Como resultado de los Acuerdos de Paz firmados entre el gobierno etíope y las fuerzas rebeldes del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF), se reanudarán los vuelos entre Adis Abbeba y la capital de la provincia norteña, Mekelle.
Además, según informaciones de fuentes oficiales, miles de refugiados han regresado al país, comenzando su proceso de reintegración a la vida social.
De mayor relevancia aun, ha sido la visita de una delegación de funcionarios de alto nivel del gobierno federal a Tigray y las reuniones sostenidas con el gobierno de la provincia.
Si bien no fueron dados a conocer detalles sobre el previsto proceso de desarme de las milicias rebeldes y el retiro de las tropas federales del territorio tigriño, las discusiones fueron fructíferas y el ambiente cordial, comentaron fuentes cercanas al gobierno local.
Por otra parte, se destacan los avances en el monitoreo del cumplimiento de los acuerdos firmados el 2 de noviembre en Sudáfrica.
Durante la segunda ronda de reuniones, celebrada en Nairobi la semana pasada, ambas partes acordaron crear un equipo conjunto de supervisión para verificar la aplicación del acuerdo de paz.
El nuevo acuerdo fue anunciado el pasado jueves por el ex presidente keniano Uhuru Kenyatta, que también forma parte del equipo mediador.
En declaraciones a Deutsche Welle, el director ejecutivo del Consorcio de la Sociedad Civil de Tigray, Yared Berhe manifestó la importancia en el cumplimiento del Acuerdo.»Esperamos que ambas partes cumplan sus compromisos. Nuestra gente ha sufrido ya demasiado por más de dos años. Creemos que las diferencias políticas deben resolverse en una mesa. Lograr un acuerdo es una cosa, pero aplicarlo es otra distinta», indicó.
Quedan por delante enormes desafíos, como conseguir el desarme de las fuerzas de Tigray y resolver numerosas ambigüedades del acuerdo que ponen en peligro su durabilidad, como la retirada de las tropas eritreas de Tigray y el estatus de Tigray Occidental, señala Patrick Wight en su análisis para Ethiopia Insight.
Se calcula que el conflicto armado de dos años entre el gobierno central y los rebeldes se llevó medio millón de vidas humanas y tuvo como correlato del desplazamiento de 5 millones de etíopes, que huyeron de sus territorios a causa de la violencia, el hambre y la miseria.
Por otra parte, Somalia, Etiopía y Eritrea se han visto envueltos durante treinta años en una espiral de guerra causada tanto por conflictos limítrofes, étnicos, de poder interno y de injerencia geopolítica extranjera, que causaron millones de muertes y la emigración de centenares de miles de refugiados.
En los pasos sucesivos hacia una paz duradera, ha sido fundamental el aporte mediador de la Unión Africana, organismo intergubernamental de integración que agrupa a cincuenta y cinco naciones del continente y cuya sede central se encuentra precisamente en la capital de Etiopía, Addis Ababa.