Por Sol Pozzi-Escot
Iván Orlic es uno de los pocos productores peruanos que han logrado establecerse en Hollywood, con una carrera exitosa. Uno de sus mayores logros, hasta el momento, es haber producido “Pelé: el nacimiento de una leyenda” (2016), biopic del recientemente fallecido astro del fútbol.
-Cómo recibiste la noticia del fallecimiento de Pelé?
-La recibí por la televisión. Yo estaba muy al tanto de la condición complicada en la que se encontraba Pelé. Nosotros manteníamos contacto a través de los años, y sí estaba muy al tanto de su estado, su cáncer, su hospitalización. Por más que uno sabe que el suyo era, en ese momento, un camino difícil, siempre duele perder a un amigo, y no me lo esperaba ese día.
-¿Cómo llegaste al proyecto de la película?
-Por un lado, nosotros estábamos pensando en cuáles eran las historias más importantes que todavía no se habían realizado como película largometraje, y por el otro, el equipo de Pelé, la marca Pelé, estaba buscando hacer un proyecto amplio buscando perpetuar su legado en el tiempo, y como parte de ese proyecto, ellos también tenían previsto que se haga una película, entonces cuando llegamos con la propuesta, calzó como anillo al dedo, no solo porque teníamos alineado el interés de hacer una película, sino específicamente, queríamos hacer la película de los inicios de su vida, de su carrera. Incluso Pelé nos lo comentó directamente, que le habían hecho muchas propuestas de contar su historia, pero nunca le habían hecho una propuesta de contar la historia que la gente todavía no conocía, sus inicios, orígenes, y cómo empezó. Al final la película es muy familiar, tiene que ver con sus padres, y es la historia de un niño con un sueño, que le hace una promesa a su padre, y la termina cumpliendo. Es el meteórico camino que llevó Pelé desde los 9 años, cuando ve a su padre llorar por primera vez después de la famosa derrota brasileña del Maracanazo, y le promete «Yo te ganaré un mundial», y finalmente hasta el año 1958, cuando gana Brasil el mundial por primera vez, con Pelé.
-¿Cuál es el retrato de Pelé que la película ofrece?
-Es la historia de una familia humilde, donde los padres buscaban lo mejor para su hijo, lo cual creo que nos resuena a todos, y un niño con un sueño, que lo persigue a pesar de los obstáculos, y sobrepasa todo lo que se le pone enfrente. Y, como muestra la película, no lo hace solo, lo hace con el apoyo de sus padres. Su padre había sido futbolista también, y se tuvo que retirar muy temprano en su carrera por una lesión, lo que le dejó un cierto trauma. Entonces tenían cierta resistencia a apoyarlo en este camino, y la película muestra cómo una familia toma una decisión que no siempre es fácil, de apoyar los sueños y las pasiones del hijo, y juntos llegar a cumplir los objetivos.
-¿Qué nos puedes contar sobre la primera vez que conociste a Pelé?
-Fue muy especial, inolvidable. Nos conocimos por primera vez en Francia, porque estábamos llevando el proyecto a ser anunciado en el festival de Cannes. La primera que nos vimos, inmediatamente me dí cuenta de cómo toda la habitación tenía una calidez gracias a su presencia. Era un hombre muy sencillo, muy generoso con su tiempo, generoso de espíritu, con un corazón bonito, con quien inmediatamente uno, aunque no supiera que es Pelé, sentía una afinidad. Nunca lo vi negarle a ningún fan una foto, un autógrafo, un momento, una palabra, y además, apenas nos conocimos, salió el tema que soy peruano, y expresó mucho cariño por el Perú. Había venido muchísimas veces, además mantuvo amistad con varios de los futbolistas de la selección Perú del mundial de México 70. Él tenía muchísimo afecto por nuestro país.
-¿Qué anécdotas podrías compartir con nosotros?
-Quizás algo divertido, es que cuando caminábamos por Nueva York, él usaba una gorrita, y no se le reconocía tan fácilmente a la distancia, y cuando ya buscaba que sí sea un momento en que se le pueda acercar mucha más gente, se quitaba la gorrita, y por su famoso corte de pelo era reconocible a cuadras a la distancia, y se creaba toda una conmoción. Pero el momento quizás con el que me quedo, y el que nunca podré olvidar fue la primera vez que le mostré la película, y muy nerviosamente la pregunté si le había gustado, y me preguntó de vuelta si es que ya estaba casi terminada, y le dije que sí, y al decirle que sí, me dijo que “Ok, menos mal, porque está prácticamente perfecta”, y son palabras que uno nunca podrá olvidar.