En una elocuente y extensa comunicación, la vicepresidenta de la Nación Argentina Cristina Fernández de Kirchner se refirió al marco estructural en el que se produce una sentencia en su contra en la «causa Vialidad», condenándola a seis años de cárcel e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
Detalló en sus explicaciones las relaciones conspirativas existentes entre el poder judicial y el poder mediático – sobre todo del Grupo Clarín – cuyo objetivo es proscribirla del terreno político. Me quieren muerta o encarcelada, señaló, aludiendo al reciente intento de magnicidio en su contra.
«El poder económico y mediático controla en una suerte de Estado paralelo y coarta. Es un sistema disciplinador de la dirigencia política argentina. No a los que piensan como ellos, los de Juntos por el Cambio. Hablo de nosotros, del peronismo, de los que tenemos un compromiso con los derechos de la gente. Me condenan porque condenan un modelo económico. La condena real que dan es la inhabilitación perpetua a acceder a cargos públicos», afirmó la Vicepresidenta.
A modo de ejemplo del funcionamiento de este entramado mafioso, leyó en vivo una serie de chats en el que participan jueces federales, funcionarios del gobierno (opositor) de la Ciudad de Buenos Aires, el CEO de Clarín y el sobrino de su principal accionista, Héctor Magnetto, en el que se intenta ocultar, violando múltiples leyes, un viaje conjunto pago que llevaron a cabo a la estancia del magnate británico Joe Lewis – muy cercano a Mauricio Macri – en Lago Escondido, en el Sur del país.
Fernández develó las severas irregularidades y la corrupción en las que se encuentra sumido el poder judicial, cuyos jueces apegados a la Constitución, indicó, «son una especie en extinción». Sin eufemismo alguno, la dos veces presidenta de Argentina, incluyó en su fundada indignación la situación del máximo escalón judicial, la Corte Suprema de Justicia, comandada por Horacio Rossatti (puesto «a dedo» por Macri y también autoelegido presidente de la misma y del Consejo de la Magistratura).
La motivación de la causa y la sentencia en su contra, antecedida por otras por las que fuera ya sobreseida, tiene su raíz evidente, además de la resistencia durante sus mandatos a ser «una mascota del poder», como lo señaló con contundencia, en la estrategia de persecución política por vía judicial a liderazgos populares progresistas en la región, como en los casos del ahora presidente electo de Brasil Lula da Silva o Rafael Correa en Ecuador.
El fallo será apelado, pero lo fundamental será el repudio masivo y la movilización de una gran parte del pueblo argentino -estafado en su buena fe por los poderes concentrados y sus lacayos judiciales y mediáticos. Es tiempo de profundizar de una buena vez en la posibilidad de que las condiciones de vida de cada ser humano mejoren, en el marco de una democracia real y una mayor autodeterminación.
A continuación, la alocución íntegra de la Vicepresidenta argentina.