Javier Belda.-

Hace mucho tiempo que se dice: «El mundo está al borde de un gran cambio» y, efectivamente, hubo grandes cambios. A medida que el tiempo histórico se acelera, más vertiginosos.

Hoy soñamos con añadir al enunciado: y será un cambio en dirección humanista.

Esto no es tanto una predicción como una observación de las tendencias en juego. ¡Ya nos gustaría que fuera esta una predicción inequívoca! Pero tampoco sería justo ceder al crimen organizado su relato catastrófico sobre el futuro, por lo tanto, vamos a comentar un poco sobre las trazadoras en el momento actual.

En la ópera de Béla Bartók, El castillo de Barbazul, Judith obtiene de su amado las llaves de siete puertas misteriosas, y las abre una por una. Detrás de la primera hay una cámara de tortura: son los tormentos del propio Barbazul los que están encerrados allí. Detrás de la segunda puerta hay un depósito de armas. A continuación se pone al descubierto un tesoro, pero todas las joyas están manchadas de sangre. Luego Judith ve un magnífico jardín detrás de la cuarta puerta; pero cuando mira más de cerca, la tierra, de la que brotan los árboles y las flores, está impregnada de sangre. La quinta puerta muestra un amplio paisaje; surge de él un torrente de luz cegadora, pero una nube que se extiende sobre él parece arrojar sombras tenebrosas también teñidas de sangre. Detrás de la sexta puerta hay un lago de plata: son las lágrimas, los dolores secretos de una vida. Barbazul entrega las llaves a Judith; desea abrazarla y por medio de su amor escapar de su pasado. Sin embargo, Judith, a causa de su inclinación por este hombre extraño (que en realidad es el arquetipo del hombre), y tal vez por el eterno deseo de redimirlo, le pide también la última llave…

Durante décadas el capitalismo ha generado todo tipo de barbarie en el mundo, pero esto era supuestamente soportable. Bastaba con cerrar una puerta para no ver el desastre causado, ya fueran pueblos extraños o propios, siempre quedaba algún jardín –Borrell dixit–, ajeno al desastre producido, donde dirigir la mirada.

Wikimedia commons

Guerra antihumanista contra Rusia y China

Esta semana la prensa ha anunciado que Australia comprará a EE.UU. de 3 a 5 submarinos de propulsión nuclear.[1]

Dice la nota: el plan de submarinos ilustra el compromiso a largo plazo de Washington para proteger la «paz y la estabilidad» en la región de Asia-Pacífico frente a una China en ascenso, reforzando así el poder occidental en dicho espacio.

En otro artículo –en los medios prohibidos– se dice:

«Esto sería una bomba de relojería para la paz y la estabilidad en la región. Australia no debería entrar en la categoría de saboteadores de la seguridad regional solo por la presión de EEUU».

En la luz de las estimaciones de los medios australianos, según los cuales el acuerdo podría costarle a Australia unos 183.000 millones de dólares y elevar su gasto en defensa al 2,5% del PIB, Song Zhongping apuntó que «una inversión tan enorme dejaría a Australia con una pesada carga». [2]

Muy ilustrativo todo ello… pues nos muestra lo que hay en la séptima puerta del no-plan antihumanista. El capitalismo ha entrado en un declive mortal. Ya no un declive para resolver su colapso, sino para producirlo aceleradamente.

Esta «cosa» no está representada por ningún país en el mundo, sino por el Estado Profundo. Lo hemos visto claramente con el virus americano [3]. Si los ciudadanos autóctonos sucumben en la pobreza, las drogas, la contaminación [4] y la enfermedad no es un problema en absoluto; todo bien para la élite (BlackRock, por ejempo).

Lo mismo vale para los súbditos europeos empeñados en su complicidad genocida.

En este mes de marzo de 2023 los ministros de defensa de los 27 países de la UE, reunidos en Estocolmo, aprobaron el plan –presentado por Josep Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad– para la «adquisición conjunta de munición de gran calibre». A la reunión asistió el Ministro de Defensa ucraniano (a pesar de que Ucrania no forma parte de la UE), que «explicó cuáles son las necesidades militares de Ucrania». Borrell declaró: «Estamos en tiempos de guerra y debemos tener mentalidad de guerra». A continuación esbozó el Plan, que consta de tres pasos:

1) Sacar proyectiles de artillería, especialmente de 155 mm, de las reservas de los Estados miembros de la UE y suministrarlos inmediatamente a Ucrania. El dinero procede del Fondo Europeo para la Paz (FEP), que ya ha destinado 3.600 millones de euros (pagados por los ciudadanos de la UE) a este fin.

2) Hacer realidad un acuerdo entre los 27 Estados miembros de la UE para la adquisición conjunta de proyectiles de 155 mm mediante la firma de los primeros contratos de siete años ya el mes que viene. Se trata de un pedido masivo tanto para restablecer y aumentar las reservas nacionales como para garantizar el suministro a Ucrania.

3) Garantizar el aumento a largo plazo de la producción de munición en Europa apoyando a las industrias de defensa para asegurar el suministro a Ucrania a largo plazo. (La UE tiene previsto suministrar a Ucrania aproximadamente un millón de proyectiles de artillería).

Borrell también informó de que «a finales de marzo, nuestra Misión de Asistencia Militar habrá adiestrado a más de 11.000 soldados ucranianos. Para finales de año esperamos haber entrenado a 30.000 soldados». La UE ha destinado 18.000 millones de euros (de nuevo pagados por los ciudadanos de la UE) para ayudar a Ucrania.

Josep Borrell resumió el propósito del plan con estas palabras: «Para ganar la paz, Ucrania debe ganar la guerra. Y por eso debemos seguir apoyando a Ucrania para que gane la paz». De este modo, la UE entra abiertamente en guerra contra Rusia como parte de la estrategia cada vez más peligrosa de Estados Unidos y la OTAN.

Nicolás Roerich – Internet Archive

La respuesta oriental nos aproxima al humanismo

Cuando los medios –los autorizados– se refieren a la guerra de Ucrania deberían decir en su lugar:

Desde el 24 de febrero de 2022 Rusia lleva a cabo una operación militar especial para defender las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk (actual Nueva Rusia), previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, frente al genocidio por parte de Kiev (documentado desde 2014) [5] . Uno de los objetivos fundamentales de la operación fue definido por el presidente Vladímir Putin como la desmilitarización y desnazificación de Ucrania.

Mientras tanto China está fomentando alianzas de paz: en Oriente Medio (en Yemen, entre Irán y Arabia Saudí) [6], en África, en Nueva Rusia [7], etc. La HISTORIA humana se presenta en mayúsculas, mientras Occidente está empeñado en subestimar a Lao-Tse, Confucio y Sun Tzu.

Por su parte, Rusia ha dado una respuesta modélica frente a la agresión brutal de un nazismo reeditado, tras ser liberado de la Caja de Pandora que el imperialismo anglosajón había guardado como su tesoro secreto (tras la conclusión de la 2ª Guerra Mundial).

Al parecer, habían depositado muchas esperanzas en su caja secreta: sanciones, revoluciones de color, terrorismo, nazismo, laboratorios bacteriológicos, control y poder de extorsión sobre los estados europeos, etc. Y seguirán sacando sus cositas de su cajita; visto lo visto no esperamos menos.

El imperialismo se repite en sus argumentos, ya sea el eje del mal o los chicos malos [8] como: Slobodan Milošević,  Sadam Huseín, Muamar el Gadafi, Bashar al-Ásad o Vladímir Putin y, muy pronto, Xi Jinping.

Pero una cosa es bombardear los mercados de Belgrado, Bagdad o Trípoli, tal día en que las mamás y sus hijos  estaba de compras, y otra es pretender derrotar al país más grande del mundo contra el que no pudieron ni los mongoles, ni Carlos XII de Suecia, ni Napoleón, ni Hitler.

No señores, no se trata de Putin, se trata de toda una nación que se reconoce en su pasado.

Contra Moscú se desató una agresión de sanciones sin precedentes orientada en aplastar a corto plazo la economía rusa, «a derrumbar la moneda nacional, el rublo, a través del robo de las reservas de divisas y a provocar una inflación destructiva». Sin embargo, el plan de Occidente no tuvo éxito. Más bien estamos presenciando lo opuesto. [9]

El humanismo está latente en la cultura rusa, la misma que se está tratando de arrancar de las enciclopedias y de las plazas públicas en Ucrania y Lituania.

Precisamente el humanismo podría emerger renovado en el futuro de un mundo no-bipolar.  

Conceptualmente, el tema no es muy complicado; si se promueve la rusofobia el humanismo estará junto a los pueblos eslavos que se quieren suprimir.  Si se veta la palabra a aquellos sobre los que caen las bombas y el nazismo, el humanismo se sumará a la causa de dar voz.

Nuestros corazones lloran los bracitos de las explosiones en Donbass, pero también lloran todas las víctimas, sin importar el uniforme que vistan. Ese mismo corazón se enciende de pasión frente a la unidad, la valentía y la serenidad de toda una nación unida en su cultura, la cual es hoy un continuum de religión, imperio, unión soviética, federación… ¡Todo eso y mucho más!

Hablamos de humanismo como posibilidad futura y aspiración, no como logro ni como modelo social, pues tal cosa es algo desconocido hasta la fecha.

¿Qué es lo que puede sobrepasar el abismo sino la posibilidad de ensanchar tu corazón con plenitud y coherencia?


[1] Australia comprará a EE.UU. hasta 5 submarinos de propulsión nuclear en el marco de AUKUS

[2] La producción de submarinos nucleares de EEUU en Australia es una «bomba de relojería» para el mundo

[3] Están locos

[4] El frecuente derrame de sustancias tóxicas que causa más riesgos y muertes en EEUU que el tren de Ohio

[5] Crímenes de Ucrania: sin fecha de prescripción

[6] Oriente Medio espera la paz china

[7] China presenta un plan de paz para Ucrania, Occidente lo acoge con desdén y escepticismo

[8] Los halcones de Bush y la propaganda de guerra

[9] Alerta en Estados Unidos: quiebran dos bancos

 

El artículo original se puede leer aquí