Perú atraviesa una violenta situación social que tiene en las condiciones generadas durante la dictadura neoliberal de Fujimori instaurada en el auto-golpe de 1992, sus raíces históricas más recientes.
En el presente los medios masivos de comunicación de la oligarquía peruana han condenado a Pedro Castillo como un dictador, a pesar de haber quedado demostrado que el derrocado presidente electo carecía del más mínimo poder real.
Desde el inicio como presidente Castillo fue confrontado por los grupos de poder que tienen a sus títeres en el Parlamento, en la Fiscalía y en los grandes medios de comunicación y que asediaron sin tregua al gobierno peruano. El 7 de diciembre pasado Castillo intentó cerrar el Parlamento y convocar una Asamblea Constituyente, luego de que en este casi año y medio desde su asunción, en el Parlamento se presentaran tres mociones de vacancia (peticiones para que cesará en sus funciones), le negaran al presidente la salida del país y censuran a sus primeros ministros.
La figura jurídica de la vacancia presidencial utilizada bajo la modalidad de “ incapacidad moral permanente” permite al Parlamento la remoción de la presidencia con una figura jurídica muy ambigua, que facilita la posibilidad de todo tipo de interpretaciones sobre cuestiones morales, éticas o de comportamientos del presidente, que pueden ser interpretadas como perjudiciales para el “ Estado de Derecho”.
Desde hace seis años que esta figura de la vacancia presidencial viene siendo utilizada en el Parlamento de forma reiterada. Específicamente la impulsa la oposición fujimorista de ultraderecha y otros grupos pro oligárquicos. Estas mociones se han aplicado a los ex presidentes, Pedro Kuczynski en diciembre de 2017 y marzo de 2018; contra Martin Vizcarra en septiembre de 2019, septiembre de 2020 y en octubre de 2020. En el caso de Castillo las mociones fueron realizadas en Noviembre 2021, Marzo 2022 y Noviembre 2022. Kuczynski renunció antes de que el Congreso efectuase la vacancia, Vizcarra fue destituido en la tercera de las vacancias y Castillo fue destituido en el curso de la tercera vacancia en su contra.
La Fiscalía de la Nación inició un proceso de persecución judicial actuando con una inusitada velocidad ante las denuncias por supuesta corrupción contra Castillo y su entorno más próximo, su gobierno tuvo más de 70 diferentes ministros, de los cuales muchos renunciaron y otros fueron censurados.
El golpe de estado fue impulsado por la oligarquía peruana, que contó con el apoyo de funcionarios del gobierno de Castillo como el Jefe del Ejército, Walter Córdova y su vicepresidenta Dina Boluarte. Desde el primer momento en que Castillo asume como presidente, las Fuerzas Armadas le mostraron su desprecio y se aliaron al Parlamento y la Fiscalía de la Nación, justamente estas instituciones son las que lo denuncian y detienen al presidente cuando intentaba concretar el asilo político ofrecido por el presidente de México, López Obrador. La denuncia contra Castillo fue realizada bajo los cargos de rebelión, sedición, abuso a la autoridad y perturbación del orden público.
Como ocurre en tantos países de Latinoamérica, en Perú el poder de las FF.AA. está articulado y subsumido al de la Embajada de los EEUU, donde la actual embajadora Lisa Kenna, ha tenido un rol central en el golpe. Kenna es una ex funcionaria de la CIA y del Departamento de Estado con funciones relacionadas a países tan perjudicados por los EEUU, como Irak, Jordania, Egipto y Pakistán.
Luego de la reunión entre Kenna y Boluarte se produce el decreto de Estado de Emergencia, que ha restringido el ejercicio de los derechos constitucionales referidos a la libertad y la seguridad personal, la inviolabilidad del domicilio y la libertad de reunión y de tránsito. A lo gestionado por la embajada de EEUU en Perú se han sumado las recientes declaraciones del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, que instó a Boluarte, a que se realicen en Perú, las “reformas necesarias” para supuestamente proteger la estabilidad del país y que “espera trabajar en estrecha colaboración en objetivos y valores comunes relacionados con la democracia, los derechos humanos, la seguridad y la lucha contra la corrupción”
Asistimos a la recurrente demagogia de los EEUU, ante sucesos políticos y sociales con varios aspectos similares a los ocurridos en Bolivia y Ecuador hace unos años atrás. Como elementos comunes sobresalen: el poder reaccionario y violento de las clases dominantes, la injerencia política de los EEUU, la complicidad de la OEA, y la procuración de defender los intereses de las corporaciones mineras occidentales.
Esto ocurre en momentos en que el conflicto por la predominancia en la economía mundial entre EE.UU. y China, más la guerra en Ucrania entre la OTAN y Rusia, imponen al pseudo Imperio del Norte, asegurarse sus fuentes de materias primas en su “patio trasero” (litio, zinc, oro, plata, petróleo, etc), con una situación en Perú donde China ha instalado varias empresas mineras.
Castillo a pesar de todos los gestos que ha tenido en favor de los EEUU, no se ajustaba al tipo de persona y de gobierno que necesitan las cúpulas locales y de los EE.UU que exigen una absoluta subordinación. Un maestro rural y sindicalista, que llegó a la presidencia del país, significa, algo que las élites peruanas nunca imaginaron que podía llegar a pasar. La ultraderecha local justifica el golpe con el fantasma del comunismo y del terrorismo de fuerzas subversivas izquierdistas. Esta posición está cargada de un enorme cinismo, como comprobamos con el accionar de los golpistas. Son ellos los que llevan asesinadas a unas 30 personas, y han provocado cientos de heridos, la mayoría joven y proveniente de los departamentos más empobrecidos.
La criminal represión policial y militar ha quedado expuesta e incluso ha motivado la renuncia de ministros por este motivo, dañando fuertemente la imagen del gobierno dictatorial y del Parlamento (la institución con menos reconocimiento popular en el país). Boluarte en su mensaje de Navidad ha pretendido darle carácter de tragedia involuntaria a la brutal represión bajo su mando.
La propuesta de Boluarte de elecciones en abril del 2024 fue aprobada en primera instancia por el Parlamento y tendrá que ser confirmada en marzo de 2023. Los sectores oligarcas más reaccionarios han atacado a Boluarte tratándola de débil ante las movilizaciones populares, preparando el terreno para reemplazarla por un auténtico representante de la derecha tradicional, probablemente un fujimorista que se apropie de una falsa “salida institucional”.
Luego de producido el derrocamiento de Castillo, buena parte de los sectores populares solicitaron la disolución del Parlamento por considerarlo antidemocrático y las calles en todas las regiones de Perú (más en el sur del país), fueron ganadas por diferentes manifestaciones criminalmente reprimidas.
Desde nuestra Federación de Partidos Humanistas denunciamos la violenta situación en Perú promovida como hemos mencionado por las cúpulas opresoras locales y extranjeras.
Apoyamos las protestas populares que resisten el atropello de la violencia cupular capitalista y neoliberal en Perú, y que buscan derogar el Estado de Emergencia, poner fin a la represión y las detenciones (incluida la de Castillo) y recuperar los derechos de reunión, manifestación, etc.
Apoyamos las demandas populares de: renuncia de Dina Boluarte, cierre del Parlamento (que hoy impone una dictadura), iniciar un proceso para conformar una Asamblea Constituyente realmente popular que redacte una nueva Constitución, y la liberación y restitución de Pedro Castillo como presidente. No puede permitirse que los llamados “sectores institucionalistas”, promuevan nuevas elecciones donde sean los mismos congresistas los que hagan las supuestas reformas.
La democracia real como sistema de gobierno hacia el cual avanzar y la no violencia activa como método de lucha social, son dos de las propuestas centrales que los humanistas proponemos como ejes prioritarios en el accionar de estos tiempos y como salida a estas violentas situaciones.
La región Latinoamérica necesita conquistar su condición de zona sin injerencia imperialista. El pueblo peruano necesita el apoyo y la solidaridad de todos los pueblos del mundo y en especial de los latinoamericanos. Un camino de construcción de un nuevo tipo de sociedad donde los seres humanos finalmente comprendamos que no habrá progreso, si no es de todos y para todos, pasa en el terreno político por la construcción de una democracia real donde el poder esté realmente en la base social.
Equipo de Coordinación Internacional. Federación Internacional de Partidos Humanistas.