El presidente Muhammadu Buhari entregará a su sucesor, el 29 de mayo, una nación fracturada y profundamente dividida en términos étnicos y religiosos. Su sucesor heredará también un país sumido en una crisis económica que amenaza su existencia colectiva si no asume el cargo preparado para abordar estos problemas con prontitud y decisión.
Desde la inauguración de la Cuarta República en 1999, las elecciones presidenciales que tendrán su primera vuelta este sábado 25 de febrero, se consideran las más difíciles a las que se ha enfrentado este país de África occidental en muchos sentidos. En esta misma fecha se realizarán también los comicios legislativos
Los tres principales candidatos presidenciales pertenecen a los tres mayores grupos étnicos de este país multinacional, con 250 grupos diferentes, en que se distribuyen los 211 millones de habitantes del país más poblado de África.
Se trata del yoruba Bola Ahmed Tinubu, del gobernante Congreso de Todos los Progresistas (APC, e inglés), del huasa Atiku Abubakar, del Partido Democrático Popular (PDP) y el igbo Peter Obi, del Partido Laborista, en una diferencia étnica que puede tener incidencia en las urnas.
Nigeria, el otrora gigante de África, se encuentra en un punto de inflexión. Casi todos los indicadores económicos son negativos. La seguridad de vidas y bienes está bajo mínimos. Los actores no estatales hacen su agosto.
El país convive con una tasa de desempleo superior a 33 %, una moneda nacional gravemente devaluada y una tasa de inflación situada al finalizar enero en 21,8 % interanual, según la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
Además la corrupción espiral de corrupción parece imparable y hay un robo generalizado de los ingresos del petróleo, la principal fuente de divisas de la nación.
Una situación que ha llevado grave crisis de confianza al gobierno de Buhari, en el poder desde 2019 y quien cumplió los dos cuatrienios máximos con que se limita la permanencia en la presidencia en el país.
El panorama se vuelve más desalentador por los conflictos internos con dos grupos étnicos, como el proscrito Pueblo Independiente de Biafra y el Movimiento de Nacionalidad Étnica Oduduwa, que presionan para separarse y convertirse en Estados independientes.
Peor aún, la inseguridad y el bandidaje que asolan las zonas del norte del país suponen un reto importante.
La porosidad de las fronteras, especialmente con los vecinos de las regiones norteñas: Níger y Chad, unida al cambio climático y a las secuelas de la crisis de Libia, han agravado la inseguridad en el país.
Una consecuencia son los crecientes enfrentamientos entre las comunidades pastoriles y las comunidades agricolas, y los secuestros para obtener rescates que los productores agrícolas sufren de los pastores nómadas cuya forma de vida se ha visto alterada por las alteraciones climáticas.
El clima empresarial tampoco favorece las inversiones locales, por lo que los empresarios se van a otros países para invertir, dejando a un ejército de licenciados universitarios en paro vagando por las calles en busca de empleos no disponibles.
En noviembre de 2022, el gobierno anunció que 133 millones de nigerianos de los 211 millones estimados viven en la pobreza multidimensional.
La protesta #EndSars, un movimiento juvenil apartidista en demanda de la eliminación la Unidad Especial Antirrobos (SARS, en inglés) por sus arbitrariedades y represión, fue respondida en 2020 con una brutalidad policial contra la población civil, que ha hecho reaccionar a parte de la población.
Su organización, la continuación de su actividad en busca de lograr sus objetivos de mejora democrática, ha generado la movilización de los jóvenes en la mayor parte del país. Analistas independientes indican que si EndSars se moviliza como plataforma política, sus jóvenes dirigentes podrían desempeñar un papel determinante en un nuevo liderazgo político.
De hecho, de los 93,5 millones de votantes registrados por la Comisión Electoral, los electores jóvenes rondan 70 % del total. La consecuencia de este predominio demográfico es que los votos emitidos por los jóvenes podrían decidir en gran medida el resultado de las elecciones del presidente y vicepresidente, que se celebran en dos vueltas.
De acuerdo con la Ley Electoral de 2022, los tres principales candidatos presidenciales han estado de gira por los 36 estados de la Federación y el Territorio de la Capital Federal, Abuja, tratando de atraer a los votantes.
Sorprendentemente, los temas de la campaña, normalmente dominantes, como la religión y las tribus, han quedado relegados a un segundo plano, mientras que la economía y la inseguridad ocupan el centro de los debates electorales.
Esos son los problemas que angustian a la población nigeriana, comenzando por el desempleo. También tienen protagonismo las prácticas corruptas visibles en todos los sectores y en la vida cotidiana.
El coordinador nacional de la Asociación de Escritores de Derechos Humanos, Emmanuel Onwubiko, advierte que los votantes no deben dejarse llevar por las promesas de los candidatos. En su lugar, aconseja que los votantes se guíen por sus antecedentes en relación con los problemas socioeconómicos del país.
“Creo que lo que los nigerianos deben tener en cuenta antes de elegir son los antecedentes de los candidatos en relación con la realidad socioeconómica sobre el terreno y las perspectivas de ofrecer soluciones a corto o largo plazo. Estas cualidades incluirán responsabilidad, competencia, capacidad y aptitud para cumplir lo que prometen”, afirmó.
El director ejecutivo del Centro de Defensa Legislativa de la Sociedad Civil y jefe en Nigeria de Transparencia Internacional, Auwal Ibrahim Musa, teme que el electorado no tenga opciones reales, dados los procesos de los que han surgido algunos de estos candidatos.
No obstante, Musa anima a los electores a votar por «un candidato que posea la capacidad de sacar al país del abismo».
“Es importante que los nigerianos no elijan a una persona que hipoteque su futuro, saquee nuestro patrimonio común y pisotee el estado de derecho. Es instructivo que no voten a una persona con responsabilidad, para que la comunidad internacional no se ría de nosotros”, planteó.
A su juicio, Nigeria es un actor clave en la comunidad de naciones, “y será un placer si consigue el liderazgo adecuado”.
Si las elecciones se deciden en la primera vuelta, lo que parece poco probable dado el sistema de votación, como si se dirimen en la segunda vuelta, los resultados serán un referendo sobre el gobernante Congreso de todos los Progresistas, remarcó Musa.
Y quienquiera que gane heredará un país postrado que necesita soluciones rápidas para su existencia actual.