Estimado Presidente Zelensky.
Respondemos a su carta, que pudimos leer tarde, porque nos negamos a seguir en directo la última velada del festival.
Boicoteamos esta velada porque, aunque también amamos la música, amamos más la paz. Esa paz que usted, querido Presidente, no mencionó ni una sola vez en su carta. Esa misma paz que ni usted ni los gobiernos europeos se han esforzado nunca en buscar. La asediada paz por la que claman los pacifistas de su país, recibiendo a cambio humillaciones, encarcelamiento y muerte por parte de su gobierno.
Y si la paz parece haber desaparecido de su vocabulario, en su lugar hemos oído muchas veces la palabra «victoria». En su carta, invitaba a nuestros artistas a acudir a su país el día de la victoria.
Lo que olvidó decirnos es que, desgraciadamente, si esa victoria llega, sólo será después de que el fuego de la guerra haya consumido no sólo a su país, sino también al nuestro, involucrando a todos en la mayor catástrofe imaginable: la tercera guerra mundial. Una posibilidad que parecía tan remota, pero que hoy empieza a parecer posible, si no incluso probable.
Los aplausos que recibió ayer no fueron los del pueblo italiano, sino los de un pequeño circo mediático domesticado. Porque la mayoría del pueblo italiano está en contra de la guerra y de que se sigan enviando armas a su país, lo que sólo causará más muertes y alejará aún más la paz.
Presidente Zelensky, nuestras palabras no provienen de ninguna animadversión hacia el pueblo ucraniano, por el que -al contrario- sentimos gran estima y afecto.
Y precisamente por la gran solidaridad y amor que sentimos por nuestros hermanos y hermanas ucranianos, le pedimos de todo corazón que se haga a un lado y deje paso a alguien capaz de gestionar un proceso de distensión y paz, antes de que sea demasiado tarde.
Y cuando vuelva la paz, estaremos encantados de visitar Ucrania y celebrarla junto con todos los demás pacifistas europeos, ucranianos y rusos.