Tras su aclamado paso por Norteamérica, Roger Waters llevará su gira “This Is Not a Drill” a Europa. El largo viaje incluye presentaciones en Alemania, donde el último concierto estaba programado para el 28 de mayo, en Frankfurt. Sin embargo, el 24 de febrero, el ayuntamiento de Frankfurt y el Gobierno del estado de Hesse anunciaronla cancelación del show, por “persistente comportamiento antiisraelí”, y calificaron a Waters de antisemita.

Por Vijay Prashad y Katie Halper

La cancelación del concierto de Waters es una amenaza para la libertad de expresión y la libertad artística. Está diseñada para silenciar las legítimas críticas al Gobierno de Israel que emanan tanto de la comunidad mundial de derechos humanos como del propio Israel. La música de Waters ha cautivado al mundo durante más de cinco décadas. Durante ese tiempo, también se ha convertido en un respetado defensor de los derechos humanos. En respuesta a la decisión del ayuntamiento de Frankfurt, artistas y defensores de los derechos humanos, entre ellos Peter Gabriel, Julie Christie, Noam Chomsky, Susan Sarandon, Alia Shawkat y Glenn Greenwald, han firmado una petición en la que piden al Gobierno alemán que anule la cancelación del concierto.

En un mundo más civilizado, Frankfurt le daría un premio por su valentía, no intentaría silenciarlo a través de la censura estatal.

Para ser claros, la postura de Waters respecto al trato desigual que el Gobierno israelí dispensa a judíos y palestinos – con numerosas políticas y leyes que favorecen a los judíos en detrimento de los palestinos – está dentro de la corriente dominante de la comunidad internacional de derechos humanos.

Una serie de destacadas organizaciones de derechos humanos, incluyendo Human Rights Watch y Amnistía Internacional, así como organismos y expertos de las Naciones Unidas, como el relator especial de la ONU, sostienen que la política israelí ha creado un Estado de “apartheid” dentro de Israel, a través de su ocupación de los territorios palestinos. De hecho, en 2021, el respetado grupo israelí de derechos humanos B’Tselem emitió una contundente declaración en la que calificaba al Gobierno israelí de “régimen de supremacía judía, desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo” y concluía: “Esto es apartheid”. Las declaraciones que Waters ha hecho sobre Israel coinciden totalmente con estas críticas.

La fusión de la crítica a Israel y el antisemitismo es peligrosa y perpetúa la perspectiva antisemita común de que todos los judíos apoyan monolíticamente a Israel. Dado que el antisemitismo es un problema real, su militarización y distorsión para reprimir las críticas legítimas a Israel es imprudente y socava la lucha contra el antisemitismo.

La declaración del Ayuntamiento de Frankfurt no ofrecía ninguna prueba de su afirmación, salvo que Waters ha “llamado, repetidamente, a un boicot cultural a Israel y ha establecido comparaciones con el régimen de apartheid de Sudáfrica”. La afirmación sobre el “boicot cultural a Israel” es una referencia al Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), el movimiento que surgió en 2005, liderado por palestinos, y que desde entonces ha ganado un importante apoyo en todo el mundo.

Nos pusimos en contacto con Waters para que respondiera a la campaña en su contra, y nos dijo: “Mi plataforma es sencilla: la aplicación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 para todos nuestros hermanos y hermanas del mundo, incluidos los que se encuentran entre el río Jordán y el mar Mediterráneo. Mi apoyo a los derechos humanos universales es universal. No es antisemitismo, que es odioso y racista y que, como todas las formas de racismo, condeno sin reservas”.

La equiparación oficial de la crítica a la política israelí con el antisemitismo es problemática, pero no es nueva en la Alemania contemporánea. En mayo de 2019, el Parlamento alemán aprobó una resolución no vinculante que asociaba el BDS con el antisemitismo. Esta resolución siguió a una serie de ataques contra organizaciones, incluidos numerosos grupos judíos (como el grupo Voces Judías por una Paz Justa en Medio Oriente, con sede en Alemania) cuya defensa en nombre de los palestinos estaba, en ese mismo momento, siendo clasificada por el Gobierno israelí como antisemita.

En respuesta a este ataque contra los críticos del Gobierno de Israel por su maltrato a los palestinos, más de 90 académicos e intelectuales judíos firmaron una carta abiertaen defensa de Voces Judías por una Paz Justa en Medio Oriente. La última línea de esa carta pedía “a los miembros de la sociedad civil alemana que luchen sin tregua contra el antisemitismo, manteniendo una clara distinción entre las críticas al Estado de Israel, por duras que sean, y el antisemitismo, y que preserven la libertad de expresión para quienes rechazan la represión israelí contra el pueblo palestino e insisten en que se ponga fin a ella”.

En su ataque a Waters, el Ayuntamiento de Frankfurt imitó la línea de pensamiento seguida por el Gobierno extremista israelí en su uso del antisemitismo como arma, para tratar de socavar a los críticos de su narrativa oficial.

El ataque a Waters por parte del Ayuntamiento de Frankfurt forma parte de un patrón inquietante en la Alemania contemporánea. Adam Broomberg, un fotógrafo judío con residencia en Berlín, conocido por su trabajo sobre la crueldad y la irracionalidad de la violencia, se encontró en el punto de mira del comisario de antisemitismo de la ciudad de Hamburgo, Stefan Hensel.

Hensel ha utilizado sus redes sociales y varios periódicos para atacar a cualquiera que apoye el movimiento BDS, calsificandolo de “antisemita”. Su campaña contra Broomberg suscitó la ira del fotógrafo, que nació en Sudáfrica y tiene un conocimiento íntimo y muy personal del apartheid. Broomberg declaró a la revista de arte Hyperallergic que estaba desconcertado por este ataque: “Para un comisario del antisemitismo, que su primer ataque, el más vehemente y poderoso, sea contra un judío y que ponga en peligro la vida y la profesión de un judío, es totalmente irónico. …Acabo de enterrar a mi madre, que vivió el Holocausto, y vuelvo y se me acusa de ser un odioso antisemita que aboga por el terrorismo contra los judíos. No podría ser más judío”, dijo. “Me ha afectado profundamente”.

A principios de marzo de 2023, Hensel publicó en Instagram una fotografía de Roger Waters en la versión cinematográfica de su gira de conciertos “The Wall” (2010-2013). Junto a la imagen, Hensel escribió: “El lema debería ser: ‘Roger Waters no es bienvenido en Hamburgo’”. Adam Broomberg respondió en Twitter que la imagen de Hensel en la que Waters aparece caracterizado como un villano fascista fue sacada de contexto de una “película innegablemente antibelicista de Waters y [Sean] Evans llamada ‘The Wall’ para presentarlo como un nazi en un intento de cancelar su concierto”.

Esta distorsión, escribió Broomberg, es un ejemplo de “propaganda alemana”.

En julio de 2022, el ministro de Asuntos Exteriores de Sudáfrica, Naledi Pandor, al dirigirse a una reunión de los jefes de misión palestinos en África, dijo que “la narrativa palestina evoca experiencias de la propia historia de segregación racial y opresión de Sudáfrica”. Reflexionando sobre las conclusiones de los informes de derechos humanos y los documentos de la ONU, Pandor afirmó: “Estos informes son significativos para aumentar la conciencia mundial sobre las condiciones a las que están sometidos los palestinos, y proporcionan credibilidad y apoyo a un abrumador conjunto de pruebas objetivas, todas ellas apuntando al hecho de que el Estado de Israel está cometiendo crímenes de apartheid y persecución contra los palestinos”.

Nada de lo que hayan dicho destacados artistas internacionales como Waters o Broomberg sería ajeno al contenido de estos informes ni diferente de lo que dijo Naledi Pandor en aquella reunión de Pretoria. De hecho, todo lo que dijo refleja la biblioteca de resoluciones de la ONU que demuestran la ilegalidad de la ocupación israelí de Palestina y las condiciones de apartheid a las que se enfrentan los palestinos dentro de Israel y sus territorios. El ataque del Ayuntamiento de Frankfurt a Waters no es en realidad un esfuerzo por denunciar el antisemitismo; es, más bien, un ataque a los derechos humanos de los palestinos.

Este artículo fue producido para Globetrotter.


Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista indio. Es miembro de la redacción y corresponsal en jefe de Globetrotter. Es editor en jefe de LeftWord Books y director del Instituto Tricontinental de Investigación Social. También es miembro senior no-residente del Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin de China. Ha escrito más de 20 libros, entre ellos The Darker Nations y The Poorer Nations. Sus últimos libros son Struggle Makes Us Human: Learning from Movements for Socialism y The Withdrawal: Iraq, Libya, Afghanistan, and the Fragility of U.S. Power (con Noam Chomsky).

Katie Halper es escritora, cineasta y presentadora del programa semanal “Katie Halper Show”, transmitido vía YouTube, podcast y como programa de radio en la WBAI. Es copresentadora de “Useful Idiots”, un podcast y programa de YouTube; y directora del documental “Commie Camp” (próximo a estrenarse). Ha escrito en medios como The Guardian, The Nation, la revista New York y Comedy Central, y ha aparecido en MSNBC, Fox y Rising, entre otros. Es miembro de Jewish Voice for Peace (Voces Judías por la Paz).