La Habana, (Prensa Latina) Tras una paliza letal, el nombre de Tyre Nichols pasó a engrosar la larga lista de víctimas mortales que en Estados Unidos genera la brutalidad policial, cuyo saldo lejos de disminuir, aumenta año tras año.
Por Ivette Fernández
Redacción Norteamérica
El afrodescendiente de 29 años, residente en Memphis, Tennesse, fue golpeado el pasado 7 de enero de manera descomunal, rociado con gas pimienta y azotado con una porra por cinco agentes del orden que, adicionalmente, le privaron de asistencia médica por más de 20 minutos.
Las imágenes del joven adolorido y ensangrentado, conmueven sobre todo en la parte en la que invoca a su madre y dice que solo quiere llegar hasta su casa.
El hombre, supuestamente detenido por conducir de manera imprudente, fue hospitalizado, pero murió tres días después por un paro cardíaco y una falla renal como resultado del ataque.
La tragedia de Nichols es apenas el más reciente capítulo de un flagelo del que Estados Unidos no logra desprenderse, pese a la repulsa que genera en su sociedad.
Acorde con una compilación del sitio Mapping Police Violence, 2022 fue el año más mortífero causado por la violencia policial desde 2013, con un promedio de más de tres individuos muertos por día y alrededor de 100 al mes, y 31 decesos adicionales en comparación con 2021 cuando se registró el asesinato de mil 145 personas.
Del total de los mil 176 fallecimientos del pasado año, 132 homicidios (11 por ciento) resultaron casos en los que no se alegó delito alguno, 104 se trataron de controles de salud mental o bienestar, 98 involucraron infracciones de tránsito y 207 (18 por ciento) por otras denuncias de crímenes no violentos.
Los afrodescendientes, acotó el análisis, sumaron 24 por ciento de los asesinados a manos de los agentes del orden, aunque solo representan 13 por ciento de la población.
De 2013 a 2022, ese segmento tuvo tres veces más probabilidades de morir por la violencia policial que los caucásicos, y la desigualdad es particularmente grave en algunas ciudades como Minneapolis, donde la policía ha matado a residentes negros a una tasa 28 veces mayor que la de ciudadanos blancos, mientras en Chicago fue 25 veces mayor, informó la fuente.
Asimismo, otros reportes refieren que, en California, por ejemplo, la policía tiene más del doble de probabilidades de usar la fuerza contra la comunidad afrodescendiente durante las paradas de tráfico.
El informe anual de una junta estatal también encontró que en 2021 los agentes del orden registraron a los individuos negros a una tasa 2,2 veces mayor frente a los blancos, y que los jóvenes negros de 15 a 17 años de edad fueron cacheados a un promedio casi seis veces mayor que el de los adolescentes caucásicos.
REFORMA POLICIAL, ¿O CAMBIO CULTURAL?
Tras su muerte, el nombre de Nichols se suma a otros ciudadanos de piel oscura que murieron a manos de la policía y desataron en 2020 una ola de protestas en el país, como el de Breonna Taylor en Louisville, Ahmaud Arbery en Georgia, y George Floyd en Minnesota.
El debate acerca de una reforma en las fuerzas del orden gana terreno, al tiempo que algunos legisladores estiman oportuno el contexto para introducir modificaciones en el sistema judicial para enfrentar la problemática.
«Hacemos un llamamiento a nuestros colegas en la Cámara y el Senado para que inicien las negociaciones ahora y trabajen con nosotros para abordar la epidemia de salud pública de violencia policial que afecta de manera desproporcionada a muchas de nuestras comunidades», declaró el presidente del Caucus Negro del Congreso, Steven Horsford.
Las conversaciones sobre dichas modificaciones se rompieron en 2021 después de meses de extensas discusiones entre la entonces representante demócrata Karen Bass, el senador republicano Tim Scott y el senador demócrata Cory Booker.
Este último declaró tras el incidente su intención de renovar los «esfuerzos legislativos para avanzar en la reforma”, mientras algunos reportes noticiosos auguran que el congresista presentará una norma con ese propósito en las próximas semanas.
Analistas estiman que un cambio en los protocolos policiales sería incapaz de resolver por sí solo las consecuencias derivadas de un racismo sistémico y de un continuado abuso de poder que victimiza en mayor medida a la población negra.
Sue Rahr, exalguacil del condado de King, Washington, e integrante del Grupo de trabajo del expresidente Barack Obama (2009-2017) sobre la vigilancia policial, dijo que los escuadrones especializados pueden desarrollar una cultura agresiva al ver su trabajo como una especie de guerra en la que «todos en la comunidad son el enemigo».
Prueba de eso es lo acontecido con Nichols, agredido de manera paradójica por oficiales que formaban parte de una unidad denominada Operaciones de Delitos Callejeros para Restaurar la Paz en Nuestros Vecindarios, y conocida como Scorpion.
Philip Stinson, profesor de justicia penal en la Universidad Estatal de Bowling Green, en Ohio, opinó que los policías ignoraron y violaron los procedimientos establecidos.
Realmente no parecían tener interés alguno en esposarlo, sino en darle una paliza, dijo, al tiempo que describió la falta de atención sufrida por la víctima como un «total desprecio e indiferencia por el valor de la vida humana”.
Los cinco policías que golpearon en Memphis a Nichols fueron despedidos y enfrentan cargos penales, algunos de ellos por asesinato, y fue disuelto el destacamento Scorpion.
También, algunos legisladores invitaron a los padres del fallecido a asistir al discurso del Estado de la Unión del presidente Joe Biden, previsto para el próximo 7 de febrero.
Pero ese gesto no consuela a las familias que perdieron seres queridos a manos de quienes supuestamente debieron protegerlos, y brinda poca tranquilidad a miles de personas que viven hoy temerosas de morir sin motivo alguno, y se sienten inseguras ante la proximidad de las fuerzas del orden.
Paul Butler, uno de los profesores de la Facultad de Derecho de Georgetown, resumió que en Estados Unidos “cualquier persona negra que esté al tanto de las noticias, que conozca la historia, siente ansiedad cerca de la cerca de la policía”.
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