Construir relaciones basadas en la confianza, en el trato amoroso y honesto con uno y con los demás, a veces se nos desdibuja y se comienza a enredar.
Todo se dificulta y va a contrapelo. ¿Razones? ¡Muchas!
Se observa desde la Clínica, la verdadera intención de avanzar por ese camino. A veces, se ve el esfuerzo por saltar sobre las experiencias del pasado, abrir un futuro querido y desplegarse hacia él en un magistral vuelo.
Sin embargo, a mitad del ascenso algo falla terminando todo en un aterrizaje forzoso.
Allí frente al “accidente”, se observan las piezas destruidas y en un loco intento por retomar nuevamente el vuelo, se ensamblan las partes a toda prisa, intentando reconstruir aquello que, desde su condición de origen, nunca estuvo bien armado.
Me pregunto si en ese intento por lograr un buen trato con uno y con los demás, hemos indagado realmente respecto de cómo queremos ser tratados y si doy aquello que estoy pidiendo.
Pareciera ser que cuando logramos responder estas preguntas y actuar en consecuencia, recién ahí podremos avanzar en aquella fórmula que nos permita vincularnos realmente como lo deseamos, de lo contrario, ya sabemos… terminaremos ahogándonos en el intento.