por Ahmet T. Kuru, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de San Diego.
En la mayoría de los países de mayoría musulmana existen graves restricciones a la disidencia religiosa. En esos casos, el problema está asociado a la alianza entre las autoridades religiosas y políticas. Sostengo que la alianza entre los eruditos islámicos (los ulemas) y las autoridades estatales se construyó históricamente, en lugar de ser una característica del islam. De ahí que la idea esencialista de que el islam rechaza intrínsecamente la separación entre religión y el estado, mientras que el cristianismo la apoya, es engañosa. En cambio, este artículo muestra que la alianza ulema-Estado en el mundo musulmán se construyó después de mediados del siglo XI, y revela que la separación Iglesia-Estado en Europa occidental también se institucionalizó históricamente durante ese periodo. Utilizando métodos de historia comparada, el artículo explica los antecedentes políticos y socioeconómicos de estas transformaciones epocales, prestando especial atención a las relaciones entre las clases religiosas, políticas, intelectuales y económicas.
Esta es la parte 1 (de 4) del estudio original en inglés. La parte 2 se puede leer AQUÍ, la parte 3 AQUÍ y la 4, AQUÍ .
Introducción
La mayoría de los países de mayoría musulmana tienen graves problemas en lo que respecta a la libertad de disidencia religiosa.2 Dos tercios de los 49 países de mayoría musulmana del mundo tienen leyes que castigan la apostasía o la blasfemia (abandonar o insultar al islam) de diversas maneras, desde la cárcel hasta la ejecución (Kuru, 2020). En un informe reciente, el Pew Research Center documenta las restricciones religiosas en todo el mundo. Aunque los países de mayoría musulmana constituyen sólo una cuarta parte de todos los casos del informe, constituyen más de tres cuartas partes de los casos «con leyes y políticas más restrictivas hacia la libertad religiosa».3
La libertad religiosa requiere un cierto nivel de separación entre religión y Estado. Si el Estado impone plenamente una religión determinada, esto significa ineludiblemente discriminaciones legales, financieras y discursivas contra quienes no la profesan. Dicha instauración implica restricciones incluso para aquellos que creen y practican la religión establecida, pero de una forma diferente a la definida por el Estado. Según una bien conocida percepción, el islam rechaza intrínsecamente la separación entre religión y Estado. Si esto es cierto, en el mundo musulmán es imposible lograr la plena libertad religiosa, en particular para los que tienen opiniones discrepantes.
Según esta percepción, el cristianismo adopta esencialmente la separación entre religión y Estado, mientras que el islam la rechaza. Los que promueven esta percepción aportan algunas pruebas textuales. Citan una frase bíblica, «dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios» (Lucas 20: 25), para mostrar la separación iglesia-estado en el cristianismo). Y citan erróneamente al profeta Mahoma atribuyéndole una máxima «La religión y la autoridad real son gemelas. La religión es un fundamento y la autoridad real es un guardián. Todo lo que no tiene cimientos se derrumba y lo que no tiene guardia perece». En realidad, esta máxima pertenece al rey fundador del Imperio sasánida, Ardashir I (r. 224-42). Varios de los dichos de Ardashir se tradujeron al árabe y este en particular se ha utilizado para justificar la asociación entre los eruditos islámicos (los ulema) y los gobernantes musulmanes, o lo que yo llamo la alianza ulema-Estado.
Incluso si esta afirmación hubiera sido un hadiz verdadero -un registro sobre las palabras y acciones del profeta Mahoma- no habría importado mucho, porque las relaciones religión-Estado tanto en el cristianismo como en el islam son demasiado complejas para ser explicadas por una frase bíblica o un hadiz. Este artículo mostrará esta complejidad explorando las características cambiantes de las relaciones religión-Estado en el mundo musulmán y en la cristiandad occidental, centrándose en las transformaciones que comenzaron a mediados del siglo XI en ambas regiones.
En realidad, el islam tenía una historia de cierta separación entre religión y Estado. Entre los siglos VIII y XI, los eruditos islámicos solían considerar corruptas las relaciones estrechas con las autoridades políticas. Los ulemas preferían financiarse en el sector privado, especialmente en el comercio. Sólo una pequeña minoría de ellos trabajaba como servidores del Estado. Durante ese periodo, el mundo musulmán produjo eruditos creativos tanto en ciencias religiosas como no religiosas. Europa occidental, en cambio, estaba bajo la hegemonía del clero católico y la aristocracia militar. A diferencia del mundo musulmán, Europa occidental carecía de clases intelectuales y mercantiles influyentes.
Sin embargo, hacia el año 1050 surgió un nuevo sistema político en el mundo musulmán. En lugar del antiguo sistema, que permitía cierto nivel de emprendimiento económico privado y diversidad religiosa dentro del islam, el nuevo sistema político -representado principalmente por el Imperio Selyúcida (1040-1194)- centralizó tanto la economía como las instituciones educativas islámicas. Una característica importante del nuevo sistema fue la alianza entre los ulemas y los gobernantes militares. La alianza ulema-Estado declaraba apostasía las opiniones «no ortodoxas» de los filósofos musulmanes. La base institucional de esta alianza era una nueva red de madrasas o escuelas de derecho y teología islámicos.
Y también en torno al año 1050, Europa Occidental comenzó a experimentar un proceso casi en sentido contrario. Desde mediados del siglo XI hasta mediados del siglo XII, la Iglesia Católica y varios reyes intentaron dominarse mutuamente. El fracaso de estos intentos condujo a la institucionalización de la separación entre Iglesia y Estado. Esto contribuyó al creciente equilibrio de poder entre varias instituciones en Europa Occidental, lo que finalmente condujo a la diversidad filosófica y religiosa.
Este artículo explicará que la alianza ulema-Estado no era una parte esencial del islam, sino que se construyó durante y después de mediados del siglo XI. Del mismo modo, la separación Iglesia-Estado en Europa Occidental fue el resultado de un proceso histórico que comenzó a mediados del siglo XI. En la terminología de las ciencias sociales, tanto para el mundo musulmán como para el occidental, la segunda mitad del siglo XI fue una «coyuntura crítica» que dejó un legado «con consecuencias para la trayectoria futura» de los siglos posteriores. Este legado ha tenido importantes repercusiones en los sistemas religiosos y políticos de ambas regiones.
(CONTINUARÁ)
Dados su extensión e interés, publicaremos en 4 partes este interesante estudio.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen
Ahmet T. Kuru,PhD, Profesor, Universidad Estatal de San Diego, California, Estados Unidos States.E-mail: akuru@sdsu.edu
Kuru es autor de “Islam, Authoritarianism, and Underdevelopment: A Global and Historical Comparison (Cambridge University Press, 2019)” («Islam, autoritarismo y subdesarrollo: una comparación global e histórica»). Esta serie de 4 ensayos proviene de su artículo más extenso titulado «»Islam, Catholicism, and Religion-State Separation: An Essential or Historical Difference?» («El islam, el catolicismo y la separación entre religión y Estado: ¿Una diferencia esencial o histórica?») International Journal of Religion, Vol. 1, No. 1 (https://ijor.co.uk/ijor/article/view/982/865)