Derechos animales, en el debate del nuevo siglo.
Tailandia es el noveno mayor productor y tercer mayor exportador mundial de cocos, en este país las granjas adiestran macacos que han sido capturados de pequeños en la selva, encadenados como esclavos para que suban a las palmeras a la recolección de cocos.
El choque cultural que se desarrolla entre una tradición que normaliza el maltrato animal dentro de la usanza agrícola tailandesa, que lleva más de 100 años, se corresponde con muchas prácticas que se dan en distintos puntos del planeta, y que no es distinto en Chile; desde nuestra historia arrastramos al presente actividades como los rodeos que llevan más de 200 años maltratando animales, y que es necesario colocar un punto de término, aplicando una mirada de respeto a los seres sintientes con los que cohabitamos la tierra.
La ONG Personas para el Trato Ético de los Animales (PETA, siglas en inglés) investigó algunas granjas tailandesas, y ya en el 2021, devela prácticas crueles en todas ellas, y hoy nuevamente denuncian criticables hechos tales como: enjaulamiento de por vida, encadenamiento a viejos neumáticos, con el propósito de esclavizarlos , usándolos forzadamente en la recolección de cocos. Así mismo, la organización PETA, informó que “muchos monos mostraron secuelas, evidenciados en comportamientos repetitivos, que mostraban angustia psicológica extrema, incluyendo a uno que se mordió las extremidades. (……) Un agricultor de cocoteros explicó que, cuando los monos están aterrorizados y tratan de defenderse, es posible que se les extirpen los colmillos”.
Las “tradiciones crueles” resultan una atrofia evolutiva.
Hoy en pleno siglo XXI, cuando suponemos que los estándares evolutivos de humanidad debieran ir in crescendo, en la toma de conciencia sobre el valor de las formas de vida en la naturaleza en el planeta; resulta que en la ciudadanía nos dividimos ante este tipo de golpes de la dura realidad que experimentan nuestros hermanos menores, entre unos que nos sensibilizamos y nos organizamos al respecto, y otros, simplemente normalizan estas costumbres culturales transversales en toda latitud.
En nuestra sociedad chilena, también experimentamos maltrato animal, tales como rodeos, carreras de caballos, peleas de perros y gallos; además de trabajos forzados relacionados a la agricultura fundamentalmente. Y no todo se resume a este ítem, pues en el mal llamado “progreso”, se sacrifica la salud y libertad de especies como los roedores, monos, etc., siendo de uso experimental para la ciencia, que finalmente se difunde como un avance que, desvalorizando y normalizando el maltrato, el cautiverio, la matanza, en el uso de los animales para sus negocios multimillonarios, coloca en entredicho la evolución humana.
Hacemos un llamado a todas las cadenas de supermercados nacionales e internacionales a no adquirir estos productos, y como ciudadanos, a no consumir leche de coco y sus derivados de procedencia tailandesa, para no fomentar la crueldad animal.
Redacción colaborativa de Sylvia Hidalgo; Sandra Arriola Oporto y César Anguita Sanhueza. Comisión política.