Cada vez resulta inexplicable desde la razón de los derechos humanos y la ética, el voto del Partido Socialista Obrero Español en el Parlamento europeo junto a la extrema derecha francesa. Un voto que se hace en contra de la libertad de información y expresión en Marruecos.
El Gobierno socialista presidido por Sánchez está más interesado en celebrar la cumbre hispano-marroquí del 1 y el 2 de febrero que apoyar a los periodistas marroquíes encarcelados por ejercer su labor de informadores. Estos periodistas son Omar Radi, Taoufik Bouachrine y Souleiman Raissouni.
La Monarquía alauí y el majzén son un binomio inseparable, sus formas de operar son múltiples. Desde el soborno, falsos delitos sexuales, espionaje, inmigración y seguridad. Todo es válido para imponer su agenda. Una agenda que pasa por seguir ocupando el territorio del Sahara Occidental y mantener al pueblo marroquí amedrentado ante un régimen que juega con el apoyo a Ucrania con sus tanques. Mientras por otro lado acaba de bombardear un camión de civiles mauritanos en una carretera próxima a la frontera del Sahara Occidental. Todo esto ocurre después de haber asesinado desde el 2021 a varios civiles saharauis, mauritanos y argelinos. Ahora busca cerrar la carretera que va desde la ciudad de Tinduf en Argelia hasta la ciudad de Zuérate en Mauritania.
Parece que su nueva alianza con Israel, el tuit de Donald Trump reconociendo su ocupación al Sahara Occidental le han dado un nuevo impulso para presentarse como nueva potencia en el Mediterráneo occidental. Su estrategia pasa por presionar a la Unión Europea y fortalecer sus relaciones con Estados Unidos e Israel. Este nuevo cambio le garantiza actuar con más fuerza para doblegar a la ONU en el Sahara Occidental y seguir su lento asedio a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Acabo de oír unas declaraciones del diputado socialista en el Parlamento europeo Juan Fernández Aguilar en las que insistía en una entrevista concedida al Diario de Avisos de Tenerife, al referirse a Marruecos: «si hay que tragar saliva y sapos, se tragan, porque es un vecino estratégico». Creo que esta afirmación aleja a la política y los políticos de su verdadero cometido, los convierte en personas sin principios que obran desde la deslealtad a los intereses de la ciudadanía que los elige. Parece que defender la libertad de información, de expresión en Marruecos es un error, debemos de mirar a otro lado y dejar que el verdugo siga actuando sobre la victima indefensa. El acoso con juicios reiterados al periodista Ignacio Cembrero, el exilio del periodista Ali Lmrabet o el asesinato de Jamal Khashoggi por parte de Arabia Saudí, acaso no forman parte de la lucha por la libertad contra la tiranía. Según López Aguilar debemos de tragar este tipo de sapos.
Parece que no hemos tenido suficiente con la muerte del periodista y activista saharaui Mohamed Salem Buchraya que falleció recientemente en el hospital Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, mientras sufría un cáncer terminal. Marruecos lo expulsó de la ciudad saharaui del Aaiún y lo separó de su familia para evitar que sus restos sean enterrados en el Sahara Occidental.
Cuando el Gobierno de un país como Marruecos actúa sin escrúpulos y pierde el sentido de la humanidad en su lucha por legitimar su invasión al Sahara Occidental, creo sinceramente que debemos de plantear la política y las relaciones internacionales de otra manera. El profesor estadounidense Stephen Zunes, especialista en política internacional de la Universidad de San Francisco dijo en su testimonio presentado en la sede de la ONU el 23 de junio de 2016, en alusión al Sahara Occidental: «no es simplemente el futuro de un pequeño país, sino la cuestión de qué principio prevalecerá en el siglo XXI: ¿el derecho a la autodeterminación o el derecho a la conquista? la respuesta podría determinar no sólo el futuro del Sáhara Occidental, sino también el de todo el orden jurídico internacional durante muchas décadas».
Permitir la violación del derecho de los periodistas, de los pueblos, de los territorios es un hecho grave sin precedentes. Ningún partido progresista que lleva los derechos sociales y humanos como eje principal de su acción de gobierno puede justificar su apoyo a un régimen tiránico.
Hoy el PSOE se queda sin argumentos en su apoyo a Marruecos. Se posiciona a favor del opresor frente a los derechos del oprimido. Su ideología política desaparece cuando su voto coincide con la extrema derecha en su rechazo a los valores de la libertad sobre los cuales se fundó la Unión Europea.