Hace unas semanas se lanzó en la República Checa un llamamiento por la paz y para detener la guerra en Ucrania. Este llamamiento se produce en un momento en el que no hay debate sobre esta cuestión y la mayoría de los medios de comunicación dan por hecho el apoyo total a la guerra. Además, se está celebrando la campaña para elegir al Presidente de la República y el candidato favorito es un general retirado, que ha trabajado para los servicios de inteligencia militar y ha ocupado el cargo de Presidente del Comité Militar de la OTAN, lo que causa cierta inquietud entre una parte de la población.
Los promotores del llamamiento son:
Jan Kavan. Fue, entre otras cosas, ministro de Asuntos Exteriores, viceprimer ministro, presidente de la Asamblea General de la ONU y diputado y presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento checo.
Václav Hořejší. Inmunólogo molecular. Es uno de los científicos checos de mayor renombre internacional. Lleva más de treinta años enseñando inmunología en la universidad y ha recibido numerosos e importantes premios científicos.
Matěj Stropnický. Periodista y político. Fue presidente del Partido Verde y asesor del Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales. Es autor del libro «Pensar el socialismo sin tanques».
Publicamos a continuación el texto del llamamiento.
I.
Tras unos meses de guerra en Ucrania está claro que este conflicto, como muchos otros, no puede resolverse por la fuerza de las armas. Muchas personas, soldados y civiles, sobre todo ucranianos, están perdiendo la vida. Muchos millones escaparon de la guerra más allá de las fronteras de Ucrania. Las familias están divididas, las vidas interrumpidas y la tierra devastada. Las ciudades están convertidas en ruinas, las centrales eléctricas, los puentes, las carreteras, las escuelas e incluso los hospitales están siendo destruidos por los bombardeos. Sin la ayuda occidental, el Estado ucraniano habría quebrado hace tiempo.
II.
Ucrania se desangra. Aunque puede haber interminables disputas sobre las causas de esta guerra, está claro que, según el derecho internacional, es Rusia la responsable directa del estallido de esta guerra. Después de que se ignoraran las preocupaciones de seguridad aparentes y reales, Rusia pasó de las conflictivas e infructuosas negociaciones diplomáticas a las acciones militares ofensivas en el territorio de Ucrania.
III.
La guerra en Ucrania es al mismo tiempo una lucha que la trasciende: Implica a Occidente en forma de una masiva ayuda militar y financiera y de las sanciones que aplicó contra Rusia.
IV.
Las sanciones aplicadas por Occidente, y en particular por los países europeos, no cumplieron las expectativas de sus autores. No consiguieron detener o moderar los esfuerzos militares de Rusia, y ni siquiera afectaron significativamente a su economía. Sin embargo, sí perjudican a los hogares y las empresas europeas, incluidas las de la República Checa. Europa, y en particular Chequia, sufre una inflación cuya causa principal es la guerra. La vida de todos nosotros se ha encarecido y, aunque esto no es bienvenido para nadie, los que más piden que la guerra continúe son los menos afectados por estos acontecimientos económicos.
V.
Se realizan ejercicios militares, la producción de armamento aumenta rápidamente y todo esto hace que sea mucho más difícil detener la guerra. Ahorramos para poder hacer la guerra. Aplazamos las inversiones para poder hacer la guerra. Nos endeudamos para poder hacer la guerra. La guerra está afectando gradualmente a todas las decisiones de los gobiernos occidentales, incluido el nuestro.
VI.
Una confrontación militar abierta de Occidente con Rusia en el territorio de Ucrania es el mayor peligro que va mucho más allá de los efectos económicos actuales de la guerra. El uso de armas nucleares no es ciertamente deseado por ninguna de las partes del conflicto. Pero ahora es una amenaza real. Resulta increíble escuchar voces que afirman que no debemos dejarnos disuadir por la amenaza nuclear.
VII.
Rechazamos estas afirmaciones. La continuación y mayor escalada de la guerra no beneficia a nadie excepto a las industrias armamentísticas, aunque haya muchas voces que afirmen lo contrario. La mayoría de las guerras de la historia no terminaron con la derrota total de una de las partes y su capitulación, a pesar de las afirmaciones de la opinión favorable a la guerra. La mayoría de las guerras no terminaron como terminó la Segunda Guerra Mundial. Normalmente las guerras terminan antes con un acuerdo negociado. Gritos del tipo «haz que Rusia se retire y habrá paz» no solucionan nada, ya que eso no sucederá.
VIII.
No tenemos acceso al pensamiento del gobierno ruso y, por tanto, no sabemos cuál es su plan, pero no vemos ningún plan por parte de los gobiernos occidentales, incluido el checo, que pueda llevar a ninguna parte. El plan llamado sanciones fracasó. Entendemos que esto es difícil de aceptar, pero la pretensión de que las sanciones funcionan no aumenta en lo más mínimo la credibilidad de la posición de nuestros gobiernos. El plan de luchar hasta el último hombre es fanático e inaceptable. Y no existe ningún otro plan.
IX.
Por lo tanto, es necesario que nuestro gobierno empiece a trabajar no por la guerra sino por una paz justa. Eso es lo que debe convertirse gradualmente en la exigencia de todos los gobiernos europeos a los gobiernos de EEUU y de la Federación Rusa. Es sobre todo su voluntad y las decisiones que tome Ucrania las que serán la clave para las futuras negociaciones de paz. Y esto no sucederá sin que nosotros, la opinión pública, presionemos a sus gobiernos.
X.
Queremos una paz justa. Una paz que será aceptada de buen grado por todas las partes en conflicto, una paz que será garantizada por todas las partes implicadas, un acuerdo de paz cuyo contenido exacto no conocemos, no podemos conocer y no deberíamos querer conocer. Esta paz saldrá de largas y dolorosas negociaciones. Las negociaciones de paz deben ser emprendidas por los políticos, sus diplomáticos y expertos. Ellos gobiernan y por eso deben actuar. Pero exigimos que actúen para concluir una paz justa. Y deben iniciar el proceso de inmediato y comenzar con el objetivo de un armisticio lo antes posible.
Por eso estamos creando una iniciativa por «Paz y justicia» y pedimos al gobierno checo
1) poner fin a su apoyo público a la guerra y a la difusión del odio contra cualquier Estado o sus representantes, así como a la supresión de las opiniones críticas con la guerra,
2) emprender todas las medidas conducentes a un armisticio rápido que incluya el fin del suministro de armas, seguido de negociaciones con el objetivo de crear una paz justa. El gobierno debería tratar primero con sus socios europeos con el objetivo de convencer al gobierno de EEUU para que se una a este proceso negociador,
3) exigir que otros gobiernos europeos del Consejo de Europa lleven a cabo una evaluación honesta e imparcial del efecto de las sanciones en la economía rusa, así como de su impacto en las economías y la población de los países europeos,
4) abstenerse de apoyar la imposición de nuevas sanciones hasta que finalice el proceso de evaluación del efecto de las sanciones (punto 3), y si se demuestra que las sanciones a Rusia son ineficaces a la vez que perjudiciales para los países y la población europeos, exigir su abolición.
5) concentrarse en la atenuación de los efectos de la guerra, la inflación, el aumento de los costes y las sanciones, y garantizar una ayuda real, eficaz y rápida a las personas y empresas de la República Checa.
Jan Kavan
Prof. Václav Hořejší
PhDr Matěj Stropnický