Cinco días después de la invasión liderada por los Estados Unidos en Irak, tuvo lugar la 75a. ceremonia de entrega de los premios Oscar en el Teatro Kodak de Los Ángeles.
Aquel día, el cineasta Michael Moore fue distinguido con la estatuilla dorada en conjunto con Michael Donovan por su documental «Bowling for Columbine, película que representa un vibrante alegato contra la portación de armas en los Estados Unidos. El film retrata cómo los ciudadanos estadounidenses viven absortos en el miedo y en la ignorancia, alimentados principalmente por los medios de comunicación, lo que nutre la espiral de constante violencia.
Aquel día, Moore no logró terminar su discurso de aceptación. A poco de comenzar, cuando denunciaba las mentiras que el gobierno de George W. Bush usó para justificar la invasión, fue abucheado por una parte de la audiencia y obligado a abandonar el escenario por los organizadores.
Quince años después, al recibir otro premio, esta vez otorgado por la Broadcast Film Critics Association y la Broadcast Television Journalists Association, Moore pudo darse el gusto de desempolvar el texto que no le permitieron difundir en la gala de Hollywood.
A pocos días de cumplirse el vigésimo aniversario de aquella guerra, reproducimos el valiente discurso de Michael Moore que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos censuró.
«En nombre de nuestros productores, Kathleen Glynn y Michael Donovan, de Canadá, quiero dar las gracias a la Academia por ello.
He invitado a mis compañeros nominados a la categoría documental a subir al escenario con nosotros, y están aquí porque se solidarizan conmigo porque nos gusta la no ficción. Nos gusta la no ficción, pero vivimos en tiempos ficticios. Vivimos en tiempos en los que tenemos resultados electorales ficticios que eligen a un Presidente ficticio.»
Ahí empezó el infierno, comenta Moore el evento original.
«Vivimos en una época en la que tenemos a un hombre que nos envía a la guerra por razones ficticias. Ya sea la ficción de la cinta adhesiva o la ficción de las alertas naranjas, estamos en contra de esta guerra, señor Bush. Qué vergüenza, Sr. Bush«.
El micrófono bajó entonces hacia el escenario, aumentó el volumen de sonido de la banda, y Moore ya no pudo continuar.
«Y ahora, por primera vez» – dijo en Noviembre de 2018 – aquí está el resto de mi discurso de aceptación del Oscar».
«Así que antes de terminar, quiero decir unas palabras sobre la no ficción y cómo utilizarla como cura para las muchas mentiras que nos cuentan, y como arma no violenta de revolución y cambio.
He leído a lo largo de los años que mi primera película, «Roger y yo», abrió las puertas al cine documental, el primer documental que se distribuyó ampliamente en los cines de los centros comerciales y en los multicines de Estados Unidos.
Sin embargo, la Academia no me ha admitido como miembro durante 13 largos años, hasta el mes pasado. Había oído todas las razones: Roger y yo’, no es un documental; ‘Roger y yo’, los documentales no deben ser entretenimiento; estás usando tu humor frívolo y eso disminuye la seriedad y el impacto de lo que intentas decir; etcétera, etcétera.
Los que procedemos de las ya muertas ciudades fabriles del Rust Belt y que, como yo, sólo tenemos estudios de bachillerato -apenas superé el último curso, suspendí inglés y suspendí matemáticas, pero saqué un suspenso en francés-, los que procedemos de la clase trabajadora conocemos de inmediato el tono clasista de quienes nos hablan, los que fueron a las mejores escuelas, o incluso a cualquier escuela.
Animo a todos los que nos están viendo en casa esta noche en las Gary, Indianas de América, en los Camden, New Jerseys, en los San Ysidros, los East St. Louis, y sí, los Flints y los Detroits y los Pontiacs y los Dearborns, a que cojan una cámara y luchen contra el poder. Hagan oír su voz y detengan esta guerra sin sentido.
Gracias y buenas noches«.