papel esencial en la regulación del clima mundial, los humedales siguen estando infravalorados por los responsables de políticas y de la toma de decisiones en los planes nacionales, particularmente de ordenamiento territorial.
La pérdida o degradación de los humedales tiene efectos negativos en la naturaleza y las personas. Las principales presiones sobre los humedales se relacionan con cambios en el uso del suelo (urbanización, construcción de infraestructura como carreteras, deforestación, rellenos, etc.), alteraciones en la dinámica del agua (por extracción, intercepción, desvíos, etc.), extracciones (pesca, maderas, pasturas, etc.), contaminación (agrícola, industrial y doméstica), introducción de especies exóticas invasoras y el cambio climático.
Humedales en Costa Rica: en nuestro país hay avances y retrocesos en materia de protección de los humedales.
Con la promulgación de la Ley Orgánica del Ambiente (1995) los humedales adquirieron la categoría de áreas silvestres protegidas. Pese a eso, al no disponerse de una cartografía oficial que identificara todos los humedales del país, fueron los humedales que estaban inscritos en el Convenio Ramsar o bien que estaban explícitamente definidos, los que tenían mayor protección.
En el año 2010, con la promulgación de algunos ajustes a la Ley de Vida Silvestre la situación de los humedales empeoró. Se introdujo un artículo que señala que hay pena de cárcel a quien dañe un humedal si no cuenta con la autorización por parte del Sistema Nacional de Areas de Protección (SINAC). De esta manera se abrió la puerta para afectar los humedales vía un permiso que otorga esta entidad, siempre que se cuente con viabilidad ambiental.
Sobre la base de este artículo se promulgó un decreto ejecutivo que regulaba el desarrollo de infraestructura vial en zonas de humedal. Parte de los argumentos esbozados por el MOPT – CONAVI de ese momento, era que construir una carretera por zonas de humedal era más cómodo, debido a que no había que hacer expropiaciones.
El autor participó en una acción de inconstitucionalidad contra ese decreto ejecutivo que, finalmente, la Sala Constitucional, declaró sin lugar, con lo cual se consolidó la situación de desorden en el tema de la protección de los humedales en el país.
Como parte de las discusiones que se dieron alrededor de esa acción de inconstitucionalidad, llamó mucho la atención la posición de la Procuraduría General de la República que afirmó que había dos “tipos” de humedales desde el punto de vista jurídico: los de propiedad privada y los de propiedad pública, como si esa situación implicara que unos son más susceptibles de ser impactados o dañados que otros.
Recientemente, en el año 2018, el SINAC elaboró el primer mapa de humedales de Costa Rica. Este instrumento representa un gran avance, dado que incluye todas las categorías de humedales del país a una escala suficientemente satisfactoria para gestionar su protección.
Pérdida de bosques húmedos del Humedal Caribe: por medio del estudio comparado de imágenes satelitales de diversos años, el autor ha podido identificar la desaparición de cientos de hectáreas de bosques del Humedal Caribe. Esto llevó a la realización de una denuncia ante el Ministerio Público (ver el siguiente enlace).
La tendencia de desaparición de los bosques de humedal se ha acelerado desde el año 2014 con el inicio de construcción de la Terminal de APM en Moín. Se observó un patrón con un proceso de deforestación del bosque de humedal, el drenaje de las aguas y un proceso de disecación para el desarrollo de nuevas construcciones. El asunto es seria pues sucede a lo largo de Humedal Caribe desde Tortuguero hasta Cahuita, como mínimo.
Se trata de una situación muy grave y es posible que, en otras áreas del país, también se pueda estar dando.
Búsqueda de soluciones: son varias las acciones concretas que se deben implementar urgentemente para detener el daño a los humedales del país. Las principales son las siguientes:
Fortalecer al SINAC y la Dirección de Humedales para que puedan ejercer un mayor control de la situación de humedales en el país. Esto lleva por una revisión detallada del decreto ejecutivo que establece la metodología para definir zonas de humedal y que a criterio del autor tiene serias limitaciones técnicas.
Fortalecer a la unidad ambiental del Organismo de Investigación Judicial que realiza investigaciones y levantamiento de prueba sobre daño ambiental a humedales.
Equipar a la Fiscalía Ambiental del Ministerio Público para que pueda disponer de fuentes de información satelital sobre los cambios de uso del suelo en zonas de bosques de humedal y en bosques en general en el país, donde se está dando una fuerte presión por el cambio de uso del suelo, como en el caso de Humedal Caribe.
Sustituir o modificar el decreto ejecutivo que permite el desarrollo de construcciones en zonas de humedal por un instrumento jurídico más moderno y que fije reglas técnicas más claras sobre la protección de humedales y el desarrollo de un sistema de compensación ambiental para los casos especiales en que sea necesario el desarrollo de obras estratégicas. También debe integrar lineamientos concretos para la recuperación de humedales dañados ilegalmente o bien, como parte de la lucha contra el Cambio Climático con el desarrollo de sumideros de carbono.
Impulsar el desarrollo de planes de ordenamiento territorial en todo el país, dentro de los cuales se delimiten y fijen las zonas de humedal a fin de que sean protegidos de forma más sólida con la participación de los gobiernos locales. De igual forma, estos planes deben establecer, donde se presenten las condiciones, las zonas de restauración de ecosistemas de humedal.
Con el desarrollo de estas acciones concretas sería posible cambiar el rumbo al proceso de deterioro que está afectando a los humedales del país.
Como hemos dicho antes, Costa Rica tiene el potencial de convertirse en un país líder en el mundo que, con el ejemplo, puede mostrar el correcto camino hacia la protección del ambiente, incluyendo los importantes sistemas de humedal tropicales.