Por Manolo De Los Santos*
En la mañana del 27 de noviembre, el Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, entraba a un colegio electoral para votar en las elecciones municipales. Una hora antes aterrizaba en La Habana, tras una intensa gira por Argelia, Rusia, Turquía y China.
La gira comenzó el 16 de noviembre y fue tanto un viaje al pasado del mundo no alineado – en cuya construcción Cuba desempeñó un papel fundamental – como un paso esencial hacia el futuro, el establecimiento de un mundo multipolar. Cada parada sirvió recordó las sólidas relaciones basadas en la cooperación y el respeto mutuo que Cuba lleva cultivando desde 1959. Sin duda, la Revolución y su internacionalismo situaron a Cuba en el mapa y le dieron un papel destacado en la política mundial.
Sin embargo, esta gira se desarrolló en un contexto complejo. Desde la intensificación del bloqueo estadounidense bajo el mandato del expresidente Donald Trump y el presidente Joe Biden (con la imposición de 243 sanciones unilaterales y la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo) la situación económica y financiera del país se ha caracterizado por la crisis. A esto se suma el impacto del COVID-19, varios desastres naturales y una serie de desafortunados accidentes.
Díaz-Canel también viajó para explorar con los socios estratégicos de Cuba el estado del multilateralismo y el desarrollo en un mundo que cambia rápidamente a raíz de la guerra en Ucrania, la agresión de la OTAN y la creciente fragilidad de la hegemonía estadounidense. Los logros y el potencial de Cuba, a pesar del asedio, sirvieron de base para las conversaciones en relación a áreas de interés mutuo como energías renovables, biotecnología, salud, comunicaciones e industria.
Durante la gira se firmaron nuevos acuerdos que demuestran la voluntad de ayudar a Cuba. Desde ofertas para crear centrales de energía renovable hasta envíos más regulares de petróleo y planes para modernizar las industrias cubanas, está claro que Argelia, Rusia, Turquía y China no quieren que Cuba caiga bajo el peso del régimen de sanciones de Washington. “Es obvio que las sanciones influyen en que nuestras relaciones se mantengan por debajo de su verdadero potencial”, señaló el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan durante una rueda de prensa con su homólogo cubano en Ankara el 23 de noviembre.
Esta gira de 11 días finalizó en China, donde quizá se mantuvieron las conversaciones más desafiantes y esenciales. Bajo el peso de un bloqueo intensificado y severas limitaciones a sus reservas de divisas, Cuba ha sido incapaz de hacer frente a su deuda con China. “Hay una enorme sensibilidad en el liderazgo chino, particularmente en el presidente Xi Jinping”, comentó Díaz-Canel después. “Hay una voluntad expresa en él, incluso con indicaciones en conversaciones oficiales, de que hay que encontrar una solución a todos los problemas de Cuba, independientemente de los problemas con la deuda”. Frente a los esfuerzos de EE. UU. por detener a Cuba, Díaz-Canel afirmó cómo China está “apostando por el desarrollo del país a partir de la cooperación que nos puedan dar”.
*Este artículo fue producido para Globetrotter. Manolo De Los Santos es codirector ejecutivo del People’s Forum e investigador del Instituto Tricontinental de Investigación Social. Coeditó, recientemente, Viviremos: Venezuela vs. Hybrid War (LeftWord Books/1804 Books, 2020) y Comrade of the Revolution: Selected Speeches of Fidel Castro (LeftWord Books/1804 Books, 2021). Es co-coordinador de la Cumbre de los Pueblos por la Democracia.
Fuente: Globetrotter