Testimonio desde las calles. Por Ana Luisa Ríos
Hoy, 24 de enero 2023, Dina Boluarte acaba dar una conferencia de prensa internacional, pero pareciera que confunde algunos términos y probablemente lo hace a propósito. Su discurso es manipulador, busca desacreditar a los que cuestionan su régimen que devino en ilegítimo. Por momentos recurre a la difamación, cuando afirma que detrás de las marchas están los narcotraficantes, la minería ilegal, entre otros sectores vinculados a la ilegalidad. Eso debería preguntar en el Congreso, si hay congresistas financiados por el lavado de activos. Luego Dina Boluarte llama al diálogo cuando se ha convertido en la imagen del terror en el Perú.
Yo también estuve en la marcha del 19 de enero y fue todo lo contrario a lo que ella narra tendenciosamente. El público nos aplaudía. Un vendedor de frutas obsequió plátanos a nuestra delegación. Otra vendedora nos regaló panes. Esos gestos dicen mucho de las personas. En ningún momento provocamos desmanes. Solo queríamos llegar a Miraflores, porque la protesta es un derecho legítimo que está consagrado en el artículo 2 de la Constitución.
Con respecto a los daños a la propiedad, hay videos de infiltrados cometiendo esos desmanes. Son los agentes conocidos como «ternas», quienes actúan para desacreditar la protesta. Un gobierno democrático no puede autorizar el uso desproporcionado de la fuerza, ni siquiera en un estado de emergencia. Ni los manuales de la Policía (MANUAL DE DERECHOS HUMANOS APLICADOS A LA FUNCIÓN POLICIAL -Resolución Ministerial N.º 952-2018-IN, MANUAL DE OPERACIONES DE MANTENIMIENTO Y RESTABLECIMIENTO DEL ORDEN PÚBLICO. RD. N.º 179-2016-DIRGEN/EMG-PNP DEL 22 MAR2016). Ni el marco normativo al respecto autoriza disparar directamente al cuerpo. Solo pueden intervenir en casos de uso de arma letal, de acuerdo a un protocolo, pero no pueden atacar directamente al cuerpo. Entonces, la Policía y las Fuerzas Armadas están cometiendo gravísimas violaciones a los derechos humanos.
Termino de contarles que, el día jueves 19, siendo aproximadamente las siete de la noche, cuando íbamos como Artistas Unidos contra la Dictadura, la policía nos cercó en la Av. Arequipa cuadra 20, por eso fuimos a la calle Petit Thouars, pero aparecieron como energúmenos. Un policía nos amenazó directamente con su fusil mientras los demás gritaban palabras altisonantes, exigiéndonos retroceder. Éramos algo de seis compañeros que íbamos adelante llevando la banderola y un artista trató de apaciguar a estos policías, pero estaban enfurecidos y lanzaron una lluvia de bombas lacrimógenas. Me había quedado en shock, no podía creer que eso era realidad. Entonces recordé mi sueño de una noche en donde estaba en una carretera y casi caía a un precipicio, cuando una pareja de ancianos me salvó. Así desperté aquella mañana y así también volvía a la realidad aquella noche. Observé que, si seguía sola, asfixiada con tantas bombas, estaría en peligro. Así que también atiné a correr.
Nosotros solo llevábamos una banderola de artistas. No teníamos armas letales, ni cometimos delito flagrante. Lo que hizo la policía fue desproporcionado. Parecían uniformados dispuestos a matar. Estudio las leyes y sé que lo que está cometiendo este régimen es ilegal. Pronto caerán. Los compañeros artistas están siendo hostilizados en las redes. Volverán a marchar hoy, pero si sucede algo, acá hay responsables. Termino recordando a Mandela: «Nunca debería ocurrir que esta tierra hermosa experimente la opresión de una persona por otra».