Desde el 7 de diciembre a la fecha, grupos espontáneos, tanto en Lima como en provincias, han salido a las calles a pedir por la libertad de Pedro Castillo, el cierre del Congreso y nuevas Elecciones generales. Las manifestaciones sin embargo, tienen varios problemas de fondo. Uno de ellos es el agro.
Por: Luis Mora.
Son miles de cholos en la costa, miles de serranos en la sierra, miles de indios en la selva, campesinos, trabajadores ambulantes, pobladores de asentamientos humanos, que a pesar de los errores de Castillo, lo sienten como uno de ellos, que los representa. Estas manifestaciones callejeras y cortes de carreteras, han traído como consecuencia 28 muertos hasta la fecha, producto de la embestida de las fuerzas del orden del gobierno de Dina Boluarte.
Los grupos de poder económico, que manejan y financian a los grupos políticos conservadores, no tienen memoria histórica y menos visión de futuro.
Esta defensa a Castillo por los grupos espontáneos de los miles de desposeídos de la tierra en las provincias, pueden refrescar la memoria histórica al llamado problema campesino o problema de la tierra, que a pesar del tiempo transcurrido y los muchos gobiernos en el Estado, no han sabido afrontarlo y sigue latente.
En 1492 llegan los europeos a la hoy llamada América y después de matanzas y saqueos de los pueblos originarios que habitaban este continente, se apoderan de las mejores tierras cultivables, ríos y minas, y a los despojados les dan las tierras menos productivas y los hacen trabajar como esclavos.
Este problema de la tierra lo intentó solucionar Tupac Amaru II en 1780, cuando se levantó en armas contra los usurpadores del Virreynato. Este fue descuartizado y su movimiento diezmado; mientras, el problema de la tierra siguió latente.
Durante el gobierno del Mariscal Ramón Castilla en 1860, se solucionó en parte el problema campesino, al darles libertad y que dejen de pagar impuestos por ser siervos del Virreynato. También se les dio libertad a los esclavos negros.
En 1920 el presidente Augusto B. Leguía, hizo que el Estado por primera vez reconociera la propiedad de la tierra de las Comunidades Campesinas. Dando otra salida parcial al problema, porque aún quedaban miles de campesinos sin tierra en las haciendas.
En 1963 los funcionarios de la Embajada USA le expusieron al presidente Fernando Belaúnde Terry, que el campesinado estaba muy exaltado por la explotación que era víctima en las haciendas y que era necesaria una Reforma Agraria, que solucione este problema y que no querían otra Cuba.
En 1969 el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, promulgó el decreto ley que estipulada que la tierra era de quién la trabajaba. Se formaron Cooperativas Agrarias teniendo como socios a los campesinos, pero el gran error fue darles la propiedad cooperativa sin capacitarlos en administración, finanzas, comercialización o agronomía. Después de un corto tiempo empezaron a colapsar.
El problema campesino, el problema de la tierra, sigue vigente hasta la fecha y no hay partido político o gobierno que le dé solución.
En esta coyuntura, puede ocurrir que atrás de la defensa de Castillo, los miles de campesinos cholos de la costa, los miles de campesinos serranos del Ande y los miles de campesinos indios de la selva, estén en medio de un caldo de cultivo con importantes consecuencias para la estabilidad social, política y económica del país.