Este mes de septiembre ha finalizado el segundo ciclo de talleres de desarrollo humano en contexto de encierro, que ha sido impartido por un equipo de humanistas en los penales de la provincia de Buenos Aires.
Durante los últimos 6 meses se han realizado 14 sesiones en línea, en las que han participado alrededor de 3.000 personas privadas de libertad. En estos talleres, mediante prácticas internas, se han trabajado temas como la reconciliación con otros y con uno mismo, la superación del resentimiento, el reconocimiento de injusticias, la identificación de los fracasos o las posibilidades de futuro. Como sabemos, estos son temas importantes que requieren ser estudiados y comprendidos para avanzar sin temor y superar la violencia interna y el sufrimiento.
También se han trabajado herramientas como las experiencias guiadas, el pedido o la experiencia de paz, técnicas que nos ayudan a relajar el cuerpo, tranquilizar la mente y aquietar el corazón y nos permiten adentrarnos en nuestro mundo interno.
La iniciativa ha sido facilitada por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires a través de la Directora de Deporte y Cultura, Claudia Rodriguez. Se trata de un proyecto pionero, un ejemplo de cómo contribuir con un nuevo enfoque en la mejora de la situación de las personas privadas de libertad, en su proyección a futuro y en definitiva en la superación de la violencia social y personal, así como en la posibilidad de encender una chispa de esperanza en la población carcelaria.
La asistencia a los talleres ha sido muy numerosa, más de 3.000 personas en algunas sesiones, y los participantes han interactuado de manera muy activa en todas las reuniones. Los testimonios de los participantes confirman como para ellos estos talleres de intercambio sobre temas tan humanos, han sido un apoyo importante en su vida cotidiana en situación de encierro. Algunos describen como en las diferentes comunidades carcelarias ha disminuido la hostilidad, la agresividad, la ira y ha aumentado la empatía y las ganas de mejorar el ámbito y las relaciones entre ellas.
Los participantes han interpretado músicas y canciones y han compartido poemas, meditaciones, reflexiones, dibujos o testimonios como los siguientes:
“Les cuento, con alegría, que mediante las experiencias guiadas logré sanar mis penas y dejar atrás mis agonías. Conecté con gente hermosa con la que nos unían las ganas de no desperdiciar nuestros días. Todos juntos recorríamos un sendero hacia una mejor vida”.
“Cuando comenzó el taller no imaginábamos hacia donde nos llevaría, nos ha llevado a poner las expectativas en nosotros mismos. El ayer no importa, importa lo que podamos lograr de aquí en más, aprendiendo de nuestros errores, evolucionando como personas, elevando nuestra conciencia. Podemos decir que nuestras rejas mentales ya nunca más nos encerrarán”.
“Me gusta escucharla, aprendí y aprendo cada segundo de mi vida y en mi camino siempre encuentro a personas agradables que caminan conmigo. No tengo dudas de que podemos construir algo mucho mejor que esto, nos lo merecemos simplemente como seres vivos que habitan este bellísimo planeta”.
Para el equipo organizador de los talleres también ha sido una experiencia muy emotiva y enriquecedora. Poder escuchar los testimonios de tantas personas, compartir sus reflexiones, ayudar a encender el fuego interno, a abrir la esperanza de un futuro luminoso y lleno de posibilidades es un intento que vale la pena vivir.